Esta historia comienza con un hombre vestido impecablemente de corte empresario que se moviliza en elegantes carros. Ubicó nuestro edificio, que es nuevo y apenas lo estaba entregando la constructora, en la Calle 97 con 21 es un Club House (piscina climatizada, turco, sauna, puttingreen, gimnasio, bar, barbq, sala de juegos, sala de negocios, sofisticado circuito de televisión, etc, etc).

Venía frecuentemente a preguntar por apartamentos disponibles para la venta o en su defecto en arrendamiento porque, decía, era diseñador y tenía conexiones con embajadas que requerían espacios para sus ejecutivos.

Frecuentó el edificio tantas veces que se hizo amigo de los vigilantes, quienes con ánimo de cooperación, le dieron los datos de todos los apartamentos que habían sido adquiridos para inversión y en ese momento estaban disponibles para la renta.

Efectivamente, adquirió en renta siete apartamentos (el número exacto lo conoce la administración). Hasta aquí no existe ningún problema. A partir de ese momento, comienzan las irregularidades.

Una vez pagó el primer mes de renta, los subarrendó haciéndose pasar por el verdadero dueño, con la ventaja para quienes los tomaron, que se los entregó amoblados a su entero gusto. Los arrendatarios se dirigieron al almacen de muebles y diseño indicado por el 'empresario' para estrenar todo el mobiliario por cuenta de dicho personaje.

Dentro de las promesas, además, estaba incluido el servicio de lavandería, de acuerdo a una 'alianza estratégica' que había realizado con una lavandería del sector quienes recogían la ropa sucia de dichos apartamento todos los días.

Curiosamente, los nuevos residentes que tomaron en arriendo dichos apartamentos eran parejas muy jóvenes que de acuerdo a su gusto y a la tremenda oferta que se les había presentado, contaban con apartamentos absolutamente lujosos por cuenta del supuesto dueño, quien aprovecho el status de Club House para vender la idea .

Pero en pocos meses se destapó el engaño:

Los verdaderos dueños de los diferentes apartamentos se acercaron al edificio a reclamar el pago de los meses de arriendo pendientes de pago, que el supuesto empresario no había cancelado. Pero en realidad sólo cumplió con el primer mes para que le hicieran entrega de los apartamentos.

Fue en ese momento cuando algunos propietarios se enteraron de que le habían arrendado a la misma persona, pero con diferente identidad. También comprobaron que los arrendatarios habían pagado cumplidamente y el supuesto 'empresario' se había quedado con el dinero.

Pero eso no es todo. Los dueños del almacen de muebles y diseño vinieron a los apartamentos a reclamar el pago de los muebles, toda vez que el supuesto empresario los asaltó en su buena fe y, haciendose pasar por un magnate, hizo que le entregaran millones de pesos en mercancía que aún no ha sido cancelada.

Los dueños de la lavandería retuvieron la ropa que tenían en su poder de dichos apatamentos teniendo en cuenta que la cuenta ascendía a Cinco millones de pesos, y el empresario no aparecía por ninguna parte.

Al final, descubrieron que el supuesto empresario era la misma persona pero con diferente identidad. Hasta el sol de hoy no se sabe nada de dicho personaje. La lavandería no volvió a prestarle el servicio a ningún residente de la copropiedad y algunos de los jóvenes arrendatarios están en graves problemas a pesar de haber cumplido con el pago de los cánones. Y es que el empresario cogió el dinero y no lo canceló a sus verdaderos dueños.

En días pasados, contando esta situación tan lamentable en una reunión de consejo de otra copropiedad, el presidente de la misma quedó sorprendido cuando nos confirmó que era la misma persona que había actuado bajo el mismo perfil en un edificio nuevo de la Calle 94 con 7.