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El problema del transporte en Bogotá es tan complejo que por más que una horda de corruptos funcionarios lo intente no se solucionará a corto plazo con reformas sin sentido, lo que esta ciudad necesita es un cambio de actitud entre sus habitantes
Vieja Hijue... es que no ve el pare??!!-
No recuerdo las veces que he escuchado esta frase cuando no ando en mi mercedes ( mi bicicleta), pero en un día normal puedo escucharla entre 5 y 6 veces en el trayecto de mi apartamento a mi oficina. Trayecto que en bicicleta me toma 20 minutos que es más o menos lo mismo que en automóvil, en bus 40 y en transmilenio hasta una hora desde el momento en el que coloco mi pie en el desafortunado alimentador.
Conducir en Bogotá es una de las experiencias más estresantes que he tenido la fortuna de observar, estar pendiente de todos los carriles, las intersecciones, los pares, los accidentes, y los policías que en ocasiones son como el puntapié final en un partido que siempre estuvo perdido, "en Bogotá uno maneja con rabia" me decía un amigo mientras trataba de tomar la Boyacá desde la AV 26, creo que todas las personas que han conducido un automóvil o lo conducen actualmente aceptarán humildemente que esto es verdad, como me gustaría que las fantasías que prometen los comerciales de automóviles se cumplieran en esta ciudad: "más espacio para tí", xperience your life, city is your no se qué, mientras un conductor maneja un último modelo por una autopista sin huecos, sin peatones, sin lluvia y sobre todo sin competencia.
Y nos inventamos el pico y placa
Hecha la ley hecha la trampa, nuestros sabios gobernantes observaron muy acertadamente que el mayor problema en Bogotá era la cantidad de vehículos que circulan en horas pico y que luego permanecen guardados todo el día en un parqueadero, en la noche vuelven a salir en hora pico y vuelven a estar guardados hasta el otro día y así. Un día a alguno se le ocurrió que si eliminaba de las calles a esa hora a ciertos automóviles el tráfico necesáriamente tendría que mejorar, pero no fue así, y porqué?, porque si tenías un carro con placa finalizada en 1 pues comprabas otro que finalizaba en 3 y se acababa el dichoso problema de no sacar el carro y una semana después en las noticias escuchaba: "Carajo, pero el tal pico y placa no sirve para nada, ese alcalde no sirve para nada..."
Viendo que realmente la cosa no era por ahí transferimos el pico y placa al transporte público y la opinión fue positiva porque como todos saben "esos buseteros son unos animales ¡Ala!", claro que eso no quitó el problema de la ira, ni mucho menos hizo que mágicamente las vías de Bogotá se ensancharán para buses más modernos y automóviles como los de los comerciales.
Una en doscientos, tres por quinientos...
No quiero ni nunca he querido tener carro en esta ciudad, es más pienso que tener un carro en Bogotá es un acto inmenso de estupidez en el caso de no estar sacando ganancias de su manutención, así que tomé la desición de convertirme en partidario del transporte público, conversión que duró lo que dura la selección Colombia en un mundial, porque como sabemos todos los bogotanos por debajo del estrato 6, montar en bus es una de las experiencias más desagradables que nuestra amada ciudad ofrece a sus turistas.
...pienso que tener un carro en Bogotá es un acto inmenso de estupidez en el caso de no estar sacando ganancias de su manutención..
Vendedores de pitos, chocolatinas, libros y artículos inútiles varios, cantantes de música colombiana, vallenato, hip hop y hasta reggetón, desfile de fundaciones "apoyo al...", enfermos, tullidos, regenerados, y los malditos mimos que piensan que Marcel Marceau es un gel para el cabello se suben casi cada 10 cuadras a retahilear (de retahíla) sus productos y/o miserias, en mi vida he visto muy pocos trabajadores dignos en el transporte público, recuerdo dos, uno de ellos solo se subió al bus, no repartió los dulces sino que los exhibió dentro de una canasta muy límpia y agradable y otro (un estudiante) que se subió a vender caramelos y nos hizo a todos los pasajeros reventar de la risa cuando nos explicó que vendía dulces para que no llegara otro con más plata y se robara a su mujer.
Pero esto no es nada comparado con el estilo de manejo tipo rally de los conductores, que no bastandole con el ruido malsano de la calle y el olor a gasolina requemada para sacar de quicio a los cansados pasajeros, utiliza su arma infalible, un desgraciado radio que sintoniza o rancheras o vallenato, y hay por ahí a quien se le ocurrió una campaña muy especial de mezclar una ranchera y un vallenato, y así por aproximadamente una hora de viaje que es el promedio de los desplazamientos en Bogotá.
Que viva transmilenio!!
Y llegaron los buses rojos, la primera vez que me subí me sentí en un lugar muy parecido a Europa (o a lo que me imagino que es Europa) todo limpio, ordenado, procesado, controlado... pero al igual que con la ya famosa selección de este país lo que bien comienza mal termina, en poco menos de dos años lo que parecía una promesa de progreso terminó siendo una muestra más de la facilidad que tenemos los bogotanos para corromper nuestras propias cosas, el precio subió para ponerse a nivel de lo que cobra un metro en Alemania (para eso siempre como los de allá) pero sin precios para poblaciones especiales (para eso siempre como los de acá). Como con el costo excesivo no se alcanzaba a cubrir la operación del sistema desterraron a los vehículos de transporte público que transitaban en las mismas rutas mientras el sistema trataba de abarcar toda la ciudad, el resultado es justo el que vemos todos los días en esas latas asquerosas que en 30 metros cuadrados se las arreglan para transportar a 200 personas en promedio, que por alguna razón siempre se demoran en llegar y que bajo ninguna circunstancia son capaces de cumplir horarios específicos.
En transmilenio descubrí por fin que mi problema con el transporte en Bogotá es que soy claustrofóbico, no puedo soportar el manoseo constante, el olor de más de 50 personas estresadas que nunca, nunca abren las ventanas porque se tullen de frío, que empujan e incomodan, que aprovechan para robar descaradamente dentro de los mismos buses, y que tienen la pereza tan encarnada que pagan 1500 pesos por esa porquería pero no caminan 2 cuadras más para llegar a su casa; después de ver vomitados, ebrios, desmayados y haberme desmayado yo mismo en ese maldito latón decidí que andaría en bicicleta todos los días.
Actualmente aún lo hago, y a pesar de las cosas como la lluvia, la imprudencia de los conductores y los peatones (y hasta la mía propia en cientos de ocasiones), el cansancio que al principio sentía, ser atropellado una vez y ver huir al conductor, salir a la puerta y ver que me habían robado mi primera bicicleta y otros cientos de vicisitudes propias del vehículo o no del vehículo sino de la ciudad en la que lo monto prefiero mil veces andar en ella, mejorar mi corazón, mis pulmones mi estado físico y mis niveles de estrés a aguantarme las payasadas que componen un sistema de transporte concebido y desarrollado de forma mediocre.
...mi problema con el transporte en Bogotá es que soy claustrofóbico..
Y por eso creo que el carro es para los tullidos.