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Cada vez que el nuevo presidentre de Colombia abre la boca, se aleja más del estilo y pensamiento político de Alvaro Uribe. Sus criterio en materia de economia, politica partidista, poderes pùblicos, tema social entre ellos
Lo interesante del actual gobierno, a un paso de su final, comparado con el presidente recientemente electo, se encuentran montañas de marcadas diferencias. Anuncio que no predicará ni practicará el odio y satanización entre los partidos y personas que estén políticamente en contra de él. Eso es bueno y algo que se esperaba. Sabemos que se trata de una enseñanza que nos dejó el debate electoral y en donde se hizo énfasis en la legalidad, honradez y respeto por las personas. Las enseñan zas de Mockus trascendieron y a pesar que no ganó, dejó la Patria sembrada de ideas sanas que las quiere asimilar Santos. No es sano y así lo veo, que se pretenda hacer un gobierno “monopolístico”, ya que esa es la semilla del odio y el distanciamiento. Eso es perjudicial, en una democracia es fundamental la presencia de por lo menos dos o tres criterios políticos. Ese pecado mortal lo cometió Uribe. “Que para todo solamente fuera él y después si quedaba algo también él y a los demás había que exterminarlos a como diera. Eso dio como resultado las tristemente celebres chuzadas. Las diferencias entre el respaldo de los votos que subieron a Uribe y los que le dieron el poder a Santos son grandes. El primero tuvo a los paramilitares aliados, quienes usaron todos los desafueros posibles. Del segundo no se puede hacer esa afirmación, puede así hayan existido trucos y bambucos en el desarrollo electoral, paramilitares masivamente con armas e intimidación no.
El gran pecado moral de quien sale de la presidencia estuvo en llegar a creerse un Dios entronizado en la Casa de Nariño y predicar que fuera de él no habría salvación. De buscar por todos los medios ser el ejecutivo, legislativo y lo judicial. Nunca lo logró a pesar de que sometió a la esclavitud política a sus amigos y sectores denominadas “coalición”. Nunca les permitió pensar, incluso, ni siquiera organizar el orden del día de las sesiones por que los llama a desayunos para ordenarles qué hacer. Los escándalos fueron muchos y macros en donde siempre aparecieron los “uribistas” recibiendo el pago de su servilismo ciego a inconsciente. La persecución de Uribe al poder judicial fue repugnante. Santos busca que el congreso vuelva a sus viejos fueros de ser los voceros de las regiones y las gentes. Lo que pretendió hacer Uribe con el Poder Judicial para proteger de las investigaciones criminales a sus familiares, amigos, políticos y funcionarios deshonestos, no tiene paragón en la historia nacional. ¡Avergüenza! Ni fiscales, ni jueces ni magistrados sucumbieron y defendieron su independencia, autonomía y legalidad. Hoy después de elegido, Juan Manuel Santos, habla de que él quiere un congreso “deliberante y autónomo” y un poder judicial “Vertical, independiente y autónomo aplicando recta y pronta justicia”. No tratará de interferir en ninguna investigación sea contra quien sea o que le aprueben una ley a ojos cerrados.
“Santos es quien más apoyo popular ha tenido hasta el momento” y a pesar de ellos, está llamando a los demás a que le expongan sus criterios, sus ideas
Uribe pasa a un segundo plano, quiera o no quiera, lo acepten o no los medios de comunicación que siempre sobornó.. Ya dejó de ser el presidente que fue elegido con el mayor volumen de votos. Hoy lo supera muy ampliamente el Presidente Santos. “Santos es quien más apoyo popular ha tenido hasta el momento” y a pesar de ellos, está llamando a los demás a que le expongan sus criterios, sus ideas y formulas posibles que contribuyan al desarrollo nacional. Todos los estratos por igual. Al menos hasta el momento no se ha obnubilado ni ha caído en la trampa mortal de que “mucho respaldo popular es sinónimo de sabiduría u omnipotencia”. Santos ha sostenido que hay necesidad de hacer muchísimos cambios imperativos y fundamentales en las directrices de la económica. “Como están hoy las cosas, será imposible alcanzar su meta de más trabajo con seguridad social para los colombianos”. De lo que no dudamos es que, una cuestión es Uribe y otra muy diferente, a muchos años luz, Santo. Por más amigos o compenetradas que hayan sido los dos personas durante alguna época, jamás serán iguales ni pensaran similar. Se trata de dos mundos diferentes. Algo muy interesante, aunque dudoso de creer, es que Santos no vaya a manejar políticamente al país en torno a dádivas y puestos públicos, pero hay que creerle.
A pesar que tiene etiqueta de guerrista, Santos, ha hecho un llamado reiterativo a la Unidad Nacional y comenzó a limar asperezas con sectores como el Poder Judicial. Santos se reunió con el presidente, Álvaro Uribe, a quien le dio parte de victoria con una alegría que no podían esconder sus labios. Las imágenes mostradas por televisión del nuevo mandatario eran de un rostro optimista, alegre y una cara triste, ida y apagada para la Uribe. Uribe, quiera a no quiera, ya está a un paso de quedar para siempre en la lista de los Ex, los que fueron dueños del poder, la alabanza y el aplauso. Estará en iguales condiciones de Belisario, Gaviria, Samper, Pastrana. “Fueron buenos en una época pero superados por los que llegaron democráticamente al poder después”. Algo que Santos ha dicho con toda seriedad y el respeto que se merecen 12 millones de colombianos quienes tomaron parte en el debate electoral, a favor o en contra, es que actuará al contrario de su antecesor Uribe en muchos aspectos. Uno de ellos, en lo económico, que, “No enajenara el patrimonio de los colombianos, las Empresas del Estado, en la loca carrera que se venía practicando para tapar huecos fiscales abiertos sin bien ni provecho para el país y los colombianos. Su antecesor en su estadía en la Casa de Nariño, “ferió” 50 empresas, riqueza nacional cada dos meses para tapar el hueco fiscal que él mismo producía con sus gastos estrambóticos y sin ningún beneficio ni control real para el colombiano de la calle. “No taparé huecos fiscales vendiendo el patrimonio nacional”, dijo Juan Manuel Santos para alargar y profundizar las diferencias con Uribe y su concepción del manejo del Estado. Creo que el nuevo mandatario nos está demostrando que con Uribe, como dice la canción ranchera “la distancia se hace cada día más grande, ” Eso es bueno, muy bueno no solo para una casta de privilegiados insolentes e insensibles, sino para todo aquel quien se diga colombiano.
El presidente uribe siemprte quiso ser solo él . Algo como un Dios metido en la Casa de Nariñó de donde otorgaba favores ángelez vengadores a los contrarios