Globedia.com

×
×

Error de autenticación

Ha habido un problema a la hora de conectarse a la red social. Por favor intentalo de nuevo

Si el problema persiste, nos lo puedes decir AQUÍ

×
cross

Suscribete para recibir las noticias más relevantes

×
Recibir alertas

¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diasporaweb escriba una noticia?

Chernobyl nunca más. Es lo que piensan quienes leen con detenimiento, los peligros que entraña la energía nuclear

27/04/2016 03:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Sólo Greenpeace y otras organizaciones similares, que no se aprovechan en nada de las centrales nucleares, están en condiciones de no favorecer otra cosa que no sean las energías renovables

 

La explosión ocurrida en la central nuclear “Vladimir Ilich Lenin“, el 26 de abril de 1986, provocó una gran nube radioactiva que cubrió la actual Ucrania, Bielorrusia, Rusia y gran parte de Europa. Constituye uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. Justamente sucedió un 26 de Abril, el mismo día que en 1937 la ciudad vasca de Gernika fue arasada por la Legión Condor de Hitler. La Primera destrucción desde el aire de una ciudad abierta.

Pripyat era una ciudad modelo del gobierno soviético, construida en 1970. Fue erigida en parte para los trabajadores de la planta atómica a sólo tres kilómetros de la planta de energía nuclear. Tenía todos los lujos de una ciudad moderna - estación de tren, puerto, hospital, ocio y un recinto ferial. Grandes edificios de hasta 16 plantas, aparecen hoy doblados en dos, puertas abiertas, ventanas rotas. La maleza, los árboles, los animales salvajes ocupan ahora el lugar que correspondió al hombre. Era una urbe  de un país que ya no es, la URSS de antes, aunque en estas destartaladas calles aún sonrían en carteles descoloridos los rostros de los "pioneros", los más jóvenes dentro del también difunto Partido Comunista de la Unión Soviética. Los de entonces Lenin y Stalin ya no existen ni para los que quedan en la zona permitida, pero  entonces se les rendía culto.

Durante todo el día siguiente al accidente de Chernóbil los funcionarios del Estado soviético no advirtieron a los 50.000 habitantes sobre la amenaza de la contaminación radiactiva. Tampoco se les proporcionó pastillas de iodo puro para impedir la absorcion de iodo radiactivo causante del cancer de tiroides.

  • No se recomendó a la población de quedarse en sus casas con puertas y ventanas cerradas.
  • No se prohibió el consumo de leche ya que los materiales radiactivos se concentran en la glándula mamaria de las vacas.
  • No se prohibió el consumo de frutas y verduras cultivadas en la zona.
  • No se distribuyeron equipos de protección (máscaras, trajes especiales, etc.)

El accidente de la planta nuclear hizo que el nivel de radiación superase los niveles naturales en mil veces. Aunque la verdad es que las autoridades y los científicos del régimen  ya sabían en aquel momento que la ciudad estaba irradiada y permanecería vacía para siempre por su peligrosidad. Pero el Kremlin no quería tampoco un escándalo internacional ni nacional, en un estado modelo. La contaminación radiactiva se extendió y afectó principalmente a la ciudad  de Pripyat. La explosión liberó unas tres toneladas de materiales radiactivos, cien veces más que las bombas de Hiroshima y Nagasaki combinadas, elevándolos hasta más de kilómetro y medio sobre el cielo.

Las autoridades soviéticas ocultaron, encubrieron y minimizaron en su inicio uno de los mayores desastres medioambientales de la historia y el suceso más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, el primero calificado como accidente mayor, nivel 7. Fueron los suecos los que dieron la voz de alarma internacional cuando al día siguiente encontraron partículas radiactivas en las ropas de los trabajadores de la central nuclear de Forsmark, a unos 1100 km de la central de Chernóbil. Solo al tercer día del accidente se dio la orden de evacuación de la ciudad de Pripyat, situada a tres kilómetros de la central nuclear.

Las consecuencias reales de la tragedia varían totalmente según quién las ha ido realizando (y sus intereses) desde los 30 años de Chernóbyl. Según organizaciones independientes como Greenpeace,  hasta 400.000 personas podrían morir por los efectos de la contaminación radiactiva sin contar las alternaciones genéticas que sufrirán varias generaciones en Ucrania. La asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear AIMPGN, realizó un informe que asegura que entre 50.000 y 100.000 liquidadores han muerto hasta 2006 y que sólo en Bielorrusia, más de 10.000 personas han sufrido cáncer de tiroides desde la catástrofe.

El estudio Radiation-Induced Cancer from Low-Dose Exposure (Cáncer inducido por exposición a bajas dosis de radiación) estima que el accidente de Chernóbil causará 475.368 víctimas mortales por cáncer. El ministro de Sanidad ucraniano afirmó en 2006 que más de 2.400.000 ucranianos, incluyendo 428.000 niños,  sufren problemas de salud causados por la catástrofe. Por no hablar de los cientos de miles de evacuados cuya vida se partió en dos y la zona de exclusión real que organizaciones no-gubernamentales cifran hasta en 150.000 kilómetros cuadrados, la extensión de Grecia.Hay dos tipos de radiaciones: las ionizantes, que alteran los átomos que la reciben, y las no ionizantes, que no los alteran. La radiación nuclear es del primero de estos tipos, y, como consecuencia de los cambios que produce en los átomos y moléculas del cuerpo humano, conduce a una patología conocida como Enfermedad de Radiación (ER). Las radiaciones ionizantes que causan la ER son, normalmente, los rayos X y los rayos gamma.

La población infantil que estuvo expuesta a la radiación desarrolló en pocas semanas distintas enfermedades y diversos tipos de cáncer, siendo la leucemia uno de los más frecuentes. Según el Ministerios de Salud de Bielorrusia, los casos de cáncer de tiroides se incrementaron y alcanzarán su mayor pico durante el período 2005-2010.

Y el Kremlin decretó la evacuación discreta de Pripyat que solo empezó tres días después.. Con el fin de evitar el pánico y que la gente cargara con demasiado equipaje, a los habitantes se les permitió coger solo las cosas imprescindibles, “como para regresar a sus hogares en tres días“. En los primeros compases de la evacuación las familias se llevaron algunas de sus pertenencias, pero volvieron muchas veces en la misma noche para rescatar de sus apartamentos vetados ya, su ropa, fotografías y electrodomésticos. No han vuelto más.Lo que los habitantes no pudieron en ningún caso es llevarse de sus hogares  a los animales domésticos, las mascotas. Su piel podría contener el polvo radiactivo. Fueron sacrificados in situ.

Se rescató primero a las mujeres y a los niños. Había déficit de autobuses en esta parte de la Unión Soviética. Los autobuses, por tanto, tuvieron que llegar de otras zonas del país para evacuar a los 50.000 habitantes de Pripyat. La cola que se formó tenía 25 kilómetros de largo - lo que significa que cuando el primero salía de Pripyat, desde el último ni siquiera  se podían ver las chimeneas de la planta nuclear. No se usó la aviación. Fue un picnic muy especial.

Hubo fallos lamentables y descuidos criminales por parte de las autoridades para con los habitantes. No se les atendió médicamente, no hubo primeros auxilios, ni Cruz Roja, ni se les midió el nivel de radiación. Unidades militares especiales fueron organizadas para su extinción, para impedir así que contaminaran el entorno, y para el orden público. En menos de cinco horas, la ciudad estaba vacía. Y se quedará así para siempre. En la operación de salvamento, quedaron todos expuestos a grandes cantidades de radiación.

La ER comienza con anorexia (pérdida del apetito), seguida rápidamente por náuseas, vómitos y diarrea. Luego, la enfermedad comienza a progresar y a agravarse. Uno de los tejidos más sensibles a la radiación es la médula ósea, y, como consecuencia, pronto comienza a disminuir la cantidad de células sanguíneas, convirtiendo al paciente en un irradiado inmunosuprimido, blanco fácil para todo tipo de infecciones. Muchos sobrevivientes de Chernobyl quedaron estériles, porque el sistema reproductor humano es muy sensible también a las radiaciones y muchos otros órganos van quedando lesionados.Dependiendo de la parte del cuerpo irradiada, de la dosis absorbida y de otros factores, las ER generan la alopecía (o caída del cabello y vello corporal), quemaduras de diversos grados, hemorragias, leucemia, cáncer de tiroides y páncreas.

Los niños de Chernobyl

Los niños irradiados en 1986 (hoy jóvenes mayores de 20 años) ascienden a más de 300.000, y muchos de ellos es casi seguro que desarrollarán cáncer de tiroides por este motivo.

UNICEF estimó que en sólo Bielorrusia fueron desplazados alrededor de 180 mil personas, mientras que casi 2 millones viven aún en zonas que poseen una contaminación superior a 5 curies x Km2.

La investigación de la catástrofe se cerró con la conclusión de que el personal no siguió las normas de seguridad. El accidente nuclear de la central  "Lenin" tuvo un gran impacto sobre los parámetros de seguridad no solo en lo que se refiere a las centrales nucleares en otros países sino a toda la actividad humana.Lamentablemente, hoy lo que se puede confirmar es que desde un reactor roto y sobrecalentado de la unidad 4 de la central de Chernóbil comenzó a salir una radiactividad que desencadenó en una inmediata y masiva contaminación de las áreas tanto cercanas como lejanas de toda Europa.

¿Qué pudo salir tan mal aquella noche es todavía una incógnita, y el secretismo reinante en la Unión Soviética, aún ahora, en todo lo tocante a su programa nuclear nunca ha permitido saber qué ocurrió realmente. La Rusia de Putin tampoco ha clarificado las cosas.

Ilya Bosakivski, también trabajador del reactor accidentado, lo tiene muy claro y lo ha dicho ahora a algún periodista pero no en público: "Puedo asegurar una cosa: el reactor tenía deficiencias en la construcción. No es casualidad que el académico Legasov, que había diseñado el reactor, se pegase un tiro. La construcción era muy defectuosa".

Leonid Toptunov ha pasado a la historia de la humanidad. Trabajaba aquella noche en el reactor número 4. Puede ser que sólo lo conozcan los especialistas, pero es la persona que apretó el botón y el reactor explotó. “Pero no explotó por error del operario, sino por las deficiencias del diseño de la central“-eso es vox populi.

Ahora, 30 años después de aquellas horas dramáticas, la región de Chernobyl, al norte de Ucrania, justo en la frontera con Bielorrusia, ve pasar los años bajo la losa del abandono más absoluto.La aldea de Stary Chernobyl (viejo Chernobyl) está a 15 kilómetros de la central accidentada. Sus cientos de casas de una planta, clásicas construcciones del mundo soviético, eslavo, aparecen siniestras por las tres décadas de abandono. La ciudad de Prípyat, situada a 3 kilómetros de la central, es la exacta imagen del Apocalipsis. Una ciudad para fantasmas.

El desastre nuclear también fue una coincidencia. El reactor debería haber sido cerrado normalmente antes del experimento, para una prueba de resistencia. Sin embargo, el cierre se aplazó durante nueve horas debido a las próximas celebraciones del día 1º de mayo y a la electricidad necesaria para cumplir con el plan de producción. Este retraso produjo que el experimento se llevase a cabo durante otro turno de trabajadores diferente del que lo había preparado. El turno de noche estaba compuesto por operarios menos preparados para conducir el experimento.

Las consecuencias ecológicas, sanitarias y económicas de una catástrofe como la de Chernobyl son muy elevadas, en realidad incalculables.El accidente de Chernobyl  demostró también que la energía nuclear es una amenaza que no conoce fronteras, ya que la radiactividad liberada a causa del accidente contaminó lugares situados a miles de kilómetros de la central siniestrada.

Las autoridades ucranias reconocen la existencia de amplias zonas fuera del área de exclusión de 30 kms. de radio declarada alrededor de la central mucho más contaminadas radiactivamente que otras del interior de la misma.

El accidente causó una nube radiactiva que afectó a la mayor parte de Europa, alcanzando hasta la penínsdula ibérica, especialmente Cataluña y Baleares. Aunque el 25% de las emisiones se produjeron en las 24 horas siguientes a la explosión, durante los nueve días que se tardaron en apagar el incendio, se emitieron enormes cantidades de radiactividad. En este tiempo, las más de 300.000 personas (los liquidadores) que trabajaron en la extinción, sin apenas protección ni control de las dosis de radiación que recibían, pudieron acumular hasta 100 veces la cantidad máxima que es considerada internacionalmente para un ser humano en un año. Hoy, los gobiernos de Ucrania y Rusia reconocen la muerte de 8.000 liquidadores y la enfermedad de unos 120.000.

La población de un radio de 30 Km fue evacuada en los días siguientes (unas 375.000 personas) y la liberación de radiactividad superó los 50 megacurios (50 millones de curios), una cantidad más de 200 veces mayor que la de las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

La construcción del sarcófago (una enorme estructura de hormigón y acero de 500.000 metros cúbicos) en los siete meses siguientes pretendía contener la liberación de radiactividad del reactor, que seguirá activo los próximos 100.000 años. Sin embargo, su deterioro es tan grande que las fugas radiactivas continúan y debería construirse un segundo sarcófago alrededor. Pero el peligro mayor es su hundimiento total o parcial, lo que desencadenaría nuevas explosiones.Tardará aún dos años.

Hoy día, un área de 160.000 Km² permanece contaminada.

Coincidiendo con un aniversarioanterior del accidente de Chernobyl, la ONU publicó un informe donde se recapitulaba sobre sus devastadoras consecuencias. El número de personas afectadas se cifró en unos 7 millones en las repúblicas de Bielorrusia, Ucrania y Rusia, de los cuales 3 millones son niños. Todavía viven 1, 8 millones en zonas contaminadas, algunos cientos de personas han decidido volver a la zona de exclusión de 30 kilómetros. Los muertos por la catástrofe se cifraban ya en 165.000 y su número seguirá creciendo durante años a causa de las mutaciones en el material genético. Por todo esto, la tasa de mortalidad es superior a la de natalidad en Ucrania y Bielorrusia.

El 70% del material radiactivo se depositó en Bielorrusia, puesto que el viento empujó la nube radiactiva a esta república; los estudios epidemiológicos muestran que sólo el 20% de sus habitantes pueden considerarse sanos. Pero lo peor es la escasez de alimentos frescos y agua potable, ya que gran parte de su territorio está contaminado por plutonio. El coste económico calculado para el desmantelamiento, tras el cierre definitivo en diciembre de 2000, era de 2.000 millones de dólares y el de hacer frente en el futuro al tratamiento de los afectados, muchos miles de millones de dólares.

La catástrofe de Chernobyl ha dejado claro al mundo que las consecuencias ecológicas, sanitarias y económicas de un accidente nuclear son incalculables; pero, sobre todo, ha demostrado también que los riesgos de la energía nuclear suponen una amenaza que no conoce fronteras, ya que la radiactividad que se libera, se extiende a miles de kilómetros de las centrales, dejando en evidencia los planes de emergencia nuclear y las zonas de exclusión.

En un principio se aseguró en medios oficiales, que un accidente como el de Chernobyl sería imposible en reactores occidentales, al estar dotados de medidas de contención que evitarían la salida de la radiactividad al exterior, en caso de accidente. Pronto se vieron obligados a reconocer la realidad: las contenciones occidentales tampoco soportarían una explosión como la de Chernobyl. Y aunque las medidas de seguridad son mayores, el riesgo de fallo técnico o error humano no está descartado: el accidente ocurrido en Tokaimura (Japón) el 30 de septiembre de 1999 parecfía haber acabado definitivamente con el argumento de que las instalaciones nucleares del mundo occidental eran seguras. Pero luego llegó Fukushima.En España, el accidente de la central de Vandellós I en 1989, que provocó su cierre definitivo, estuvo a punto de provocar una catástrofe nuclear.El accidente de Chernobyl causó una nube radiactiva que afectó a la mayor parte de Europa, alcanzando hasta la penínsdula ibérica, especialmente Cataluña y Baleares.

Al accidente nuclear no siguió una explosión nuclear sino dos. Ambas explosiones fueron térmicas-normales. La radiactividad comenzó a sentirse fuera del cuarto reactor destruido e incendiado de la planta nuclear de Chernóbil, el cual contaminó el entorno tanto inmediato como más lejano.El primer paso en la resolución del accidente nuclear de Chernóbyl fue la extinción de la sala del reactor que estaba ardiendo y el techo de la sala de turbo-generador. El departamento especial contra incendios de la planta nuclear, junto con los bomberos de la cercana ciudad de Chernóbyl, apagaron el fuego en las tres horas que siguieron a la explosión. Sin embargo, en el corazón del reactor, el grafito seguía ardiendo.

Los bomberos que trabajaban en el accidente no conocían la causa del incendio y, por lo tanto, solo vertieron agua en las ruinas del reactor. Esto agravó la situación y tuvieron lugar varias explosiones más pequeñas  junto con una contaminación radiactiva aguda. Para evitar que la radiactividad se propagara con posterioridad en el medio ambiente, se llenó el reactor con cinco mil toneladas de boro, dolomita, arena, arcilla y compuesto de plomo - lanzados desde un helicóptero que volaba sobre el reactor. Estos materiales liberados extinguieron el incendio del grafito y absorbieron los aerosoles radiactivos. Dos semanas después de la ruptura, los órganos oficiales soviéticos decidieron conservar el bloque entero que había colapsado en la planta nuclear en un sarcófago especial - cuerpo de hormigón con su propio sistema de refrigeración.

A la 1, 20 de la madrugada del sábado 26 de abril de 1986, una explosión sorprendió a los habitantes de Prípiat. Algo había salido mal durante las pruebas de resistencia en uno de los reactores de la central Vladimir Ilich Lenin.

Las dos explosiones en Chernóbyl expulsaron sustancias radiactivas hasta la altitud de casi dos kilómetros. A esta altura, los vientos del sureste arrastraron la nube radiactiva a lugares tan lejanos como Escandinavia. La nube sobrevoló  Escandinavia y luego volvió hacia Ucrania de nuevo, porque al atardecer del 26, la dirección del viento cambió hacia el oeste. Una segunda nube contaminada por tanto voló a través de Polonia hasta Checoslovaquia y después a Austria. Allí, rebotó en los Alpes y voló de regreso a Polonia. Por lo que conocemos hoy, no hay lugar en el mundo donde las nubes radiactivas de Chernóbil no estuvieran presentes. Las nubes contaminadas volaron por todo el mundo.

Las víctimas del accidente en 2005, la OIEA elaboró un último informe detallado pero inexacto, según Greenpeace, del número de muertos directamente por el accidente en 59 personas, de ellos 48 trabajadores de la central. Los casos de cáncer de tiroides contabilizados han sido más de 4.000. Se estima que 600.000 personas fueron afectadas por la radiación, de las que al menos 3.500 morirán como consecuencia de la misma, entre ellos la mayoría de los 2.500 trabajadores y militares que construyeron el primer sarcófago de cemento (se trata de una enorme estructura de hormigón y acero de 500.000 m3).

Pero otros estudios obtuvieron diferentes resultados que la OIEA respecto a Chernobyl. Según este medio millón de personas han fallecido y los datos suministrados por Ucrania no son completos. Este sería el número de personas (500.000) que habrían perdido la vida, a causa de la nube radioactiva, que contaminó gran parte de Europa. Y otras 30 mil morirán en los próximos años.

Estas evaluaciones, presentan una diferencia importante con las investigaciones de la OMS y el OIEA. Según Greenpeace, en total han sido contaminadas con cesio 137 el 30% del áreas en las cuales viven 9 millones de personas. Según un técnico del centro científico del gobierno ucraniano, en Ucrania se registran casos de cáncer a la tiroide, leucemias y mutaciones genéticas, que no aparecen en las estadísticas de la OMS, y que eran prácticamente desconocidas hace 20 años.

Son vecinos de 4.343 localidades repartidas entre 14 regiones del país, según reveló el jefe sanitario de Rusia, Gennady Onischenko, en un simposio dedicado a las lecciones de la catástrofe nuclear que ocurrió el 26 de abril de 1986.

La provincia de Briansk es la más afectada por el accidente nuclear en Rusia aunque la extensión total de los territorios con niveles de contaminación radiactiva por encima de los máximos admisibles asciende a 57.000 kilómetros cuadrados.

Según las estadísticas oficiales, 638.000 personas fueron expuestas a la radiación a causa de la catástrofe. Alrededor de 75.000 personas representan el llamado grupo de riesgo con alta probabilidad de leucosis y cáncer del tiroides.

Un nuevo informe de Greenpeace en el que han participado cerca de 60 expertos científicos de todo el mundo, denuncia las mentiras del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que han tratado de subestimar los impactos sobre la salud humana causados por la catástrofe de Chernóbil. Greenpeace considera lamentable que el afán del OIEA por beneficiar a la industria nuclear se haga a costa del sufrimiento de millones de personas afectadas por la radiactividad de Chernóbil.

"El mundo científico ha demostrado que la OIEA ", declaró Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España, no dice la verdad.

Este informe de Greenpeace, que incluye diversos estudios e información, en parte inédita, y otras investigaciones, refleja que, a pesar de que sigan habiendo aún muchas incertidumbres sobre el total de las consecuencias  del desastre de Chernóbil, los datos  ya conocidos muestran el alto costo de este accidente nuclear para la vida humana.

Las consecuencias ecológicas, de salud y económicas de la energía nuclear son demasiado caras

Un importante estudio (incluido en el informe), concluye que ya se habrían producido 200.000 víctimas mortales por culpa de Chernóbil en las tres repúblicas ex-soviéticas. Según el informe, en los últimos 15 años se habrían producido 60.000 muertes en Rusia atribuibles al accidente de Chernóbil y se estima que el total de las pérdidas de vidas para Ucrania y Bielorrusia podría alcanzar otras 140.000.

Además, en un informe del Centro Independiente de Evaluación Medio Ambiental de la Academia Rusa de la Ciencia, basado en datos estadísticos del Centro Nacional de Estadística sobre el Cáncer de Bielorrusia y Ucrania, prevé que se producirán próximamente otros 270.000 cánceres, de los cuales 93.000 mortales, causados por Chernóbil en todo el mundo.

"El accidente de Chernóbil demostró la peligrosidad de la energía nuclear y su potencialidad catastrófica para la salud humana y el medio ambiente. No es posible plantear un nuevo modelo energético que dé cabida a la energía nuclear, sin considerar previamente en profundidad las consecuencias que todavía estamos pagando por el accidente de Chernóbil", según Greenpeace.

El conjunto de datos incluidos en el informe proporciona una amplia visión  actual de los impactos sobre la salud de Chernóbyl y concluye que la radiación liberada por la catástrofe ha tenido, además del impacto del cáncer, otros efectos devastadores en la salud de los supervivientes: daños de los sistemas inmunológico y endocrino, aceleración del envejecimiento, trastornos cardiovasculares y del aparato circulatorio, trastornos psicológicos, aberraciones cromosómicas y aumento de las deformaciones en fetos y en niños.

Aparte del impacto directo de la radiación, la salud de la población bielorrusa, ucraniana y rusa se ha visto seriamente afectada por una serie de daños socio-económicos causados por la pérdida de las áreas agrícolas, los realojamientos forzados de unas 350.000 personas, crisis económica y la falta de una adecuada información a los afectados, además de un retraso político en la protección de la víctimas.

Estos datos desafían las conclusiones del informe presentado por el Chernóbil Forum del OEIA de septiembre de 2005, que preveía sólo 4.000 muertes adicionales atribuibles al accidente. Para Greenpeace es evidente que las cifras del OIEA son "un menosprecio al sufrimiento de cientos de miles de personas".

El OIEA omitió el hecho de que esos 4.000 casos mortales de cáncer se referían sólo a un grupo específico estudiado de unas 600.000 personas (los llamados "liquidadores" y los realojados después del accidente), mientras que la nube radiactiva provocada por Chernóbil afectó a más de 2.000 millones de personas. Este organismo enmascara además la verdadera escala de impacto a la salud humana de Chernóbil en muchos otros aspectos. Por ejemplo, el OIEA omitió todos los impactos no oncológicos del accidente e intentó explicar muchos trastornos como "radiofobia", cuando existen claras evidencias médicas de los impactos psicológicos de la exposición a la radiación (por ejemplo, la glándula tiroides tiene una relación directa con el bienestar psicológico).

"Resulta escandaloso comprobar cómo la OIEA está intentando lavar la imagen de los impactos del accidente nuclear más grave de toda la historia humana", ha añadido Carlos Bravo, de Greenpeace. "Negar las reales implicaciones de Chernóbil no es solamente insultar a miles de víctimas, sino que puede llevar a formular recomendaciones peligrosas como, por ejemplo, proponer realojar muchas personas en áreas contaminadas.  OIEA no puede seguir siendo el organismo de control de la energía nuclear cuando ni siquiera se atreve a admitir la responsabilidad de esta energía ante aquellos que por su culpa han visto sus vidas destrozadas para siempre", añadió Bravo.

Exposición en España "20 años después".El informe de Greenpeace "La catástrofe de Chernóbil. Consecuencias en la salud humana" se ha publicado a la vez que en 30 ciudades en todo el mundo, al igual que la exposición fotográfica "20 años después" del premiado con la World Press Photo, Robert Knoth . La exposición se compone de fotos de individuos y familias afectadas contando sus historias de lucha por la vida a causa de Chernóbil y de otros desastres nucleares. La inauguración se ha realizado hoy en la FNAC de Plaza Norte de Madrid e itinerará por distintas ciudades españolas a lo largo de este año.

"Estas imágenes son un recordatorio de que las vidas humanas son más que números. Detrás de las estadísticas hay personas que están pagando el enorme precio de este accidente. Cada persona que todavía tenga dudas sobre los peligros que la energía nuclear supone debería visitar esta exposición y ver con sus propios ojos una de las razones por las cuales nos oponemos a la energía nuclear. 30 años han pasado y la amenaza de un nuevo Chernóbil yace detrás de cada central nuclear " concluye Greenpeace.

DATOS DEL INFORME

La incidencia del cáncer ha aumentado en Rusia, Ucraina y Bielorrusia. Entre 1990 y 2000 se documentó un incremento del 40% de todos los cánceres en Bielorrusia, con aumentos más altos (52%) en la región altamente contaminada de Gomel. En Ucrania se vio un aumento del 12% y en áreas contaminadas de la región de Zhytomir en Ucrania, el número de adultos con cáncer aumentó casi tres veces entre 1986 y 1994. En la región rusa de Bryansk, la incidencia del cáncer aumentó 2.7 veces.

Sólo en Bielorrusia, se han identificado unos 7.000 casos de cáncer de tiroides debidos al accidente hasta 2004. Un estudio reciente ha alarmado de que el cáncer de tiroides en niños ha aumentado 88.5 veces, en adolescentes 12.9 veces y en adultos 4.6 veces. La previsiones para Bielorrusia hablan de entre 14.000 y 31.400 casos extra de cáncer en 70 años.

Por lo que se refiere a Ucrania en su totalidad, se temen unos 24.000 cánceres de tiroides, de los cuales 2.400 mortales.

Este dramático aumento de los casos de cáncer de tiroides son muy superiores a lo esperado. Justo después del accidente, se predijo que se produciría sólo un ligero aumento de los casos de cáncer. Además estos cánceres han demostrado ser muy agresivos, con un periodo de latencia muy breve y una elevada tendencia a formar metástasis en un 50% de los pacientes. Este último factor obliga a tratamiento quirúrgicos repetidos para remover las metástasis residuales.

La leucemia empezó a aumentar significativamente en las poblaciones más expuestas unos 5 años después del accidente. Se ha estimado que la población bielorrusa podría llegar a sufrir hasta 2.800 casos extra de leucemia entre 1986 y 2056. De estos, hasta 1.880 serían mortales.

Desde 1995 en adelante se ha detectado también un aumento de los casos de cáncer de estómago, pulmones, mama, recto, colon, tiroides, médula ósea y del sistema linfático. Entre 1987 y 1999, se registraron aproximadamente 26.000 casos de cánceres inducidos por la radiación en Bielorrusia. De estos casos, el 18.7% eran cánceres de piel, el 10.5% cánceres de pulmón y el 9.5% de estómago.

Los trastornos cardiovasculares y del sistema linfático han aumentado considerablemente en Bielorrusia, Ucrania y Rusia. En Bielorrusia, las enfermedades relacionadas con la circulación de la sangre se han visto multiplicadas por 5.5, diez años después de accidente. En Ucrania, los trastornos emáticos y cardiovasculares aumentaron de un factor 10.8-15.4 entre los habitantes de las áreas contaminadas.

Impactos de la radiación sobre el aparato reproductor. La acumulación de radionucleidos en el cuerpo de la mujer lleva a un aumento de la producción de la hormona masculina testosterona, que causa la aparición de atributos masculinos. En cambio, se hizo mucho más frecuente la impotencia entre los hombre de entre 25 y 30 años que viven en las regiones contaminadas por radiactividad. Los niños de los territorios contaminados sufren un retardo del desarrollo sexual. Las madres padecen de trastornos del ciclo menstrual y de una mayor frecuencia de problemas ginecológicos, anemia durante y después del parto, anomalías en el parto y ruptura prematura de las aguas.

El accidente de Chernóbil trastocó el equilibrio de toda la sociedad bielorrusa, ucraniana y rusa. Se ha generado una crisis general a causa de un complejo entramado de distintos factores como, por ejemplo: realojamiento de poblaciones muy numerosas, pérdida de los terrenos agrícolas, contaminación de los alimentos, crisis económico, incremento del gasto sanitario a causa de los problemas generados por el accidente, problemas políticos, mano de obra debilitada, enormes costes estatales para la recuperación de la normalidad en las zonas afectadas, etc.

Oficialmente, el desastre de Chernóbyl afectó a las vidas de unas 600.000 personas. Los documentos oficiales dividen las víctimas de la radiación en varias categorías: las víctimas directas, el grupo más grande es el de los 200-240.000 liquidadores - equipos de rescate, los soldados que hicieron los trabajos de descontaminación,   así como los bomberos, que recibieron dosis letales de radiación, lo miso que los oficiales de policía. Luego está el grupo de cerca de 116.000 habitantes de las zonas contaminadas cerca de Chernóbyl. Fueron en su mayoría, trabajadores de la planta, que vivían en Pripyat. La mayoría de las víctimas directas fueron enterradas en el cementerio Mitino en Moscú. Cada cuerpo está conservado en un ataúd de hormigón, debido a su alta radiación que hubiera salido fuera. Por ejemplo, otras 220.000 personas fueron evacuadas de inmediato después de los territorios contaminados de Bielorrusia, Ucrania y Rusia. Sin embargo, alrededor de 5 millones de personas siguen viviendo actualmente en zonas contaminadas.

Los afectados de Ucrania y Bielorrusia, no querían dejar su tierra pero  sus autoridades decidieron evacuar drásticamente grandes zonas de sus países de forma permanente debido a contaminación del medio ambiente. Se fueron al ”extranjero”. En el proceso de contaminación, un papel importante lo tiene el yoduro radiactivo. Este elemento tiene un periodo medio de desintegración corto y pronto después del accidente, se descompone de forma natural en sustancias inofensivas. Hoy, la contaminación radiactiva se compone principalmente de sustancias tales como el estroncio y el cesio - que tienen una desintegración de unos 30 años. Por lo tanto, van a seguir contaminando el entorno próximo durante varias décadas. Los isótopos de plutonio y americio estarán presentes en el territorio respectivo probablemente por varios miles de años. Sin embargo, tienen un efecto de radiación no letal para el cuerpo humano.

Hoy día, se prohíbe la entrada en la zona, con la exclusión de aquellos que tienen un permiso o los ex-residentes que visitan los cementerios, etc. Alrededor de 100 personas, la mayoría jubilados, viven en esta zona a su propio riesgo. Además unos 300 exoperarios soviéticos trabajan en un régimen especial para liquidar los restos de la planta nuclear que dejo finalmente de funcionar en el 2000. A la vez están trabajando en la construcción de un nuevo sarcófago (que debía haber estado para 2014, pero está verde todavía hasta 2017).

Pripyat es actualmente una ciudad solitaria y fantasmal. A pesar de que nadie vive allí, tiene su propio encanto y atmósfera. No ocurrió lo mismo con los pueblos cercanos, que fueron enterrados con ayuda de excavadoras. No existen. Fueron enterrados. Se recuerdan sólo sus nombres por las señalizaciones de las carreteras en ucraniano y en ruso, y un mapa del pueblo.

Pripyat, así como el conjunto de 30 kilómetros de radio de la zona restringida está permanentemente vigilado por la policía y el ejército. Sobre todo, en 1997, después de la descomposición de la URSS, cuando la zona no estaba nada protegida. A pesar de la obligación de no parar ni penetrar en la ciudad,   no ha impedido el robo y el expolio sistemático. Toda la ciudad ha sido saqueada. No hay un solo piso que no haya sido visitado por los ladrones que se ido llevando todos los objetos preciosos que han encontrado. La fábrica militar Júpiter había estado operando en la ciudad hasta 1997. Hoy, está incluso más saqueada y destruida que la mayoría de los pisos o de las escuelas de la ciudad. Las bibliotecas de la ciudad están llena de escritos “contemporáneos” (es decir, década del 80), carteles, libros o fotografías. En su mayoría con discursos, affiches y motivos de Lenin. Sus declaraciones y retratos están prácticamente en todas partes - en el Palacio de la Cultura, en hoteles,   hospitales, en estaciones de policía, así como en las escuelas y jardines de infancia. El paseo por la ciudad es como un viaje al pasado, con la diferencia de que no hay una sola alma allí alrededor, ni siquiera los pájaros vuelan en el cielo, ni anidan. Uno sólo puede imaginar el cuadro completo de la época cuando la ciudad florecía en la mente de soviética. Toda la ciudad se erigió sobre un campo verde, poco después de que fuera construida la planta de energía nuclear. Todo estaba hecho de hormigón. Las casas tenían el mismo aspecto que las otras ciudades de origen soviético.

Algunas de ellas han quedad cubiertas hoy por los árboles y las hiedras, y apenas se pueden ver desde la carretera. Chernóbyl es un ejemplo fundamental de lo que la madre naturaleza puede hacer sobre el trabajo de los hombres. En apenas tres décadas, solamente quedan las ruinas de la ciudad. No hay otro lugar similar en el mundo. Pasear por Prípyat, cerca de donde se produjo el mayor accidente nuclear de la historia, es una experiencia inquietante, angustiosa, al menos para aquellos que conocen y respetan lo que aquí ocurrió hace ahora tres décadas. Los edificios abandonados de Prípyat, son pasto de las malezas. El musgo cubre ahora  paredes agrietadas que antes lucían orgullosas. El óxido corroe los pocos vehículos que quedaron abandonados en sus calles. El agua cae del techo, gota a gota sin tregua en las fábricas y talleres vacíos.

Prípyat, es hoy una ciudad, sólo  para historiadores y turistas. Es una cáscara vacía, una sombra triste de lo que fue una ciudad feliz, alegre, joven. cuya media de edad no superaba los 27 años, un tercio eran niños. Ahora, los juegos, las diversiones, los columpios en cada parque, lucen melancólicos, abrazados por el paso del tiempo. En las innumerables guarderías de la ciudad, entre nostálgicas y tétricas descansan infinidad de muñecas ennegrecidas por el polvo.

Se espera que la nueva estructura, que debería ser definitiva, esté lista en dos años. Está financiada casi totalmente por la Unión Europea, dado que Ucrania es un país ya fuera del Soviet, que bordea constantemente la bancarrota. Tendrá una cubierta de acero móvil, que además de aislar el reactor,   se dice que permitirá extraer del mismo, en un futuro, los materiales radioactivos que quedan dentro, más de cien toneladas. El coste total de esta inmensa obra de ingeniería superará los 1.500 millones de euros.¿Quién lo va a pagar?. Rusia está en guerra con Ucrania y los ucranianos están pasando hambre.

Kiev parece haber delegado toda la responsabilidad en la comunidad internacional, y la ciudadanía ucraniana también parece cansada de esta catástrofe y del conflicto con Rusia por la posesión de Crimea que ahora es rusa. Tan sólo las asociaciones de víctimas de la radiación mantienen vivo el recuerdo, con manifestaciones para recordar su precaria situación. En la última de estas marchas en Kiev, unos cinco mil ancianos dejaban traslucir la dura vida que llevan. Ludmila, que fue evacuada de Stary Chernobyl hace 30 años, enseña a quien quiera los papeles de su pensión "Mira, 37 euros mensuales...¿Cómo se puede vivir con esto?".

Los animales y Chernobyl

Moscú, antigua capital del imperio soviético, está hoy enfrentada con Kiev por la guerra de Dombás y la anexión rusa de Crimea, y mira para otro lado. Ni actos oficiales, ni recuerdo. Para el Kremlin este ya es un problema de Ucrania y de sus socios europeos.

Aún así, en un futuro en el que el reactor número 4 sea ya una pesadilla del pasado y la visita a Prípyat  una actividad que tiene fecha de caducidad. Algunos edificios ya se han derrumbado y muchos  amenazan con la ruina. Es sólo cuestión de tiempo, como todo, en esta ciudad zombie habitada sólo por sombras

La fauna salvaje que habitaba ese territorio quedó a su suerte, en un hábitat, libre de seres humanos... pero contaminado por la radiación.

Tres décadas más tarde la vida se abre camino. Los animales han vuelto al origen del peor desastre medioambiental nunca visto.  Según unartículo la revista Current Biology, la zona de exclusión recuerda más ahora a una reserva natural que a un sitio contaminado por la radiación. Las fotos  recientes son una muestra de la riqueza biológica del lugar.

“Las poblaciones de mamíferos se han recuperado con fuerza tras el accidente”, explica a Teknautas el investigador de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y el coautor del estudio, Jim Smith. El análisis se realizó a partir de numerosas encuestas y censos efectuados en el sector bielorruso de la llamada zona muerta, y los resultados mostraron que no existía una relación entre la radiación y el número de animales y tampoco con su densidad.

Esta explosión de biodiversidad es debida a un factor de gran importancia: la ausencia de vecinos humanos. “Los efectos de la actividad humana, como la pesca, la agricultura y la caza, ¿dañan los ecosistemas más que un accidente nuclear?”, se pregunta Smith, quien considera que desde que fue abandonada, la zona se ha convertido prácticamente en otra reserva natural  otros entornos similares, al no estar contaminados, tienen una mayor presión humana en forma de cinegética, por ejemplo.

Algunos avistamientos aislados, como la supuesta vuelta de los osos a Chernóbyl por primera vez en un siglo, ya permitían vislumbrar la situación que atraviesa este territorio en la actualidad. El estudio, según Smith, es el primero en confirmar dichas sospechas de forma empírica. Sus resultados no sólo demuestran la persistencia de la vida ante la adversidad, sino que permitirá estudiar las consecuencias de la radiación a largo plazo en otros ecosistemas afectados como el de Fukushima en Japón

NO NECESITAMOS ENERGÍA NUCLEAR

Ningún reactor nuclear es seguro, da igual que su diseño sea soviético o de tipo occidental. La energía nuclear es intrínsecamente inseguraLos reactores nucleares que funcionan en Occidente tampoco son seguros. El siguiente accidente en gravedad, antes de Chernobyl, ocurrió en 1979 en la central de Three Mile Island (Harrisburg, Estados Unidos), donde también se produjo una fusión del núcleo. En España, en 1989 se estuvo a muy poco de una tragedia similar en Tarragona, a causa del accidente acaecido en la central Vandellós-I, que obligó a su cierre definitivo.

La energía nuclear sólo proporciona un 5% de la energía primaria que se consume en el mundo.

Sin embargo, la energía, en su mayor parte se despilfarra. Está ampliamente demostrado que podemos ahorrar más de un 50% de la energía que se consume en la actualidad, sin que disminuya la calidad ni la cantidad de los servicios que la energía nos proporciona: calor, frío, iluminación, movimiento... No necesitamos más y más kilovatios-hora o termias, necesitamos aprovecharlos mejor.

En Dinamarca, Austria, Estados Unidos y otros países se lleva a cabo desde hace años una planificación energética más racional basada en el criterio de eficiencia. Tenemos que cambiar el modelo energético para evitar seguir poniendo en peligro las condiciones de vida en nuestro Planeta: disminuir el uso de los combustibles fósiles para evitar el cambio climático, mejorar la eficiencia energética para evitar el despilfarro y reducir el consumo, pero sobre todo, sustituir la energía nuclear por fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, entre otras,

Si esto se hiciera en otros países, en muy poco tiempo podrían cerrarse, sin ningún problema, todas las centrales nucleares, evitando así grandes riesgos, la generación de peligrosos residuos radiactivos y la continuación de un negocio altamente ruinoso que sobrevive a costa de la factura de la luz de todos los ciudadanos.

Lo cierto es que la energía nuclear nunca ha tenido fines pacíficos, como pregonaba el presidennte Eisenhower en su visita a España en 1953. La industria nuclear nació de los esfuerzos desarrollados para obtener la bomba atómica. El plutonio que se obtiene de los reactores de las centrales nucleares se utiliza para la construcción de misiles y bombas atómicas. Las pruebas nucleares no han cesado desde el final de la 2ª Guerra mundial y el número de países que poseen armas atómicas ha aumentado en este periodo.

Por otro lado, sigue sin haberse encontrado una solución que garantice un control seguro de los residuos nucleares, cuyo riesgo permanecerá durante cientos o, en algunos casos, miles de años, constituyendo una amenaza para nuestras vidas y las de las futuras generaciones.

Fuentes de energía limpias, seguras y sanas para nosotros y el ambiente

Todos los AMIGOS DE LA TIERRA a 20 años de la tragedia de Chernobyl recordamos a las víctimas y también hacemos un llamado a los gobiernos del mundo para que aporten recursos económicos que permitan desarrollar fuentes de energía limpias y renovables.

Todos debemos en la medida de nuestras posibilidades, ayudar a crear una nueva cultura energética, con principios y valores a la medida de la escala humana y que respeten todas las formas de vida.Luego de contemplar las consecuencias de un desastre nuclear en Chernobyl queda claro que:El reactor nuclear seguro más cercano está a 150 millones de kilómetros y es el sol.

 

 

 

 

 

 

 


Sobre esta noticia

Autor:
Diasporaweb (1875 noticias)
Visitas:
15299
Tipo:
Reportaje
Licencia:
Creative Commons License
¿Problemas con esta noticia?
×
Denunciar esta noticia por

Denunciar

Comentarios

Aún no hay comentarios en esta noticia.