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Yo mismo puedo, en este momento, escribir un texto en mi computador y cargarlo en Internet; la distribución no constituye un factor.
Así es, y luego cualquier persona en el mundo podrá obtenerlo. El problema es la comercialización, el marketing editorial, ¿cómo van a darse cuenta de que existe? Mientras se discute sobre los soportes y la búsqueda de modelos de negocio nuevos, se va esclareciendo que en la cadena de valor de las publicaciones, se debe trabajar en la búsqueda y conformación de un público propio, es el caso de los viajes y turismo.
Antes, el proceso comenzaba con el autor, luego el editor que daba forma al texto y lo enviaba al punto de venta, a la vista del lector. Actualmente el proceso de creación comienza con el escrito del autor o también puede darse en un Blog. La edición puede ser desarrollada por plataformas online y, en menos casos, editoriales tradicionales no tecnificadas. El formato de la obra tiene multitud de modos, ya se publica en formatos tecnológicos como e-reader, tablet, smartphone, Pc y papel.
Los puntos de venta están siendo acaparados de manera online por los distribuidores (a veces también editores) mayoristas. Junto a diferentes maneras de distribución como sitios Web, redes sociales y otros, se logra difusión dentro de un abanico de posibilidades. Las agencias de viajes deben cruzarse tanto con los lectores tradicionales, como con los migrantes y nativos, en un punto. Son diversas las herramientas, mecanismos y probabilidades y quizá la relación quede establecida por las temáticas publicadas más que por las estrategias tradicionales de marketing editorial. Los miembros de dicha cadena de valor deberán llegar a sus lectores dando a conocer sus propias realizaciones para lograr un posicionamiento en la memoria de los consumidores.
Posteriormente, un posicionamiento que deberá digitalizarce y expandirse, para aprovechar la onda expansiva de las imparables tecnologías.