¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Angelalirio escriba una noticia?
Haré el intento por juntar en una réplica de libro, la totalidad de los episodios vividos en estos años
DETRÁS DE CAMARAS
Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS
Hace catorce años volví a colocar los sentidos y los pies en mi tierra natal. Regresaba a Santander, recibido como abogado de la Universidad Libre de Bogotá y con la expectativa de asistir como Diputado de la Honorable Asamblea Departamental a sus sesiones. Desde entonces he alternado mi profesión, con el periodismo y la política. He conocido personajes y de éstos, detalles, que bien descritos y narrados contribuirían a aclarar la percepción que en el inconsciente colectivo hay de ellos.
Desde cuando de nuevo inicie a recorrer los pasillos de la vida pública santandereana, pude ver su entraña. Su realidad; el juego de lealtades y deslealtades, de intrigas e intereses. La presencia de grupos de presión y la complacencia de algunos miembros de esas agrupaciones, con circunstancias non-santas, a cambio de la satisfacción de sus intereses, cuando no la utilización de vocablos como fingidas causas, para pretender el acompañamiento ciudadano a sus bien publicitados bochinches y berrinches, que terminan en silencio, por el efecto que causa el llenado de sus bocas e intestinos.
Ahora que creo ha llegado el momento, cuando algunos escritores con pluma ajena, han pretendido narrar lo que a sus intereses conviene, voy a hacer el intento por juntar en una réplica de libro, la totalidad de los episodios vividos en estos años y que por prudencia o también con sinceridad lo digo, por conveniencia, o por eso que llaman miedo, he guardado en el anaquel del silencio.
Para verdades y cicatrices, el tiempo
Creo tener ya el título, aunque no sé si caiga bien, se llamará “A mí también me lo contaron” y advierto desde ya, que el ánimo de su denominación y contenido, pretende evitar las posibles acciones judiciales de aquellos actores públicos, que irán a demandar pruebas y testigos. Y para evitarlo, me han sugerido que no utilice nombres propios, sino apelativos.
Aspiro a narrar allí, por ejemplo, cómo se vivió la infiltración de las secuelas de la Guerra Fría, en la Asamblea Departamental y cómo fue que se derroto al sonado carrusel de la Gobernación de Santander, para dar paso a un proyecto político que era ambicioso en lo social y grande en lo democrático.
Lo hare con la más grande responsabilidad y con el ánimo de ser leal a esta tierra que guarda parte de los despojos de mártires comuneros, cuya memoria debe ser honrada con nuestro aporte a la verdad histórica, para bien de las nuevas generaciones. Como decía un buen amigo: Para verdades y cicatrices, el tiempo. Feliz año.
Algunos escritores con pluma ajena, han pretendido narrar lo que a sus intereses conviene