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Sin duda el sistema de salud colombiano pierde cada día más su estatus como política pública, afectando a su vez a las poblaciones más vulnerables y dejando de lado a las clases menos afortunadas sin atención médica. La privatización de dicho sistema aumenta exponencialmente y las entidades encargadas de regular está situación hacen caso omiso.
La desigualdad es un factor determinante para comprender el sistema de salud colombiano, medio por el cual la ley 100 de 1993 establece dos regímenes el contributivo y el subsidiado, en este sentido quienes pertenezcan al primero deberán pagar por su atención médica, y quienes se encuentren en el segundo tendrán dicho servicio gratis.
Retomando el párrafo anterior se puede mencionar que los pertenecientes al régimen subsidiado se encuentran carentes de un servicio completo y eficaz, ya que acceder a la atención médica es una tarea compleja y en muchas ocasiones nula. El Estado, quien es el encargado de destinar el presupuesto para dicho régimen y a su vez vigilar un sano desarrollo del sistema de salud colombiano ha disminuido en la inversión social, trayendo esto consigo problemas en la comunidad más vulnerable.
La prestación del servicio de salud tiene dos vertientes, en primer momento los pertenecientes al régimen contributivo se encuentran escritos en las EPS, y en segundo momento para los de régimen subsidiado es el SISBEN.
Como resultado se presenta una serie de hechos que sin por menores se puede interpretar como un sistema de salud privatizado ya que se empieza a perder participación del Estado, para que sean los hospitales, clínicas o entidades privadas las encargadas de ofrecer una atención medica determinada.
Según se puede evidenciar la participación del Estado es cada vez menor, dejando como resultado una serie de interpretaciones para inquirir en que la salud en un futuro próximo será completamente privatizada, y solo podrán asistir quienes tengan un nivel socioeconómico mayor a los estratos 1 y 2.
La privatización del sistema de salud colombiano será cada día mayor, un medio clasista en donde solo quienes tengan dinero para pagar podrán acceder, mientras los menos favorecidos sufrirán las consecuencias de un Estado que deja dicha política pública en manos de terceros.