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Occidentales en oriente
Los años veinte son el escenario predilecto para las historias de amor. Y si estas se desarrollan en el lejano oriente con protagonístas occidentales, hay mayor atractivo. En ese listado cinematográfico de amanates extraviados, recuerdo "El Cielo Protector" de Bertolucci, donde el desierto nos conmueve por su misterio y belleza, y " El paciente Inglés" del fallecido Anthony Mingella, capitulo de época bélica en el que se rescata la historia de un hombre que se enamoró y regresó al lugar de agonía de su amante, en un paisaje olvidado y arido. Esas dos referencias son las que uno relaciona cuando comienza a escuchar la música del "Al otro lado del mundo" una historia de europeos, en países lejanos, exóticos y "pobres".
Un breve comentario sobre la película Al otro lado del Mundo
Y en medio de esta pobreza llega el inglés, que con sus conocimientos y saberes científicos salvará a una comunidad olvidada de la China del cólera. De antemano, este médico arrastrará consigo a su amada, a quien sacó de la comodidad de Londres, (y del adulterio) para confrontarla con la realidad, el desprecio y el desamor. No va a ser fácil para ella comprender como es que él la ama, y para él, entregado a su misión de redentor en un medio hostíl al invasor, descifrar que también había podido amar. Dentro de esa frialdad y temperamento inquisidor, Edward Norton, logra un papel complejo y de gran caracterización. Naomi Wats, encaja en ese prototipo de mujer de los años veinte, vaporosa, escualida y de pelo corto, que ejerce un poder y una fascinación tan bella como las montañas de niebla y los recorridos en canoa por esos rios de encuentros y desencuentros, mientras un molino subsana el mal y refresca lo que se creía perdido.
Naomi Wats, encaja en ese prototipo de mujer de los años veinte, vaporosa, escualida y de pelo corto