Son 5 meses de gobierno y los enemigos de la Administración de Bogotá, aún se obstinan en afirmar, que Gustavo Petro no ha empezado a gobernar, confunden a los incautos haciéndoles creer que Petro no gobierna, que Petro está en campaña.

Para ellos reducir el índice de criminalidad en la Capital, no es gobernar, entregarles el mínimo vital de agua a los bogotanos, no es gobernar, darse la pela por quitarle el manejo del transporte público y buscar la forma de rebajar la tarifa de Transmilenio, no es gobernar, haber firmado el Programa de Atención Integral a la Primera Infancia, no es gobernar, entregarle la participación en la distribución de los recursos públicos a las comunidades, no es gobernar, destapar la corrupción en el sistema de salud como ocurrió en el Hospital de Meissen, no es gobernar, para ellos gobernar es, sinónimo de calle 26, sinónimo de carrusel de la contratación, sinónimo de corrupción.

Y no se ha avanzado como se debiera avanzar, gracias a la obstaculización a los proyectos y saboteos en el Concejo Distrital, por parte de algunos concejales que sienten pisadas de animal grande.

Los últimos hechos bochornosos los lideraron los concejales Javier Palacio y Orlando Parada, cabildantes que aún tienen una deuda moral y pública con la ciudad, por la presunta participación en el carrusel de la contratación y la alianza delincuencial con los hermanos Moreno Rojas y Los Nule.

Y es obvio que anden preocupados, la lentitud de la justicia colombiana para algunos casos como el de investigar el carrusel de la contratación es extremadamente cojo, y es natural, son millones de millones los que se encuentran regados en muchas dependencias públicas y judiciales, los que no dejan rodar libremente las ruedas de la justicia como debe ser.

Esos concejales deberían estar presionando en los estrados judiciales para que sus nombres queden limpios de toda culpa si en verdad lo son, dentro de la investigación que se les sigue por el robo de los recursos de la ciudad.

Los niños del carrusel - Dónde carajo está Umaña Hoy después de ser llamados por la Fiscalía, acusados del presunto torcido en detrimento de la Capital Colombiana, pretenden hacer con Gustavo Petro, lo que no hicieron durante los 4 años que Samuel Moreno Rojas y Los Nule se robaron la ciudad.

Con qué moral y credibilidad se erigen salvo guardianes de los recursos públicos del Distrito, con qué moral califican de clientelista a la actual administración, cuando ellos están preocupados por perder sus cuotas burocráticas en la Alcaldía por lo que han llamado masacre laboral.

Están torpedeando el desarrollo de la ciudad con una actitud mezquina y revanchista con el actual Alcalde solo porque éste denunció y destapó la olla podrida de la contratación, donde infortunadamente ellos resultaron salpicados. Ajá y qué culpa tiene la estaca si la nena salta y se ensarta.

Esas posturas asumidas por la vieja clase política del Distrito no les queda ni regular. Son muchos los sectores que reconocen que el Plan de Desarrollo presentado por Gustavo Petro, no tiene la más mínima improvisación, sino que está desarrollado en coherencia de lo que realmente necesita la ciudad.

Samuel Moreno Rojas - El Capo La ciudadanía no puede mamarse 4 años de estancamiento, solo porque a un grupo de sin autoridad moral, se les ha dado la gana de tomar revancha política y venganza contra quien destapó la corrupción criminal con que se han robado la ciudad durante años, en vez de estar agradecidos con Gustavo Petro que los haya vinculado en esos hechos delictivos, porque así pueden demostrar que son inocentes y recuperar la sana confianza de sus electores.

En última instancia, será la ciudad quien esta vez se movilice, ya no para sabotear la Administración buscando en Transmilenio un florero de Llorente, sino para obligar al Concejo Distrital a tener un poco de consideración con el desarrollo social de la ciudad, porque no podemos quedarnos cruzados de brazos preguntándonos, ¡eche! Dónde carajo está Umaña.

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