A veces es duro aceptarlo, pero no hay más ambición burocrática, ambición de poder, clientelismo, envidia y sembradores de odios, que en la misma izquierda colombiana, esa misma que lidera sindicatos y defiende sindicalistas acusados de traicionar a la misma clase obrera, como le ocurrió a Tarcisio Mora, en pleno acto reivindicatorio de la fiesta del 1º de Mayo, bajado de la tarima en la Plaza de Bolívar acusado de ladrón y traidor por los mismos trabajadores que dice defender.

Es esa misma izquierda que no avanza ni suma mucho, más bien divide y termina uniéndose detrás de un cargo burocrático, como está ocurriendo hoy con el Polo, que con gran disimulo van llegando a engrosar filas en el naciente Movimiento Progresistas, no porque crean que ese es el mejor discurso renovador del país, sino porque la Alcaldía de Bogotá, es la chiva que más leche les puede dar, además, que es la mejor forma de sostener sus puestos burocráticos que vienen desde la Alcaldía de Lucho Garzón.

Esa izquierda que se dice democrática y principal opositora al régimen que nos gobierna y amamanta a los mayores corruptos y paramilitares narcotraficantes del país, es la misma que sirve de parlante para condenar las palabras de Piedad Córdoba, y no lo hacen porque crean que la ex senadora cometió algún delito, la condenan porque les interesa estar en alianzas con ese gobierno corrupto representado hoy por Juan Manuel Santos, además de pensar en el qué dirán los medios de comunicación, temiendo ser castigados electoralmente por decir lo que todos los colombianos queremos decir, "hay que sacar del gobierno a un manipulador oligarca como lo es Juan Manuel Santos y su régimen opresor".

Piedad Córdoba hasta dónde yo sé, no tiene ninguna investigación por celebración indebida de contratos, no tiene ninguna investigación por ser juez y parte en un proceso contra el Distrito Capital o contra el Gobierno Nacional, Piedad Córdoba no tiene ninguna investigación por malversación de fondos del Estado, delitos de los que sí han sido acusados más de un dirigente de izquierda, de esos que se hacen llamar opositores y defensores de las causas sociales, pero al final terminan renunciando a sus cargos públicos por temor a que el rabo de paja, se les termine incendiando.

A esos, falsos mesías de la revolución colombiana, debería darles vergüenza ante la decisión valiente de una mujer dilapidada hasta por su propio género, cuyo único delito es decir lo que más de un "prócer" de las luchas colombianas, no se atreven a decir.

Piedad Córdoba no es guerrillera por disparar un fusil y bombardear regiones, oficio que hacen muy bien los terroristas de las FARC y el mismo Ejército Colombiano, ella es terrorista por sus palabras, ella dispara discursos, discursos que causan terror y es natural, a la ultraderecha colombiana, pero no debe por eso ser censurada por la izquierda colombiana, o es que ¿esa izquierda se aterroriza que el discurso de Piedad les reste votos para sumárselos a la Marcha Patriótica?

Hoy un sinvergüenza Procurador y un ministro de estado, ineptos ambos en sus cargos, piden organizar una comisión especial de la Fiscalía para aplicarle un castigo severo a Piedad Córdoba por abrirles los ojos a más de uno, en vez de hacer lo mismo cuando los militares retirados sí estaban desestabilizando al país, o en el caso de Álvaro Uribe, quien no cesa de su intención de llevar al país a la guerra con sus discursos de odios y fines terroristas.

Que lo hagan ellos, es algo apenas natural, ahí están pintados, ¿acaso los colombianos debemos esperar una acción justa de esos gobiernos oligarcas?

Lo que me parece triste es que compañeros de izquierda se presten para condenar las palabras de Piedad Córdoba, palabras a penas comunes y corrientes, pero inteligentemente la prensa colombiana le han dado el manejo necesario para convertirlas en un efectivo "caza bobos·".

No se puede condenar la rebeldía en Colombia, expresar lo que muchos colombianos desean no puede ser justificado como un delito, y menos en un país donde hay tanta investigación impune, tantas ratas de cuello blanco sueltas en sus alcantarillas, en un país que tiene una gran deuda con su mismo país.

Yo no defiendo a Piedad Córdoba, creo que mi afinidad política a Gustavo Petro, me impide militar en Marcha Patriótica o en el mismo partido de la ex senadora, pero no puedo ver justo lo que se hace con esa señora que le ha entregado más secuestrados vivos a Colombia, que los que ha entregado el Gobierno Nacional.

Es más evidente el vínculo que presuntamente pudiera tener Álvaro Uribe Vélez con el paramilitarismo, que el que pueda tener Piedad Córdoba con la guerrilla de las FARC. El hablar o juntarme con mi vecino, no me hace el amante de la esposa de él. Se supone que estamos en un país libre de hablar y juntarnos con quien queramos.

Yo sí creo que se está exagerando en el caso Piedad Córdoba, y tampoco creo que ella sea lengua suelta, decir la verdad y lo que sentimos no nos hace ligeros de lengua, más bien condeno a aquellos que pudiendo hablar y protestar, se callan.

Y como dijo Jaime Garzón: "Este país de mierda se escandaliza porque alguien diga hijueputa en televisión, pero se calla viendo tantos niños pidiendo limosnas en los semáforos".

Es realmente chistoso ver a unas ratas condenando en nombre de la moralidad y la justicia colombiana.

Por: Nelson Armesto Echavez VER AQUÍ VIDEO

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