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Los estudios revelan una disminución del 25% en el riesgo de cáncer de mama en mujeres con mayor actividad física, en comparación a las que hacen menos ejercicio
Es bien sabido que el ejercicio disminuye el riesgo de desarrollar cáncer. Esa función protectora del ejercicio se observa en muchos cánceres, entre ellos, de mama, de pulmón, de endometrio, de colon y de próstata; pero ¿sabía que el ejercicio es igualmente útil durante y después del tratamiento contra el cáncer?
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, las investigaciones revelan que hacer ejercicio durante el tratamiento contra el cáncer puede mejorar el funcionamiento físico y la calidad de vida. El ejercicio moderado puede:
Aumentar la fuerza y la resistencia
Fortalecer el sistema cardiovascular
Disminuir la depresión
Reducir la ansiedad
Disminuir el cansancio
Mejorar el ánimo
Aumentar la autoestima
Reducir el dolor
Mejorar el sueño
Obviamente, hay ciertos asuntos que impiden o afectan la capacidad de una persona de hacer ejercicio, sea por enfermedad o por el tipo de tratamiento, incluido lo siguiente:
Anemia (tener poca cantidad de glóbulos rojos, de hemoglobina o de proteína)
Debilidad del sistema inmunitario
Radioterapia
Otras personas deben tener más cuidado para disminuir el riesgo de lesionarse y entre ellas están los ancianos y quienes padecen enfermedades de los huesos, artritis o daño nervioso (neuropatía periférica).
“Varios estudios fascinantes muestran que la actividad física regular se vincula con mayor expectativa de vida después de un diagnóstico de cáncer y en muchos casos, con una disminución en el riesgo de recurrencia del cáncer”, comenta Kaye Holt, enfermera especialista del Sistema de Salud de Mayo Clinic. “Por lo menos 20 estudios de personas con cáncer de mama, de colon y recto, de próstata y de ovario han planteado que los supervivientes de cáncer que son físicamente activos tienen menor riesgo de recurrencia del cáncer y mayor supervivencia que quienes son inactivos”, añade.
La Sociedad Americana contra el Cáncer, el Fondo Mundial para Investigación sobre el Cáncer, el Instituto Americano para Investigación sobre el Cáncer, el Colegio Americano de Medicina del Deporte y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos abogan por la actividad física para los pacientes y supervivientes del cáncer. La Sociedad Americana contra el Cáncer recomienda a los supervivientes de cáncer tomar las siguientes medidas:
Participar regularmente en alguna actividad física
Evitar la inactividad y retomar las actividades cotidianas apenas sea posible después del diagnóstico
Hacer ejercicio por lo menos 150 minutos por semana
Incluir ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos días por semana
“No todo el mundo está listo para ir al gimnasio durante o después de la terapia contra el cáncer, pero reanudar una actividad agradable puede hacernos disfrutar más y permitirnos cumplir mejor con el programa de ejercicios”, señala Holt.
Luego, Holt explica que el ejercicio puede incluir andar en bicicleta con amigos o correr tras el perro en el parque. Anota también que caminar es una gran actividad para casi todos y que nadar puede ser una alternativa estupenda para quienes tienen problemas con las articulaciones. Además, Holt dice que el yoga es fantástico para problemas de fuerza, flexibilidad y equilibrio.