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Una de las tantas paradojas que tiene la vida pensar en algo y hacer otra cosa totalmente distinta..
Sin importar quienes seamos estamos siempre inmersos en alcanzar la utopía, al derecho a un trato digno, a la dignidad, el paraíso de cucaña que todos tenemos en mente, pero que raras veces logra salir a flote, ¿Por qué? Esa es una de las tantas paradojas que tiene la vida pensar en algo y hacer otra cosa totalmente distinta, tal vez los sentimientos que se generan en la cabeza, no logran sobrevivir a la mezquindad de la misma o es posible que la sensibilidad por los demás es algo que no alcanza a llegar a nuestro corazón y como no nos toca, no nos afecta.
Nos expresamos tan bien, incluso en nuestras leyes y reglamentos gubernamentales, encontramos que todo pareciera un cuento de hadas, tan mágico e inusual, según Parra (2004, p. 16) “en el marco del enfoque de los derechos humanos, efectuar un estudio detallado que amplié los horizontes de la dignidad humana y propicie que calidad de vida se equilibre en beneficio de las personas con discapacidad”.
Ya que se nos declara libres y somos secuestrados físicamente por otros o incluso mentalmente por nosotros mismos, tenemos derecho a la vida y cada minuto una futura madre pone fin al fruto de su vientre, ya sea por falta de recursos, estética o porque el ser que viene por una oportunidad de vida tiene en él algo que llamamos “defecto genético”.
Casi podríamos decir que algunos seres humanos parecieran ser unos animales completos, unos lobos disfrazados de ovejas, ya el mundo es bastante difícil y lo hace aún más el hecho de que seas diferente, según nuestros propios paradigmas sociales, para ser aceptado en esta comunidad debes tener una apariencia agraciada, medidas perfectas y sonrisa brillante.
Es posible que en años anteriores la situación en cuanto a la discapacidad fuera mucho peor de lo que se ve ahora, pero es obvio que no ha cambiado demasiado la persona con discapacidad en nuestro país ocupa aproximadamente una cuarta parte de nuestra población, para tener un porcentaje de esa magnitud, debería tener mayor proyección pública, es decir comodidades especiales para entrar a un supermercado o cualquiera que sea la entidad, es lamentable advertir que el lugar que más tiene es una rampa, con la que pretenden hacer entender, que si apoyan la discapacidad.
La parte de la población femenina con dificultades de discapacidad es aún más vulnerable ya que se encuentra expuesta a todo tipo de abusos incluyendo los sexuales, como no tienen clara conciencia de su entorno, puede decirse que son presa fácil, es infame el solo pensar, en el hecho de que un ser inocente sea mancillado.
Los mejores relatos que podemos contar a nuestros hijos y a los demás, no son las desgracias por las que pasan algunos allegados, si no las experiencias que brotan del corazón
Porque según y en papel se tiene derecho a una vida digna, a la igualdad de condiciones, pero la realidad del asunto es otra, no vemos por lo general a una persona en silla de ruedas laborando en un banco o entidad sólida como tal, son ángeles sin voz, que no son tenidos en cuenta, la única igualdad de la que los hacemos participes es la del rechazo y el aislamiento.
La sociedad misma se ha encargado de hacer una brecha, la que para ellos es casi imposible tratar de pasar, ya que están condenados a la marginación, no son útiles dicen algunos, otros pocos al verse frente a este contexto deciden dejarlos a su suerte, sin importar lo que será de ellos, no alcanzo a imaginar una situación de tan alta perfidia.
Sí, es verdad existen entidades que ayudan a su rehabilitación, según artículo 47 de la constitución “El Estado adelantará una política de previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a quienes se prestará la atención especializada que requieran”, estas entidades ayudan a mejorar su condición de vida al menos fundamentando lo que se considera básico para nosotros, algunos llegan a tener la capacidad de solucionar problemas y con el favor de Dios no les va mal, pero casi que de nada sirve sentarse a hablar de ellos en una convención, si no se fomenta en la sociedad como tal la humanidad y el amor indiscriminado por el prójimo.
Nos falta mucho para llegar al paraíso, señoras y señores, estamos lejos aún y lo puede comprobar en este instante haciéndose una simple pregunta, ¿Cuándo fue la última vez que usted tendió la mano a alguien que lo necesitaba, que no perteneciera a su grupo familiar y esta ayuda tuviera que ser proporcionada de manera prolongada? Es mas ¿alguna vez, ha hecho algo así?
Tal vez nunca se ha dado esta oportunidad, ¡verdad!, con la excusa de no tenemos tiempo, problema resuelto, solo por ejercicio personal cuanto invierte generalmente en una salida familiar, más o menos es lo que usted gastaría en unos refrigerios sencillos, destinados a una fundación de niños de escasos recursos o tal vez a unos ancianos.
La inversión es irrisoria y la satisfacción bastante grata, mucho más que saber que ha quedado a paz y salvo con sus impuestos, solo inténtelo, de ser posible dígame como se sintió, comparta su experiencia, los mejores relatos que podemos contar a nuestros hijos y a los demás, no son las desgracias por las que pasan algunos allegados, si no las experiencias que brotan del corazón.
Se nos declara libres y somos secuestrados físicamente por otros o incluso mentalmente por nosotros mismos