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Alrededor de 300 mujeres del municipio colombiano de Barbacoas se habían sumado a una huelga de "piernas cruzadas" con el fin de lograr una vía decente de comunicación. Después de 3 meses y 19 días han logrado el inicio de las obras
Durante 3 meses y 19 días se rehusaron a tener sexo para presionar la construcción de una carretera que comunique con el resto del país a este pueblo, situado en el piedemonte costero de Nariño, suroeste de Colombia.
( Las consignas de las pancartas no tienen desperdicio).
La única vía, un camino de herradura de 163 años, tiene 57 kilómetros. Gracias a la insólita protesta, el Gobierno se comprometió a pavimentar, con ayuda del Ejército, los primeros 27 kilómetros. La inversión será de 40.000 millones de pesos. Sobre los otros 30 kilómetros, los más críticos, el ministro de Transporte, Germán Cardona, dijo que ya se están haciendo estudios para definir los diseños y el costo.
Con un 'pusandao', una especie de sancocho que lleva carne de res, de cerdo y gallina, yerbas, cerveza y vino blanco, 300 mujeres de Santa María del Puerto de Toledo de las Barbacoas celebraron el fin de su huelga de piernas cruzadas.
Las declaraciones de la líder del 'Movimiento de las piernas cruzadas', fueron las siguientes:
¿Cómo fue la celebración al ver finalmente las volquetas?
Estábamos felices. Sembramos árboles y el Ministro de Transporte, el general Jorge Segura (ingeniero del Ejército) y el gobernador, Antonio Navarro, nos quitaron las cadenas que portamos por 3 meses y 19 días. Entonces empezamos a gritar: '¡Sí se puede!'.
¿Pero cómo fue la celebración en la casa de cada una?
(Risas) Esa noche les cumplimos a nuestros maridos. Las ganas eran muy grandes y había que aprovecharlas. Se armó un zaperoco en todo Barbacoas. Imagínese: 300 mujeres haciendo desorden.
¿Usted sí cumplió con lo de las piernas cruzadas?
Exactito, abstinencia total.
¿Y el resto de mujeres?
Cuando las mujeres decimos no es no, y no damos el brazo a torcer. A nuestros maridos les dijimos: "Qué pena, hacemos esta huelga hasta el 11 de octubre y abrimos las piernas cuando tengamos la certeza de que nos harán la carretera", y cumplimos.
"Nos quitaron las cadenas que nos ataban. Entonces empezamos a gritar: '¡Sí se puede!'. Esa noche les cumplimos a nuestros maridos. Las ganas eran muy grandes y había que aprovecharlas"
¿Cómo hicieron para mantenerse firmes?
Por las noches nos sentábamos a tertuliar y a contar chistes. La juez de Barbacoas, Maribel Silva, nos capacitaba en temas de género y, para evitar cualquier tentación, muchas optaron por dormir en camas separadas. Hicimos de cuenta que estábamos de viaje.
¿Y qué hacían ellos?
Se iban a trabajar -eso nos decían- y por la noche nos acompañaban a las tertulias.
¿Usted cree que dentro de 9 meses se verán los resultados de levantar la huelga?
Después de comernos ese 'pusandao'... Hasta el ministro comió. Y eso que le advertimos que se atuviera a las consecuencias. Creo que tendremos que organizar un baby shower comunitario (risas).
¿Se sienten triunfadoras?
¡Claro! El día que vimos llegar la maquinaria no lo podíamos creer; fue muy especial, no solo para el movimiento, sino para todos los barbacoanos, para los habitantes de los municipios de Magüí Payán y Roberto Payán y para todo el departamento. Imagínese, fueron décadas de olvido.
¿Quedaron tranquilas?
Sí. Se ratificaron los compromisos del 27 de julio y del 18 de agosto en el sentido de que el 11 de octubre comenzarían los trabajos. Pero lo que nos puso más felices fue escucharle al Ministro de Transporte que se convertiría en el padrino de la vía.
¿Volverían a hacerlo?
Si el Estado no cumple, retomaríamos la bandera.
Ustedes se quejaban de la pasividad de sus hombres. ¿Ya se despertaron?
¡Claro! Al movimiento se sumaron 50 hombres, empezando por el juez Diego Enríquez
¿Qué les quedó a sus hijos? Están orgullosos de sus mamás. Yo tengo 3 propios y 7 que crié. Guardaron todos los recortes de prensa donde registraron nuestra lucha. Les quedó claro que podemos construir un país más justo y reclamar derechos sin violencia.
"Por un nuevo amanecer, nos abstenemos del placer!!"...así rezaba una de las pancartas de las manifestantes