Fernando Alexis Jiménez

El negocio lucía prometedor. Tornarse accionista en una empresa de casas prefabricadas cuyo propósito era posicionarse en el mercado, aprovechando especialmente proyectos de expansión urbanística al sur de la ciudad.

< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />  

Sacó todo el dinero de sus cesantías en la empresa. Su esposa estaba emocionada. “Por fin nos daremos el viajecito a Europa que tanto habíamos soñado”.

Pero las cosas comenzaron a ir mal. El negocio no florecía. Por el contrario, iba de mal en peor. Su cuantiosa inversión quedó reducida a un montón de hierros retorcidos, losas de concreto fracturadas y restos de materiales arrumados en el inmenso patio de la constructora.

“Estamos arruinados”, le dijo una noche a su esposa, presa de la desesperación. “Ya no habrá viaje a Venecia ni siquiera un recorrido por el Lago de Maracaibo, en Venezuela, como tanto habías soñado”.

Aunque le dolió admitirlo, había obrado movido por las corazonadas aun cuando su pastor le insistió que orara a Dios. Por eso, si usted ve a Gerardo, por favor, ni se le ocurra mencionarle negocios y menos de construcción. Sale despavorido…

¿En nuestra voluntad?

Hay dos formas de hacer las cosas: en nuestra voluntad o en la de Dios. Nuestra primera inclinación es concebir y desarrollar proyectos de acuerdo con la lógica que nos orienta, alrededor de la cual nos desenvolvemos: “Del hombre son las disposiciones del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua”(Salmo 33.1)

Esa condición de ser proclives a obrar a motu propio     es responsable de los constantes fracasos a que nos vemos abocados. Tenga siempre presente que el hombre planea, pero es Dios quien tiene la última palabra: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos”(Salmo 33:9).

¿Quiere tener éxito en sus proyectos?

Es probable que se encuentre a las puertas de emprender un sueño o un proyecto. Maravilloso, pero ¡cuidado! En sus fuerzas es probable que las iniciativas terminen en fracaso. Tenga presente que el corazón, como lo enseña la Biblia, es engañoso y puede arrastrarnos hacia la derrota, motivados por las emociones.

Mida cuidadosamente sus pasos

Un comerciante próspero, a quien la crisis económica del país lo condujo a la derrota, reflexionaba que “Las corazonadas no son buenas. Cuanto negocio que hacía, porque lucía prometedor, terminaba en un rotundo fracaso”.

Su dolorosa experiencia le obliga a repensar sus decisiones en consonancia con un principio infalible de la Biblia, que opera en el reino de Dios y que se fundamenta en medir cuidadosamente cada paso que damos: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá”(Salmo 19:219

Movernos conforme a lo que dispone el mundo que nos rodea, no siempre nos llevará a la realización plena, por el contrario, es posible que las circunstancias se tornen adversas. “De Jehová son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre sus caminos?”(Proverbios 20:24).

Es hora de reconocer que nuestra “corazonadas” no siempre resultan eficaces. Sólo de esta manera podremos dar pasos hacia la victoria.

¿Qué hacer?

Un paso infalible en dirección a la concreción de nuestros sueños, metas y proyectos, estriba en involucrar a Dios en todo cuanto hacemos.

La Biblia nos enseña algo fundamental. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”(Salmo 37:5) También instruye la Palabra: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”(Proverbios 16.3)

Someter nuestros proyectos al Señor y permitirle que se manifieste con poder, guiando nuestros pasos, es un principio eficaz que orienta nuestros pasos al triunfo.

Recuerde siempre que hoy, desde hoy mismo, su vida no solo va a cambiar sino que dejará sentadas las bases para ser un vencedor en todo cuanto emprenda, dependiendo enteramente de nuestro amado Padre celestial. ¡Experimentará los resultados! Tome la decisión ya….

Fernando Alexis Jiménez – Email fernandoalexis@aol.es

Contacto (0057)317-4913705