Debido al cierre de las plantas de sacrificio por parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) en los municipios de Argelia, Nariño, Sonsón, Abejorral y La Unión, el suroriente antioqueño se encuentra en una problemática compleja frente a la venta y transporte de carne.

Esta situación ha generado un aumento en el precio de este elemento de la canasta familiar pues las reses y los cerdos deben ser transportados hasta Marinilla y Rionegro para ser sacrificados y posteriormente sean distribuidos en las diferentes localidades.

"Desde febrero cerraron el frigorífico y hasta ahora no nos han dado respuesta. Nosotros destinamos 100 mil pesos para el sacrificio y transporte de cada cerdo, en las casas los matan y los venden a cualquier precio", dijo Carlos Cardona carnicero del municipio de Sonsón.

Cifras de la Alcaldía de Nariño indican que la planta tuvo una inversión de 1.500 millones de pesos y a pesar de ello, fue sellada.

"Si bien acatamos las determinaciones del Invima, también pedimos alternativas, porque en este momento la planta de sacrificio más cercana nos queda a 100 kilómetros de distancia, al punto que resulta más económico comprar la carne en otro lado y traerla, que trabajar con la ganadería", enfatizó Carlos Arturo Marín, alcalde de Nariño.

Por su parte, en un comunicado, el Invima aclaró que, ""cuando los Planes Graduales de Cumplimiento no son aprobados, los responsables de las plantas de sacrificio tienen hasta 6 meses para hacer los ajustes que sean necesarios" agregando que "los municipios tienen vía libre para contratar el sacrificio de animales con plantas que sí cumplan con la normativa".

En el municipio de Nariño, tres locales comerciales tienen apagados sus enfriadores y cavas. Cifras de los comerciantes del suroriente antioqueño, indican que las ventas han disminuido en un 50 % debido al aumento gradual del precio de la carne.

Información de nuestro medio aliado Inforiente