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Un cambio en el congreso colombiano no parece ser posible
En los últimos años el congreso colombiano ha sido salpicado por imnumeables "escándalos". El más sonado es el de la parapolítica. Aunque este "inconveniente" dejó muchas investigaciones, algunos "sonrojos" y varias sillas vacías, el "ente legislador siguió funcionando "normalmente". La aprobación de la reeleción presidencial levantó muchas polvaredas que dejaron ver irregularidades las cuales fueron facilmente conjuradas: unas veces acallando voces y otras encontrando "chivos expiatorios". Además de Leyes mal concebidas y de normas que beneficiaban a quienes no necesitan ayuda. Y la "perla final las anomalías del programa "Agroingreso seguro" que le dio pan a los que no tenían hambre. Unido a todo esto hay que señalar que continuaron galopantes el ausentimo, los apetitos voraces de algunos y el favorecimiento de intereses particulares.
Todo ciudadano tiene el derecho de elegir y ser elegido consagra la Constitución Nacional. Pero, esto es cierto solo para algunos sectores de la sociedad colombiana. Quienes ostentan el poder tiene la dicha de poder ejercerlo a cabalidad. Los otros solo la primer parte, es decir, "elegir". Pero, elegir a ¿quien ? Inmediatamente surge la respuesta de siempre: A alguien nuevo, a alguien que no este salpicado o a alguien que no haya participado de toda esta parafernalia. Esto sería lo ideal, pero, al confeccionar los listados se tiene que tener "reconocimiento" de un partido político "consolidado". Es decir, que solo pueden figurar los que ya están o sus allegados. Ahora, mirando los registros se encuentran muchos candidatos que son hijos, primos o en el mejor de los casos amigos de quienes ya no pueden acceder a estas dignidades. Ah, hay quienes aun con todas las "anormalidades" posibles están en "contienda". Muchas caras "conocidas" están postuladas sin "sonrojo" alguno.
Los otros solo la primer parte, es decir, "elegir"
El cambio para este país en las actuales condiciones no es posible. Tal vez las nuevas generaciones puedan hacer las cosas de una manera distinta. Porque aunque se han impulsado cambios estructurales, estos han sido para favorecer interes particulares y no generales.