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En un mundo de crecientes suscripciones de TLCs, es claro que Colombia está llegando tarde a esta supuesta "nivelación" de la cancha del comercio internacional y, además, con una grave apreciación de la tasa de cambio real. Aun así, no cabe duda de que Colombia requiere integrarse comercialmente al mundo, para que no exista la reversión al "parroquialismo" de antaño.
La OMC señala que la relación Exportaciones + Importaciones (de bienes y servicios)/PIB pasó del 39% al 64% durante los años 1990-2011, en buena medida porque el número de acuerdos preferenciales se elevó de 70 a unos 300 a nivel global. De hecho, la porción del comercio internacional cubierto por dichos acuerdos pasó de un 30% a cerca del 50% durante esas dos últimas décadas.
El desafío inmediato es lograr que el comercio de servicios (no únicamente el de bienes) gane un dinamismo similar, pues actualmente éste tan sólo cubre un 18% del comercio mundial. Aun en el mundo emergente, el componente de servicios es relativamente bajo, alcanzando un 10% en China y un 27% en la India, donde usualmente se escucha que el mundo del software y de los "call-centers" es muy avanzado.
La verdad es que medir el comercio mundial de servicios es bastante complicado. The Economist ("Exports to Mars", noviembre 12 de 2011) comentaba que existen problemas de sub-registro a nivel global debido a: i) dificultades para identificar y registrar las importaciones de servicios (financieros, legales, de consultoría, etc.); y ii) problemas en los precios de transferencia, especialmente a nivel de las transacciones intramultinacionales. En efecto, el FMI viene registrando un superávit en la cuenta corriente del mundo (0.3% del PIB), lo cual suscita la duda: ¿Se tratará de compradores de Marte o de Venus?
Corregir este error de registro en las transacciones de servicios requiere: i) controlar la sobre/subfacturación; ii) mejorar la nomenclatura comercial, especialmente la generada con China; y iii) solucionar la contabilización intertemporal de los flujos de comercio de servicios.
¿Qué implicaciones tiene todo esto para Colombia?
Ha pasado algo desapercibido el hecho de que Colombia mantiene un déficit "estructural" en su balanza comercial de servicios, del orden de 1%-2% del PIB anual. En 2011, dicha cifra fue de -1.4% del PIB, donde las importaciones de servicios llegaron al 2.9% del PIB y las exportaciones sólo al 1.5% del PIB.
Aunque venimos escuchando que los recientes TLCs con Canadá, Estados Unidos y, pronto, con la Unión Europea son grandes oportunidades para darle un giro a esta situación deficitaria de nuestra balanza de pagos, difícilmente ello se ve venir en el componente de servicios, dado nuestros rezagos en tecnología de punta y en nuestra desventaja educativa y lingüística (respecto de la India, Malasia o Irlanda). Si la Administración Santos no acelera el paso para "sembrar" rápidamente la actual bonanza minero-energética en mejor infraestructura y en un salto cualitativo en educación, Colombia seguirá "jugando" con el campo desnivelado en materia de comercio internacional, especialmente en su componente de servicios.