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Cuando todo parecía indicar que íbamos a ver a Ferrari más lejos de Mercedes y que 2017 iba a volver por los mismos derroteros de los tres años anteriores, algo ha pasado. Vettel no alcanzó en Baréin la primera fila de la parrilla como sí logró en Australia y China, y estuvo más lejos del tiempo ambos hombres de la estrella. Pero aún así, los de Maranello confiaban en sus posibilidades. Las 'flechas plateada' siguen siendo los más rápidos pero no son los más fuertes en todos los aspectos. Los germanos solo parecen aprovechar sus virtudes en clasificación mientras que los italianos despliegan todo un recital durante la carrera: salida, ritmo, degradación de neumáticos y estrategia.
Sebastian cumplió en los primeros metros al superar a un Lewis conservador. El alemán se veía con posibilidades detrás de un Bottas inexperto como líder de una carrera de F1. El finés retuvo a los dos favoritos de este mundial y Ferrari tiró de estrategia, arriesgó y ganó. Vettel paró antes que los Mercedes y, a pesar de un coche de seguridad nada oportuno para él, superó a Valtteri y metió en problemas a Hamilton. Lewis se equivocó al ralentizar a Ricciardo antes del 'pit lane' porque ni evitó que el australiano le superara ni que le sancionaran por tan inútil maniobra. Después de este momento el británico brilló pero ni con su exhibición de ritmo pudo con un Vettel que controló la carrera y lo hubiera hecho igual sin los 5 segundos de penalización al líder de Mercedes. El '44' es el número 1 de su equipo y Bottas, a pesar de la 'pole' del sábado, no parece rival para él y diría algo más: si no cambia será un problema para que luche por el mundial, tal y como ocurre con Kimi en Ferrari. Los dos pilotos fineses no están poniendo en aprietos a los rivales de sus compañeros y el que lo haga puede convertirse en juez de un mundial que se intuye apretado, que se decidirá por pequeños detalles.
Los dos hombres de Finlandia no cuajaron una buena actuación aunque Räikkönen sí que logró un buen ritmo a final de carrera que casi le permite pelear por un podio que aún no ha pisado en 2017. Sus últimas vueltas estuvieron al nivel de las de Vettel y hacen presagiar que, en cuanto disfrute de un fin de semana sin sobresaltos, podrá poner a aprietos a los Mercedes. Si no lo hace (y Bottas tampoco se pone las pilas) los Red Bull siguen dando pasos para pelear con los favoritos y no dudemos de que aprovecharán cualquier posibilidad para hacerlo. Quizá Verstappen hubiera vuelto a subir al podio si su carrera no hubiera terminado de forma prematura porque sus frenos no estuvieron al nivel de su ímpetu; mientras que Ricciardo lo tuvo casi imposible tras una mala salida, una estrategia equivocada y un ritmo comprometido por el tráfico que se encontró por los dos motivos anteriores.
Tras los tres mejores equipos, como en Australia, volvió a estar un Massa que aprovechó su veteranía para inmiscuirse en la lucha de los mejores y que los que tenía por detrás se hundieron y sus perseguidores fueron pilotos que venían remontando. Pérez acabó detrás del brasileño tras recuperar 11 posiciones y Ocon sumó otro punto más cuando salía desde la 14ª plaza. Ellos, con su Force India, son los únicos (junto con los dos Mercedes y Ferrari) que han puntuado en las tres citas de 2017, y colocan a su equipo en cuarta plaza del mundial, sobre todo porque el otro Williams, el de Stroll, sólo ha dado 52 vueltas de las 170 disputadas porque no ha acabado todavía su primera carrera de F1.
Para los comisarios de la FIA en Baréin, que el canadiense no acabará en Sakhir fue culpa de Sainz, y no es por que sea mi compatriota ni porque culpe al joven del equipo de Grove del incidente, pero la decisión me parece absurda y, como mínimo, debatible. Los dos pagaron con el abandono su error: el del español un exceso de optimismo, y el del norteamericano una falta de precaución y vista. El choque fue evitable por ambos pero culpar sólo a uno es un error y más cuando en otras ocasiones ha pasado lo mismo y se ha culpado a la otra parte, o se ha considerado como un lance de carrera. Yo me hubiera quedado con esta segunda opción porque además es lo que la FIA y los organizadores de la competición prometieron. Nos dijeron que permitirían más lucha entre los pilotos y que tomarían menos decisiones administrativas pero han tardado muy poco en incumplir su palabra y, además, de una forma tan poco justa y discutible.
El golpe del madrileño acabó con la que podía haber sido una remontada al nivel de la de Pérez y con su séptima plaza en el mundial y la cuarta de Toro Rosso. Ahora son sextos, pero no pueden dormirse porque Haas parece progresar y también Renault. Los coches franceses son rápidos a una vuelta y, poco a poco, van ganando rimo de carrera. Su progresión en Baréin ha dejado en evidencia la nula capacidad de Sauber y la inexplicable situación que vive McLaren.
Vandoorne ni salió y Alonso volvió a decir adiós cuando estaba a punto de completar una carrera peleando por las últimas plazas de puntos, aunque esta vez desde lejos. Parece mentira que sea el 10º piloto que más vueltas haya dado y que su mejor puesto sea un 14º de mentira ya que no vio la bandera a cuadros en Baréin. Esperemos que hayan sacado algo en claro en los 'test' posteriores a la carrera y lleguen a Montmeló con soluciones que nos hagan ver a un coche en condiciones porque a nadie sorprendería que un motor potentísimo se rompiera, pero que lo haga el más timorato de la parrilla es un bochorno que despierta a vergüenza de McLaren, de Honda y de toda la F1.