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Equivocaciones de la justicia deben ser asumidas por el funcionario que la comete

29/05/2012 13:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

imageEl país en pleno está siendo invitado permanente a observar el show mediático que dos casos en concreto, tienen a la justicia colombiana en el tapete de la discusión pública, al tiempo que evidencia una clara corrupción, politización y debilidad en el accionar judicial colombiano.

Yo no creo que el caso de Luis Andrés Colmenares y el de Sigifredo López, sean dos casos en particular, creo que el país entiende, que de esos casos existen cientos y quizás miles en la nación que se quedan en el anonimato, simplemente porque sus protagonistas no tienen el reconocimiento, la popularidad, el dinero ni el padrinazgo político suficientes para manipular comités de aplausos a favor y en contra a través de las redes sociales.

Pese a que en Colombia está contemplado como delito, la detención ilegal y arbitraria, los funcionarios judiciales siguen equivocándose en algunas decisiones en las que no solo secuestran y privan de la libertad ilegalmente a personas inocentes, sino que dañan la moral pública del individuo.

Es posible que existan funcionarios judiciales condenados por este tipo de conductas atípicas, pero sinceramente no he conocido del primero, y como yo seguramente muchos colombianos desconocen sobre el particular, pero sí conoce el país de las millonarias indemnizaciones que la nación paga por este tipo de equivocaciones, lo que lleva a pensar que hasta eso se puede estar convirtiendo en un negocio entre el acusado y el acusador, es que en este país ya nada me sorprende.

Ojalá los medios de comunicación, la rama judicial y el país en particular, siguieran con atención los diferentes abusos de poder de la justicia colombiana que condena inocentes y exonera corruptos, como lo viene haciendo en los casos de Luis Andrés Colmenares y Sigifredo López, donde los privilegios por la condición política y económica de los protagonistas, son evidentes.

El ciudadano de a pie está corriendo el riesgo de ser detenido en cualquier momento, ya que muchas veces en el afán desmedido de la justicia por mostrar resultados, capturan a cualquiera y como se dice en el argot deportivo, se gana un carcelazo por una nariz y no por una verdadera investigación judicial creíble.

Muchas veces el capturado es sometido a una especie de "Santa Inquisición Judicial", pues al no tener otra opción y ad portas de una condena siendo inocente¸ termina como en esos tiempos de la inquisición católica, declarándose culpable, para obtener la oportunidad de amortiguar la pena como salvaba la vida en aquellos tiempos, quien para complacer a la iglesia se declaraba culpable de las acusaciones de brujería.

No me parece loca la idea de llevar tras las rejas al funcionario judicial y en las mismas condiciones con la que envió a la cárcel a una persona inocente, como una forma de acotar ese tipo de equivocaciones judiciales, para que no seamos los colombianos quienes paguemos en nombre de la nación por las irresponsabilidades de algunos funcionarios judiciales.

Ayer protestó la rama judicial representada por un sector de funcionarios judiciales, de la misma manera invitan volverlo a hacer el día de mañana, por lo que ellos consideran como fiasco, la reforma judicial.

Creo que los colombianos somos conscientes de ese deber por defender las garantías plenas de las acciones procesales, somos conscientes de la necesidad de protestar en defensa de la administración de justicia como instrumento público, pero creo que esa protesta debe ir más allá de una simple protesta por la reforma a la justicia, que debe ir en el reclamo a los mismos organizadores de la protesta, garantías plenas en los procesos judiciales, y eso no depende una reforma a la justicia, sino de una reforma moral del funcionario que la administra.

A veces es vergonzoso ver a funcionarios adscritos a ASONAL Judicial invitando como en este caso, a protestar por lo que ellos llaman la defensa de la justicia colombiana, pero hacen silencio cuando sus mismos compañeros han abusado del poder como cuando por complacer a Álvaro Uribe, llevaron a un muchacho a la cárcel por las supuestas amenazas en contra de los hijos de esa bestia paisa, al tiempo que actúan como ciegos, sordos y mudos en ese mismo tipo de amenazas en contra de Piedad Córdoba, Gustavo Petro, Iván Cepeda y miles de colombianos más.

Sería buena una convocatoria a marchar por igualdad en el trato judicial para los colombianos, una marcha donde los beneficios sean iguales para todos, pero eso jamás se va a dar, y no se va a dar, porque detrás de cada barrigón perpetuado en las altas esferas del sindicalismo colombiano, hay una corriente política maligna, que organiza comités de aplausos para beneficios propios.

imageEl código penal y procesal colombiano en ninguna parte dice: "Exceptuase de esta pena a los ladrones de cuello blanco". Está escrito mal o bien igual para pobres y ricos, son los funcionarios quienes deciden a quién se lo aplican al pie de la letra, por eso protestar porque se escriba como algunos sectores quieren la reforma judicial colombiana, no es la solución sino hay compromiso para una verdadera y eficaz aplicación.

En un país donde se nos inculca todos los días que somos iguales, sería bueno que se nos invitara a marchar por erradicar de toda reforma judicial los fueros, que solo sirven para impunidad y beneficiar a los apátridas de este país, pero qué van a proponer eso, si hasta el fuero sindical es beneficioso.

Yo no voy a marchar, tampoco voy a pedir que no lo hagan, cada quien es libre de pensar y actuar, pero ojalá este tipo de protestas no sirvan como vitrina política a movimientos y dirigentes de izquierda o de derecha, en pocas palabras, que los políticos no le sigan quitando legitimidad a estas manifestaciones populares.

Sé qué soy un grano de arena en el desierto, pero también sé, que puedo ser solidario con toda esa gente que todos los días pide justicia digna en este país, que puedo ser solidario con miles de víctimas que en condición de desplazamiento llegan a las principales ciudades del país, los cuales no saben si son ahora más víctimas de quienes los desplazaron ó, de una justicia inoperante que aplica la ley, movida por sentimientos políticos.

Tal vez esté equivocado, pero no son las leyes las que nos hacen desiguales, son los que la administran quienes la aplican de acuerdo a las conveniencias, por eso protestar por una eficiente reforma a la justicia no me movería tanto que protestar por una reforma moral en los comportamientos de jueces, fiscales y magistrados.

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