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Hoy sábado me he levantado tan pronto, he empezado a leer la prensa digital tan temprano, me he asomado a la terraza aún de noche y he descubierto, atónita, que todavía no habían puesto las calles. Pensaba que durante la noche continuaban puestas, pero no es así. Y me he quedado atónita y gratamente sorprendida. Había una playa bajo los adoquines. Ya amaneciendo, miles de albañiles, aparejadores, jefes de obra y transportistas afectados por la crisis de día se afanan por volver a poner cada baldosa en su lugar, listas para ser pisadas de nuevo por la multitud. El sol acabará de hacer el trabajo y secará el mortero hasta la próxima noche. Pero debajo de cada adoquín hay una playa, yo lo he visto con mis propios ojos. Incluso me ha llegado hasta la ventana el olor del mar, salado, tibio, tan conocido… Contenta, me he puesto a bailar en medio de la noche. Feliz fin de semana.