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La ansiedad, el camino de la angustia y el síntoma a través de la mirada del psicólogo Fernando Ben

03/08/2022 07:52 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Si una persona que aparentemente no tiene ansiedad, invariablemente puede sentirla en este entorno presentado, tal vez aquellos que tienen ansiedad en este entorno. ¿Cómo lo soportan? ¿Cómo lo manejan? Creo que muchos fingen tener calma, fingen soportarlo, hasta que ya no lo consiguen

Fernando Ben (Foto: Thais Ben)

El mundo moderno se basa en un entorno ansiogénico. Se podría decir que, en otros tiempos, las personas que vivían en ciudades alejadas de las grandes metrópolis vivían con menos estrés y, en consecuencia, estarían sujetas a menos ansiedad. Pero la contemporaneidad surgió, estalló en una rutina de información y demandas que evocan la ansiedad como parte del lenguaje, de la comunicación de las masas. Basta con encender la televisión y ver el modus operandi de las noticias, o incluso los anuncios que exploran una necesidad psicológica de pertenecer a la premisa de la felicidad. Un ejemplo de esto es la venta de productos que indican su uso a la felicidad, luego quien use el producto pertenecerá a la lista de aquellos que son felices. Otro factor puede ser también la demanda de producción cada vez mayor incluso en las zonas rurales. Me doy cuenta de que esta estructura de lenguaje y urgencia de una idea de desarrollo deja siempre una falsa o real búsqueda de producir, pensar o concluir «algo», un «algo» que nunca satisface la demanda.

Evité mencionar los celulares y toda esta relación virtual que nunca se cumple en una demanda real, ya sea desde los sentidos o desde la percepción entre lo psicológico y lo biológico humano.

Si una persona que aparentemente no tiene ansiedad, invariablemente puede sentirla en este entorno presentado, tal vez aquellos que tienen ansiedad en este entorno. ¿Cómo lo soportan? ¿Cómo lo manejan? Creo que muchos fingen tener calma, fingen soportarlo, hasta que ya no lo consiguen.

Durante este proceso de supuesta paz para los demás, habrá un vacío, una carencia, una mala sensación de “algo” que no está encajado en el entorno, entre otras percepciones. Y “esto” tiene un nombre, he aquí, aparece la angustia. Para Jacques-Marie Émile Lacan (1901-1981), psicoanalista francés, la angustia en sí misma es un afecto y no un síntoma. Porque, como afecto, la angustia se mantiene a la deriva, porque nunca se rebasa (nunca es “protegida” por el mecanismo de defensa. No se olvida, no vuelve al inconsciente). Y exactamente por eso es tan inquietante, por no estar vinculada a la red de significantes, siendo, así, no susceptible de ser representada.

Sin embargo, como didáctica, me tomaré la libertad de ponerlo aquí para los laicos, que la angustia puede no ser un síntoma, pero presenta dos aspectos fundamentales. Uno en el campo subjetivo, es una mala percepción, sin embargo, esta percepción se convierte en una sensación, porque va al cuerpo. Y en este momento, hay una psicososomización. Un nuevo término, que Sándor Ferenczi (1873-1933), médico y psicoanalista húngaro, ya había descrito en 1926, en su obra Organ Neuroses and his Treatment, que habría una influencia directa en la neurosis orgánica del psiquismo. Es decir, que el psiquismo enfermo, enfermaba la parte física también.

En esta perspectiva, la angustia que está presente en cada individuo provoca en quien siente ansiedad una percepción de sufrimiento psíquico mayor y cuanto más aumenta, ella encuentra el cuerpo físico. De ahí lo que se entiende por psicosommatización. Y cuando no hay un tratamiento inicial, puede causar un sufrimiento aún mayor.

Desde la perspectiva neurobiológica, actualmente hay un aumento en la vigilancia y el estado de alerta, la activación de la división simpática del sistema nervioso y la liberación de cortisol por las glándulas suprarrenales.

El hipotálamo que tiene un papel central en la organización de una respuesta humoral, visceromotora y somático-motora se desregula y compromete el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). Luego, la hormona cortisol, es liberada por la glándula suprarrenal en respuesta a un aumento en los niveles sanguíneos de la hormona adrenocorticotrófica (ACTH), la glándula pituitaria libera la hormona corticotrofia (CRH) del hipotálamo. Las neuronas hipotalámicas que secretan CRH están reguladas por la amígdala y el hipocampo. Luego, el núcleo central de la amígdala se activa, interfiere con el eje HPA y se emite la respuesta al estrés. Esto se debe a la ansiedad. También vale la pena recordar que el hipocampo contiene receptores para glucocorticoides que son activados por el cortisol, y con altos niveles de cortisol, los síntomas físicos se agrandan aún más.

Cuando esta respetable revista me pidió una breve consideración de la ansiedad, pensé que hablar de los conceptos ya vistos en tantos artículos no sería relevante como reflexión porque sería redundante.

Sin embargo, hoy percibo la ansiedad como un efecto de un sistema socioeconómico-cultural-ideológico defectuoso, una máquina creada para producir, para dar una falsa idea de conquista y pertenencia, que no se sostiene en la práctica. Por otro lado, surge una demanda industrial en la fabricación y comercialización de medicamentos de forma indiscriminada, prometiendo un alivio inmediato.

¿La ansiedad en este prisma es causa o efecto social?

¿Los ansiosos son pacientes biológicos solamente o producto de una sociedad que no se sostiene en su búsqueda constante de poder y demostración de éxito?

Espero que este boceto, que produje como un ensayo sin pretensiones y por libre asociación, provoque cuestionamientos, pues ni yo, ansioso que soy, aún puedo producir el análisis completo de los hechos expuestos. Pero como psicólogo, he notado que la clínica, asociada a otros profesionales del área de la salud, como psiquiatras, terapeutas ocupacionales, etc. causa excelentes resultados.

Fernando Ben es psicólogo e investigador científico, vive en Rio de Janeiro, Brasil.

Actualmente tiene una maestría en psicología social en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro y está orientado por Ana Maria Jacó Vilela, PHD en psicología y directora del instituto de psicología de la UERJ. En su investigación de maestría, Fernando Ben analiza en la historia de la psicología el discurso sobre el niño en la obra de Emílio Mira y López (1986-1964), cubano, psiquiatra, profesor de psicología.


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Autor:
Pablo Ramirez (129 noticias)
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Tipo:
Nota de prensa
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