Serbia y Bosnia temían este miércoles nuevas crecidas del río Sava mientras comenzaban a evaluar el alcance de los daños provocados por las peores inundaciones del último siglo, que han afectado a más de 1, 6 millones de personas y dejado 49 muertos.

El río Sava, que desemboca en el Danubio en Belgrado, seguía creciendo, y miles de voluntarios trabajaban en las ciudades de Serbia por las que pasa para reforzar los diques de contención.

"Esperamos crecidas máximas el miércoles y el viernes. Si esto ocurre, podremos afirmar que hemos protegido Belgrado", declaró el alcalde de la capital serbia, Sinisa Mali.

En el noreste de la vecina Bosnia, la situación era más difícil, especialmente en los alrededores de Orasje, una ciudad en la que los voluntarios han levantado un muro con sacos de arena de 6 kilómetros de longitud a lo largo del Sava.

"El Sava todavía es una amenaza. Los daños son tan grandes que la región tardará diez años en recuperarse", declaró Blaz Zuparic, un responsable del municipio de Orasje.

Varios pueblos de los alrededores de Orasje están completamente sumergidos bajo el agua, especialmente Kopanica, donde sólo se ven los tejados de las casas, según una imagen transmitida por la televisión nacional.

"Ahora sólo Dios nos puede ayudar a aguantar. Además de la catástrofe ecológica, la región conocerá un segundo éxodo en 22 años", dijo Zuparic, refiriéndose al desplazamiento de la población provocado por el conflicto intercomunitario en Bosnia (1992-1995).

En las ciudades en las que el agua ya ha bajado, los habitantes están en una carrera contrarreloj para limpiar y desinfectar con el fin de evitar epidemias. En Bosnia y en Serbia, se amontonan los cadáveres de toneladas de vacas, ovejas, cerdos y otros animales domésticos ahogados que están en descomposición.

Las condiciones climáticas más clementes de los últimos días, con temperaturas que superan los 24 grados, permitieron que comenzara el trabajo de limpieza y desinfección de las zonas afectadas.