¿Es demasiado grande la pantalla del Galaxy S III o demasiado pequeña la del iPhone? ¿Es mejor iOS o Android? Otro debate más para añadir a la sempiterna guerra entre amantes y detractores de una y otra plataforma. Y hoy vamos a echar un poco más de picante al asunto, bueno, no nosotros, sino un empleado de una tienda del operador estadounidense Sprint, que añade un nuevo elemento a la confrontación: el grosor de los dedos.

La rocambolesca historia tuvo lugar el pasado 16 de diciembre, cuando un cliente del operador se dirigió a una de sus tiendas a remplazar su averiado móvil por otro nuevo con cargo a puntos y al ser atendido solicitó "el más barato posible". El empleado le informó que a coste cero tenía el iPhone 4 y nuestro protagonista no lo dudó: "quiero ese". Pero aquí el asunto se torció sorprendentemente. Al de Sprint no le gustó la elección de su cliente y atacó de frente: "no compre el iPhone, es una mierda". El atónito cliente respondió que aquello no era cierto, que ya había tenido varios iPhones y estaba muy contentos con ellos". El aguerrido dependiente cambió de estrategia y mirando los dedos de su interlocutor sentenció: "tiene los dedos demasiado gordos para ese móvil, debería comprarse un Galaxy S III".