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En un mundo donde la información sonora y visual es comidilla diaria, no puede más que generar un despelote auditivo, óptico o erótico
Los amigos ambientalistas adelantan campañas en contra de cualquier polución visual: vallas públicas o avisos de cualquier índole; ubicados en no importa dónde. ¡Plausible tarea! Me uno a estas campañas saludables, lástima que estemos en Barranquilla, donde supuestamente ocurre de todo y no pasa nada. A este maremágnum de obras in situ sin pizca de gusto urbano, se suman las obras de Estado que están en pleno boom; encementar cuanto espacio de tierra haya sin asfaltar en las principales ciudades del país. Sin entrar en polémicas bizantinas, debo resaltar los atrasos en las obras del Transmetro que hoy día mantiene al pueblo en un despelote vial. Y…es precisamente en mi tránsito diario por vías barriales y Centros Comerciales - mi medio de transporte es el carrito de San Fernando, unas veces a pie y otras caminando - que he venido notando un grado impulsivo en mí de jette un clin d´oeil sobre los pechos, bien llamados senos de las chicas que se entrecruzan a mi paso. A fuerza de toparme con cientos de senos a mitad desnudos (parte superior) mi mirada ha perdido su espiritualidad celeste y en une chute vertiginosa, hoy se inclina en ángulo terrestre. He considerado mi nueva conducta y he concluido que en nada es amoral. La anatomía humana ha contado con una arandela de exhibicionismo para unos y voyeurismo para otros. Hace años Jacques Lacan nos ilustró sobre la pulsión escópica del hombre, de esta manera el voyeurimo constituiría un tropismo natural de la mirada ante motivos sexuales, activado por la energía libidinal que está en la base de la reproducción de la especie. Vale recordar que las esculturas más antiguas que se han descubierto son las famosas VENUS: Venus de Lespugue, de Willendorf y Brassempouy, . , destacándose en éstas de manera protuberante las zonas adiposas, supuestamente estas esculturas gozaron en un principio de un significado sagrado, pasando luego a lo sexual, emblema de libertad política, liberación sexual, principio estético femenino y últimamente pozo de la dicha económica para los nuevos gurús del Body (cirujanos y clínicas de estética corporal privadas) En síntesis, es deducible que unos senos prominentes siempre han seducido al hombre. Aquí me asalta una pregunta: ¿Por qué la mujer; hembra de la especie humana, es la única que conserva la redondez de los senos más allá del periodo de lactancia, mientras que en las demás especies lo evidente son pechos planos? Para algunos estudiosos la zona del trasero en los primates, excita sexualmente a los machos. En la especie humana, específicamente la mujer camina verticalmente y su derrier queda oculto a la vista frontal del hombre, pero evolutivamente ha desarrollado un par de nalgas en su torso, encargándose éstas de irradiar una señal sexual, que ahora sí que está a la vista frontal de su partenaire.
A fuerza de toparme con cientos de senos a mitad desnudos (parte superior) mi mirada ha perdido su espiritualidad celeste y en une chute vertiginosa, hoy se inclina en ángulo terrestre.
Cualquiera haya sido la causa de la redondez de los pechos femeninos, lo cierto es que mi estrabismo galopante, no deriva en absoluto de una obsesión láctea-pectoral, ni mucho menos por confundir formas anatómicas traseras con delanteras, tal vez mi lectomanìa acompañada de una histórica miopía ha contribuido a ello. Y… respecto a mi oblicuidad óptica, me late que está inmersa en la fuerza que ejerce la atmósfera sobre la superficie del planeta tierra, que al decir de los científicos, es de forma esférica, semejante a los cuerpos cósmicos que constituyen el Universo. Refiriéndose a la Unidad del universo, Lao Tse decía: “Lo que es arriba es abajo”. Subrayo: lo que es atrás es delante.