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Defender la universidad pública es la única manera de garantizar que todos los colombianos puedan acceder a la educación superior y por ende que el país se desarrolle científica y tecnológicamente
Esta mañana desperté con una sonrisa gigante luego de haber disfrutado anoche de un concierto maravilloso en el que Ricardo Arjona me recordaba cuánto disfrutaba de sus canciones cuando era un adolescente. Me levanté y encendí mi computadora tarareando “Si el norte fuera el sur”, una de mis canciones favoritas y que por supuesto escuché encantado, en vivo y en directo, de la voz de su autor.
Pero ninguna dicha puede ser completa, luego de ver que habían publicado mi artículo “MENTIRAS Y VERDADES SOBRE LA RETENCIÓN DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA” (ver artículo: http://mx.globedia.com/mentiras-verdades-retencion-rector-universidad-nacional-colombia) empecé a leer los titulares de la wradio.com.co. Por pura coincidencia el segundo titular rezaba: “Las universidades públicas no van a quebrar”: Ministra de educación. ¡Qué maravilla! Pensé yo, otro buen recuerdo que me quedará de estos días. Pero seguí leyendo el titular: “la Ministra de Educación, Cecilia María Vélez, calificó la aprobación de un presupuesto de 160.000 millones para inversión en universidades públicas como una buena noticia para la educación”. Ahí se me borró la sonrisa ¿No era acaso medio billón de pesos lo que se necesitaba?
Hice click en el link del artículo para leerlo completo y ¡oh sorpresa! No había mucha información sobre el particular. La noticia se despacha en 4 párrafos. El primero repite lo que aparece en el titular. El segundo hace un salto para contarnos que los estudiantes de las universidades públicas marcharon el día anterior por las calles de Bogotá. El tercer párrafo cuenta que los rectores y estudiantes dicen que ese dinero no alcanza para superar la crisis, pero inmediatamente dice que la ministra Vélez los desmintió y que las universidades no se van a quebrar. Y finalmente el quinto párrafo repudia los hechos acaecidos el viernes pasado de los cuales hablé en mi artículo de ayer.
La manipulación de la noticia es clarísima, no explica cuáles son las verdaderas necesidades presupuestarias de las Universidades, no explica por qué los estudiantes se ven obligados a marchar, el último párrafo intenta confundir a la opinión pública haciéndola creer que los estudiantes son delincuentes extremistas que no reconocen el esfuerzo tan grande del gobierno nacional por salvar a las universidades, finalmente, el artículo no cuenta que esos 160.000 millones de pesos no alcanzan para cubrir el déficit de medio billón de pesos y no explica por qué se generó ese déficit.
Por supuesto que todas estas acciones redundan en la disminución de la calidad de la educación y en la imposibilidad de que los estratos bajos accedan a los servicios educativos universitarios
El movimiento que llevó a los estudiantes a marchar el día anterior y presionar una reunión con el rector de la Nacho la semana pasada no se inició de la noche a la mañana, no fue así porque sí. Estas actividades son parte de otras tantas que se vienen adelantando desde 2007 cuando se le advirtió al gobierno que el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 lesionaría seriamente las finanzas universitarias. Especialmente porque el artículo 38 de dicho documento obliga a las universidades a asumir sus pasivos pensionales, lo que debería ser obligación del estado; dicha carga es tan grande que los ingresos de los centros educativos no alcanzan a cubrirla.
Así las cosas, la única manera de salvar los claustros sería aumentar las matrículas, cerrar los programas académicos no rentables (filosofía, artes, ciencias humanas y sociales), disminuir el gasto en investigación y reducir el personal. Por supuesto que todas estas acciones redundan en la disminución de la calidad de la educación y en la imposibilidad de que los estratos bajos accedan a los servicios educativos universitarios. Situación que ya se vivió en la Universidad del Atlántico y que, como puede constatar el lector al acercarse a la Universidad Pública más cercana, se está dando en el resto del país.
En aquel momento, y como es costumbre del Señor Presidente de la República, las críticas fueron desestimadas por tratarse de voces contrarias a los “máximos intereses de la Patria” y de su gobierno. Lo triste es que hoy estamos viendo que, efectivamente, eran los estudiantes quienes tenían la razón.