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El maquillaje que el gobierno aplica a las cifras de la realidad social colombiano, hacen nacer la duda y contribuyen a crear despretigio del gobierno de Uribe. De eso nadie lo salva
El propio gobierno a través del Dane le ha dicho a los colombianos que esto no va muy bien. El desempleo, por ejemplo, es un problema que cada vez se agudiza más y no se ven soluciones a corto ni mediano plazo. El mundo capitalista para peor de males, entró en crisis y como en el país no hay políticas sociales sino rutas de enriquecimiento capitalistas, el golpe es más contundente. Según algunos sociólogos, el problema no es simplemente la falta de fuente de trabajo estable, permanente y bien remunerado, también deben considerarse las arandelas que esto lleva: “El incremento de la delincuencia, el auge del narcotráfico en muchas de sus barriadas y la desazón entre la juventud, son parte de los signos que evidencian la coyuntura que se vive… El desempleo y la pobreza que padecen los colombianos es más grave de lo informado por el Dane, (gobierno). El real tamaño de la crisis en Colombia está muy lejos para ser aproximado a los pronunciamientos oficiales, donde el maquillaje a la realidad salta a la vista.
Según el Dane, “para el trimestre febrero-abril, los ocupados aumentaron en 506.000 hasta 18'103.000, destacándose el incremento de 255.000 de los trabajadores por cuenta propia, la mayoría en el rebusque; de 220.000 de los empleados particulares; y de 157.000 en los trabajadores familiares sin remuneración, que compensaron las reducciones en los empleados del Gobierno (60.000) y los jornaleros o peones (120.000)”. Si traducimos al lenguaje corriente lo dicho por el Dane, tendremos que el desempleo es mucho mayor que el reconocido: “255.000 de los trabajadores por cuenta propia, la mayoría en el rebusque; (…) y de 157.000 en los trabajadores familiares sin remuneración”. ¿No son estos desempleados disfrazados? ¿En dónde están los 600 mil empleos nuevos de que habla el presidente en sus discursos?, se pregunta el común de las gentes, pero no hay respuesta, el señor Álvaro Uribe nunca puntualiza, habla ambiguamente.
El Banco de la República, una institución seria de alta credibilidad por haber logrado mantener su independencia frente a los intereses polítiqueros del presidente Uribe, sostiene: “La caída de la industria, el comercio y la construcción como se reconoce por propios y extraños atiza el problema del empleo y la pobreza… En Colombia el desempleo está disfrazado de “informalidad”, “trabajo por cuenta propia”, “rebusque”, y otras palabras que esconden la vergonzosa y humillante realidad, pero ésta no miente. El 57, 7 por ciento –es decir, 10.963.000 hombres y mujeres en edad de trabajar, integra ese grupo humano que dicen está dedicado a la informalidad, esto es, la condición de trabajadores sin tipo alguno de seguridad social o estabilidad laboral. Además de ellos, existen los desempleados, que a mayo de 2009, suman 2.470.000 personas”. ¿Eso no se puede calificar como un éxito del gobierno de Álvaro Uribe, quien aspira a mantener sus políticas generales puesta en marcha en los 7 años anteriores? Para mi y millones de colombianos eso es vergonzoso.
En Colombia a corto y medio plazo nadie podra pensionar las exigencias inalcansables del gobierno para el trabajor comùn
Dentro de la verdad innegable colombiana, sin afeites, frente al trabajo y la pobreza, desconocida o maquillada por el gobierno “un escaso 30 por ciento de connacionales, alrededor de 5.700.000 personas, trabaja bajo alguna modalidad contractual, pero la mayoría ligada a contratos a término fijo y bajo la forma de salario integral. De ellos, alrededor de cuatro millones devengan el salario mínimo. Muchos más (5, 5 millones) laboran por fuera de la legalidad y su mensualidad ni siquiera alcanza a esa ínfima suma de dinero. La baja remuneración que se incrementa poco para otros trabajadores, toda vez que 4 de cada 5 perciben menos de dos salarios mínimos. Ni unos ni otros tienen con qué cubrir la canasta alimentaria mensual…” Esto, parece que complaciera al señor presidente, Álvaro Uribe, quien ha sostenido que en materia de mejora salarial no admite cambios a lo dispuesto por él para mejorar los ingresos del poder económico colombiano y Sacrificar al trabajador.
Según el Dane, y para este tipo de familia, la necesidad básica del salario bordea el millón de pesos, verdad incoltable que le entra por un oído al gobierno y le sale por el otro. Pero las cosas no paran ahí, son mayores y más crueles. Al tratar este tema todos los medios serios concluyen con lo que han llamado “Cifras de escándalo y dolor”. Muchos compatriotas, la inmensa mayoría, a pesar de batirse toda la vida tras unos pesitos para poder mantener su supervivencia y la de los suyos, al final de su edad productiva “no podrán jubilarse”. Con las normas establecidas por el gobierno Uribe y que considera inamovibles se lo impiden. Las edades, montos de cotización y tiempo para hacerlo son un crimen social con categoría de ley. Muy a su pesar e intentar una pensión, por el trabajo realizado, el salario devengado y altos costos de los aportes obligatorios, no les alcanza para cotizar en un fondo de pensiones. Como corolario tenemos que aceptar que, “Estos son algunos de los aspectos que ‘dibujan’ el mundo del trabajo en Colombia, y que desnudan los niveles reales que el desempleo, abierto o alterado existente entre nosotros…-otra cosa son las informaciones maquilladas para proteger lo único que le interesa a Uribe, su imagen falsa y retorcida de redentor sin el que fuera de él, no hay redención para Colombia.