Muchas veces «no vemos más allá de nuestras narices» cuando a resaltar la labor «del otro» se trata. Casi siempre pensamos en lo que hacemos, pero cuando la acción ha sido desempeñada por otros no vale, o simplemente es copia o lo que es peor nos dejamos llevar por la fantasía oscurecedora de deseos externos o mejor conocida como “la envidia” y no permitimos que otras personas salgan avante en este mundo de cristal-soñador para los niños (hermoso este mundo, pero con cualquier movimiento torpe lo podemos quebrar y jamás reparar) o el mundo de porcelana-creada para los adolescentes (en este mundo se intenta ser fuerte, pero cualquier indicación inadecuada, puede desviar y romper, pero al restaurar ya no es lo mismo, porque quedan huellas de la tristeza y el sufrir) o el mundo de realidades en sueños frustrados para nosotros los que nos llamamos adultos (un mundo en el cual, si no se pone atención, podríamos estar compartiendo y trasladando nuestras frustraciones a los demás)

Por ello te invito en este día a esforzarte por ser feliz y dar felicidad a los que te rodean: conocidos y desconocidos