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Hasta donde es una realidad que las mujeres después del parto sufren una depresión que las lleve a realizar cosas inesperadas y a caer en un comportamiento auto destructivo o incluso en actos que procuren un peligro contra la salud propia o la de su bebé
Desde que se encontró el día de ayer el cadáver del bebé Esteban Alejandro Mosquera desaparecido en Piedecuesta, Santander, se han formulado muchas hipótesis a raíz de la confesión de su madre de haber sido ella misma quien lo asesinara, y dejar al país extrañado y horrorizado ante tales hechos. ¿Qué puede llevar a una madre a cometer tal acto de violencia contra una criatura engendrada en su propio vientre?. Al entrevistar a sus vecinos, familiares, compañeros de trabajo y personas que la conocían antes del suceso, todos coinciden en afirmar que no se explican que la llevó a actuar de esta manera porque siempre se le conoció como una mujer de buen carácter y muy entregada a su labor como docente y madre de familia de su pequeña hija de año y medio. Se empiezan a manejar muchas teorías sobre qué pudo desatar sus actos y las razones que la llevarían a asesinar a su bebé recién nacido, que motivó que hiciera ver a las autoridades y al país entero que le había sido arrebatado de sus brazos y que lloraba amargamente su desaparición, para unos días después al sentirse acorralada por las autoridades, confesar al fin su delito aduciendo problemas mentales.
Se escucha ya por muchos lugares, personas que le achacan tal demencia a la depresión post parto, dicha depresión que se presenta durante las primeras cuatro semanas después del alumbramiento, normalmente al salir de la clínica y verse enfrentada a la realidad de tener a su cuidado una nueva vida que depende en un 100% de sus cuidados y dedicación, se presenta una tristeza o vacío de ansiedad ante las nuevas responsabilidades que traer al mundo a un niño le acarrea y a la vez, sentimientos de culpa por sentirse triste y preocupada en lugar de lo feliz que debería sentirse por el hecho de ser madre. Se produce por cambios hormonales, la herencia genética, las expectativas psicológicas del embarazo y el medio ambiente donde se vive. Este sentimiento es muy habitual sobre todo en madres primerizas y generalmente no dura demasiado si se recurre a la ayuda profesional de un psicólogo e incluso al apoyo de su pareja que le hagan ver que no es un problema de ella, que tiene solución, existe también la depresión severa que debe ser atendida, sobre todo si tiene historial de depresiones anteriores, para asumir los nuevos retos de la maternidad. Los síntomas son el sentimiento de tristeza, de infelicidad y de desgracia, lo cual incita además una impresión de angustia. La madre suele auto percibirse agotada, con fatiga, pero a la vez tiene problemas para descansar y frecuentemente sufre de insomnio, aunque el padre, un familiar o una enfermera, se encarguen del recién nacido. Se pierde el apetito y las situaciones que antes parecían agradables o placenteras pasan a ser aburridas o inoportunas. En cuanto a la actividad sexual se pierde el interés y el deseo.
Algunas mamás reportan que se sienten distantes de su hijo y en ocasiones tienden a rechazarlos hasta cierto punto. Por ello, es vital tratarse cuanto antes para evitar que tanto la madre como el hijo y la familia sufran ante esta situación. Muchos padres y familiares y las propias madres no entienden lo que pasa y se generan circunstancias delicadas en el hogar, donde el papá, por falta de conocimiento puede pensar y decir que su esposa es una "mala madre" y ella, por su parte, llegar a creerlo. En pocos casos, y sin recursos médicos o psicológicos, esta depresión puede derivar en una grave psicosis (locura) posparto que ha llevado a madres hasta atentar contra sus hijos, familiares o contra sí mismas, y sin tener contacto con la realidad cuando lo hacen. Sin embargo, raramente se dan casos de un bebé herido o asesinado. Un infanticidio por parte de la madre puede ocurrir cuando ésta presenta un trastorno mental grave en esos momentos, la llamada "psicosis puerperal", una enfermedad mental muy grave, aunque tratable, que puede aparecer a los pocos días del parto. En estos casos, la madre puede delirar y llegar a pensar que su hijo es el diablo y por eso tiene que acabar con él, o puede tener ideas suicidas y decidir acabar no sólo con su vida sino también con la del recién nacido. La psicosis puerperal ocurre únicamente en uno de cada 500 partos y el infanticidio es afortunadamente muy raro.
La madre puede delirar y llegar a pensar que su hijo es el diablo o puede tener ideas suicidas y decidir acabar no sólo con su vida sino también con la del recién nacido
Entonces, ¿cabe en este caso específico, culpar a una depresión post-parto por el sentimiento que lleva a una madre a tomar a su propio hijo, sacarlo de casa y arrojarlo dentro de una bolsa de plástico en un paraje solitario y dejarlo tirado allí aún vivo, regresar a casa y esperar a que amanezca para salir ante la opinión pública llorando desconsolada y pidiendo por favor a los secuestradores que le sea devuelto su bebé sano y salvo, dando incluso una historia detallada de cómo la secuestraron y la dejaron sola en la calle mientras mantenían a su bebé secuestrado y describiendo a las personas y un vehículo donde se llevó a cabo el supuesto plagio?.
Yo opino que hace falta más dureza de la Justicia para condenar dichos actos, no basta que purguen unos pocos años de prisión y después salgan a las calles como si nada hubiera pasado, basados en las leyes de nuestro país que les rebaja la pena por confesión anticipada, por buena conducta, por leer algunos libros, por cambiar de religión o por hacer algunos trabajos mientras están recluidos. No podemos admitir que nuestros niños vivan en sus propias casas con miedo, que teman a ser asesinados por sus propios padres, si no estamos seguros en casa, con los dos seres que nos dieron la vida, donde podremos entonces estar a salvo?.