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La indiferencia moral y la tolerancia a los actos criminales cometidos por gentes del gobierno y fuera de la ley hacen que colombiua se acreque cada dáa más al barranco de su desgracia como democracia
Este texto no es una crítica social, sencillamente hace una radiografía de los hechos que saltan a la vista, resultantes de nuestra innegable predilección por la comodidad, la indiferencia social, la ceguera moral, la sumisión y la idiotez generalizada.
Con el actual sistema y gobierno comprobamos que los colombianos estamos convertidos en una piara de marranos humanos y estamos demostrando que solo necesitamos que nos lleven al matadero para que con nuestra carne hagan tamales. Lástima que la capacidad de pensar se haya evaporado porque:
Aceptamos la despiadada competitividad como la base de nuestro sistema, aunque engendra dolor, frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores, 98% de los colombianos.
Aceptamos que diariamente me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior, en la pirámide social.
Aceptamos la exclusión social de los marginados, los inadaptados y los débiles, porque la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites y ellos deben quedar excluidos para ahorrar dinero.
Aceptamos que tiremos diariamente toneladas de comida para que los índices bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecer esa comida a los necesitados, y permitirle a algunos centenares de miles de personas, no morir de hambre cada año.
Aceptamos que sea ilegal poner fin a mi propia vida, rápidamente; en cambio toleramos que se me mate lentamente con la contaminación inhalando o ingiriendo substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos.
Aceptamos que se haga la guerra (por cualquier motivo y a cualquier costo) para así hacer reinar la paz, aunque veamos que la paz nunca se logre por ese medio.
Aceptamos que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el gasto de defensa. Así permitirle a la economía de 86 familias poderosas seguir avanzando.
Aceptamos que se ejecute el asesinato de otros seres humano porque con ello se publicita una política de defensa del poder político y económico aceptando gustosos el dolor y la tragedia de las gentes humildes.
Aceptamos que el valor de una persona sea siempre proporcional a su cuenta bancaria; que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades; y que sea excluido del sistema si no produce lo suficiente ganancias.
El delito y los delincuentes tienen más respaldo del gobierno de Uribe que la ley y la justicia que lucha contra el crimen
Aceptamos se premie a los criminales y mal pague a profesores y a médicos encargados de la educación y de la salud de nuestras futuras generaciones.
Aceptamos que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia y sabiduría podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) no necesitamos ni esa experiencia ni esa sabiduría. Por ello, los ancianos sobran.
Aceptamos consumir gustosamente la carne vacuna, porcina y avícola tratada con abundancia de hormonas sin que, explícitamente, se me avise del riesgo que corro.
Aceptamos el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) permitiendo a las multinacionales agroalimentarias modificar genéticamente las plantas para que puedan hacer más ganancias considerables así se degraden las nuevas generaciones.
Aceptamos que se impida pensar de otro modo y por eso aplaudimos se violen masivamente los derechos a la intimidad y la difamación pública sea una política de estado para aplastar al que no sea sumiso al capricho gubernamental.
Aceptamos la búsqueda desesperada del beneficio propio como fin supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como la máxima realización de la vida humana.
Aceptamos la extinción de las especies animales y el aumento de la polución industrial y de la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos en la naturaleza, como algo necesario y natural.
Aceptamos esta situación y todas las del sistema político actual, no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarlo y porque me infundieron a través de los medios de comunicación el sistema está bien.
Aceptamos ser tratado, a diario, en todas mis actividades, como ganado porque todos los demás lo aceptan y porque definitivamente pienso que las mayorías deciden y lo hacen con enorme sabiduría y razón.
Aceptamos sin chistar los abusos del gobierno porque ya nos lavaron el cerebro y nos condicionaron a repetir que sólo actúan por mi bien, por el de todos, y por el del sistema que fuera de él no hay posibilidades de existencia y mañana y tarde les de las gracias por sus injusticias.
Esto no es una crítica infundada, es una invitación al progreso general, a evolucionar a lo positivo y hacer grande a Colombia, sin discriminaciones. Somos 54 millones de personas y no solo 86 familias privilegiadas que hoy concentran el 75% de la economía. Si no proponemos y pensamos diferente Colombia se irá al barranco de la desgracia general.