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El aspartamo es un edulcorante natural 200 veces más dulce que el azúcar y la solución perfecta para reducir las calorías e incentivar el consumo de productos con menos calorías en general
Nos pasamos la vida evitando alimentos dulces por el temor de la obesidad y el sobrepeso. Optar por el aspartamo, un edulcorante natural 200 veces más dulce que el azúcar puede ser la solución perfecta para reducir las calorías e incentivar el consumo de productos con menos calorías en general. De hecho, es uno de los componentes alimenticios favoritos de los productos dietéticos.
Diversos estudios científicos han demostrado lo beneficioso que es para la salud desde que empezó a utilizarse en 1965. Su uso en la elaboración de alimentos se codifica con la etiqueta E951, y su composición se basa en la combinación de fenilalanina (un componente natural que se haya en las proteínas que consumimos, como la carne, el pescado o los huevos) y ácido aspártico (también presente en las proteínas y fundamental para la síntesis del ADN o los neurotransmisores cerebrales).
También contiene dicetopiperazina, única parte de su composición que no es dulce y que surge de la descomposición del aspartamo cuando es sometido a temperaturas superiores a los 30ºC, por lo que es importante su conservación en lugares frescos, para evitar el deterioro del sabor de esta sustancia.
De ahí que no se utilice en la elaboración de alimentos cocinados ni esterilizados. Este estupendo edulcorante inocuo sustitutivo del azúcar es actualmente utilizado en más de 6.000 alimentos y bebidas que adquirimos y consumimos a diario. Como muchos descubrimientos, fue encontrado por casualidad por el químico James Schlatter mientras buscaba una medicina que sanase las úlceras.
Durante la larga vida del aspartamo como edulcorante, esta sustancia padeció unos años oscuros, durante los cuales se la asoció con diferentes enfermedades, sin ningún análisis científico que demostrara estas aseveraciones. Hasta que en 1996, tras varias investigaciones y estudios, toda la rumorología se vio acallada por las evidencias científicas.
A pesar de tratarse de un edulcorante saludable e inocuo aún siguen circulando noticias sobre sus posibles efectos adversos, desmentidos por diferentes Organizaciones de la Salud, entre ellas la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria para zanjar de una vez por todas las falsas alarmas.