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Alma, corazón, alquimia y confusión

10/08/2021 05:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Desde el principio de la humanidad, cuando aún no estábamos civilizados, venimos arrastrando una confusión que se ha grabado en nuestro inconsciente y que compartimos cultos e incultos, científicos e indocumentados

Ya hemos mencionado en otros artículos a Platón y sus aportaciones a esta confusión cuando hablaba del alma como algo inmortal que trascendía a la vida de los individuos.

También sabemos que en muchas culturas se sigue llamando al vino y otros licores bebidas espirituosas en clara referencia al alma, como algo que se puede animar desde el cuerpo.

Y por supuesto sabemos que la gran mayoría de las religiones creen en la existencia del alma como la inmortalidad y la capacidad para reencarnar, bien en sí mismos bien en otros seres vivos.

Desde la Epopeya de Gilgamesh (2570 aec) se comienza a andar el camino del alma, el espíritu, el de las sombras, esas por las que pregunta a su amigo Enkidu preocupado por la muerte y que presenta dos pasajes contradictorios:

—Dime, amigo mío, dime, amigo mío,

dime la ley del mundo subterráneo que conoces.

—No, no te la diré, amigo mío, no te la diré;

si te dijera la ley del mundo subterráneo que conozco

te vería sentarte para llorar.

—Está bien. Quiero sentarme para llorar.

—Lo que has amado, lo que has acariciado y que placía a tu

corazón,

como un viejo vestido, está ahora roído por los gusanos.

Lo que has amado, lo que has acariciado y que placía a tu

corazón,

está hoy cubierto de polvo.

Todo eso está sumido en el polvo,

todo eso está sumido en el polvo.

 En esta primera parte de la conversación nos habla del cuerpo que se ha acariciado, de la materia, para advertir que todo se ha reducido a polvo.

 Pero en la segunda parte Gilgamesh cambia el discurso por la existencia del alma, el espíritu…

 —Aquel a quien la muerte de… ¿Lo has visto?

—Lo he visto; está tendido sobre el lecho y bebe agua fresca.

—Aquel que cayó en la lucha, ¿lo has visto?

—Lo he visto; su padre y su madre le sostienen levantada

la cabeza y su mujer lo estrecha entre sus brazos.

—Aquel cuyo cadáver está abandonado en la llanura, ¿lo has

La alquimia sería la explicación de la transformación de la materia en alma

visto?

—Lo he visto; su espíritu no halla reposo en el mundo de las

—Aquel ante cuyo espíritu nadie rinde culto, ¿lo has visto?

—Lo he visto; come los restos de las ollas y las sobras

de los platos que se echan a la calle…

Esta es la cuestión, desde el principio de los siglos de la memoria del hombre, el cuerpo muere pero el alma sigue viva en el mundo de las sombras, pero el alma no tiene corazón, el corazón se convierte en polvo con el cuerpo y esta idea es la que va ser transmitida generación tras generación hasta el final de la edad media.

¿Si no tiene corazón el alma, entonces, por qué asociamos el corazón a los sentimientos? ¿Cuál es la razón que lleva a los seres humanos a pensar que hay vida después de la muerte? El miedo a la muerte, el miedo a perderlo todo.

Gilgamesh, (su espíritu, su mensaje) siguió vivo y sigue vivo, tal como cuenta su Epopeya, él sigue habitando el inframundo, el está en la casa de entrada al mundo de los muertos, es el guardián del mundo de los espíritus.

Desde la Epopeya de Gilgamesh, y después en las grandes obras grecolatinas, el hombre ha tratado por todos los medios de vivir rodeado de mentiras, soñando en una vida después de la muerte, para huir de la realidad de la muerte.

Tuvo que llegar Descartes para poner orden y concierto en este asunto y decirnos que mientras se piensa se existe, pero el hombre siguió viviendo en el absurdo de la mano de los nuevos científicos como Isaac Newton que llegó a definir el universo como un gran reloj y a dios como su relojero.

Claro que lo de Newton se explica mejor no porque fuera un meapilas hijo de un fanático religioso…no, por eso no, se explica mejor, porque su grado de locura le llevó a creerse dios.

Al fin y al cabo fue fundamentalmente él y gracias a él cuando se empezaron a establecer las leyes que regulan la vida en el universo.

Su alma sigue viva en su obra, pero su cuerpo pertenece al polvo, ese que no puede reparar ningún relojero, por mucho que experimente con la alquimia que le llevo a una gran confusión en su mente.

 

 

@ordosgonzalo

 

 

gonzalo  alvarez-lago   garcia-teixeiro


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