¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diariodelvino escriba una noticia?
El secreto de saber catar un vino está en los sentidos y la memoria. Es decir, tienes que recordar aromas, sabores y colores de la naturaleza y compararlos con lo que te ofrece el vino. Por lo tanto, si un vino te recuerda a una torta de chocolate vas por buen camino.
1° No tener miedo
Si bien es cierto que al principio no podrás diferencias entre un vino muy bueno y uno excelente. Pero anímate, porque sabrás cuáles son las características de uno bueno y uno malo. Así que no te asustes y comienza a opinar, aunque sea la primera vez.
2° La cata
Degustar un vino es básicamente un proceso deductivo que incluye una evaluación sensorial, donde participa la vista, el olfato y el gusto. Utilizar todos los sentidos te permitirá distinguir las distintas variedades y hasta incluso procedencias.
A través de la vista, podrás detectar la limpidez y calidad visual del vino. A través del olfato detectarás la complejidad de los aromas que contiene para finalmente develar las sensaciones táctiles y de sabor en el paladar.
Vista
Partimos de la vista y para ello tienes que llenar de vino hasta un tercio de la copa. De esta manera tendrás la libertad de mover el vino sin temor a volcarlo.
Ahora mira atentamente desde el centro de la copa hacia los bordes contra un fondo blanco. Y lo primero que podrás detectar es si se trata de un vino de crianza o joven. Sólo por el color, ya que los vinos tintos toman un tono teja cuando son guardados por varios meses en barrica y si se trata de vinos blancos, la crianza le brinda reflejos dorados.
Hazlo girar por las paredes de la copa y se formarán las llamadas piernas o lágrimas, esto delatará la proporción de alcohol. Si quedan bien marcadas, tiene mayor contenido alcohólico y glicerol.
Nariz
Ahora es el turno del olfato. Para comenzar tienes que acercar la nariz y oler sin mover el vino. Aquí obtendrás tus primeras impresiones, luego mueve el vino y sentirás los nuevos aromas que suelta. Anótalos hasta que los olores te sugieran algo.
Lo más fácil es descubrir cuando el vino ya pasó su momento porque tiene aromas bien diferenciados de huevo, repollo, ajo, azufre o vinagre.
Si en cambio notas fuertes aromas a manzana o frutas pasadas, se trata de un vino en el que se ha excedido en oxidación. Si se trata de un aroma a humedad, moho o corcho, se trata de un tapón de mala calidad.
Boca
La lengua es el órgano principal de esta etapa y antes que todo tienes que tener en claro dónde percibirás los distintos sabores.
En la parte de atrás de la lengua detectarás el sabor amargo; adelante, el dulce; a los lados y atrás, los ácidos y a los lados adelante lo salado. Descubre de a poco todos los sabores y anota como los olores.
En el paladar podrás sentir el cuerpo del vino, el alcohol y la intensidad de los sabores. Además de la astringencia que brinda los taninos del vino. Compáralos con el té, la suavidad de los taninos es una virtud del vino.
Para pasar correctamente esta etapa tienes que tener en cuenta la temperatura. Pero en fin la percepción final, es decir, la unión de todas las características que notaste determinará si se trata de un buen vino o no.
.