¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Juan Sebastián Celis Maya escriba una noticia?
El presidente de Fedebiocombustibles, Jorge Bendeck, reclamó del gobierno mayor estabilidad en las políticas para que los inversionistas participen en los proyectos de biocombustibles que se desarrollen en el país.
El directivo consideró que Colombia tiene mucho espacio todavía para expandir la producción de biocombustibles y que estos son el futuro porque los combustibles de origen fósil se van a acabar y se requieren los que son renovables.
Sostuvo que la meta es llegar a una mezcla del 15% tanto en etanol como en biodiesel al año 2015 y del 20% al 2020 para lo cual se requieren inversiones importantes, que tanto nacionales como extranjeros están dispuestos a realizar pero mientras se conservan las reglas del juego desde el comienzo.
Recordó que hoy día el 1% del área agrícola en Colombia se destina a los biocombustibles y con la meta trazada sería el 2% por lo que en ningún momento se pone en riesgo la seguridad alimentaria.
Así mismo, recordó que con la producción de biocombustibles se contribuye a la generación de empleo desde la parte agrícola hasta la de procesamiento y distribución, al tiempo que se reduce el problema ambiental.
Adicionalmente, los productores de biocombustibles han decidido privilegiar el consumo interno de sus productos, por lo cual han optado por reducir sus volúmenes de exportaciones. Desde hace más de 10 años los productores de azúcar han venido utilizando el mismo número de hectáreas en sus cultivos. Por ejemplo, la producción actual de etanol se realiza con cultivos de caña sembrados antes del año 2000, cuyo producto, el azúcar, se destinaba para mercados de exportación. Colombia aún sigue siendo exportador neto de azúcar, lo cual garantiza suficiente abastecimiento para el mercado nacional y los productores del Sector Azucarero operan bajo el principio de priorizar las ventas internas de azúcar sobre las exportaciones.
En cuanto a la producción de aceite de palma, los cultivos han venido creciendo a una rata de 30 mil hectáreas por año, en terrenos de pasturas degradables.
"Desde hace aproximadamente 8 años, Colombia decidió apostarle a la producción de biocombustibles, hoy por hoy somos el segundo productor de etanol y el cuarto de biodiesel en América Latina con una producción anual de 360 millones de litros en etanol, y 556 millones de litros de biodiesel. Esto demuestra lo estratégica que es su producción para el país, y el potencial de crecimiento que tiene la industria en nuestro país y que no compromete la seguridad alimentaria. La producción de biocombustibles permite al país, reducir su dependencia y mantener las reservas de fuentes energéticas no renovables, como la gasolina u otros combustibles fósiles derivados del petróleo". Asegura Jorge Bendeck, presidente de Fedebiocombustibles
Respecto a los futuros cultivos de caña azucarera y palma en los llanos y en el norte de Colombia para la producción de etanol y biodiesel, éstos se están desarrollando en tierras de ganadería extensiva y de "pasturas degradables", lo cual no compite de ninguna manera con la producción de alimentos.
En seguimiento a las declaraciones del Doctor Bendeck, fueron presentadas las conclusiones del estudio "Energía para el desarrollo sostenible", de la FAO, financiado por la Cooperación Española, a través del Fondo Fiduciario España-FAO para Latinoamérica, el cual concluye para Colombia, que "En términos generales, hasta ahora no existe un conflicto entre el desarrollo de los biocombustibles y la seguridad alimentaria, pues para suplir la demanda interna de biocombustibles, solo se han sustituido exportaciones de aceite crudo de palma y azúcar crudo, para la fabricación de biodiesel y bioetanol, respectivamente. El análisis del comportamiento de la disponibilidad y el consumo per cápita de azúcar y de aceite de palma, confirman que los efectos de la producción de biocombustibles sobre el consumo de alimentos ha sido imperceptible y que, en efecto, se ha protegido el abastecimiento interno del consumo humano directo a costa de reducir las exportaciones, pero sin que conlleve un impacto notorio sobre los mercados internacionales. En ambos casos las exportaciones colombianas tienen importancia marginal en el mercado mundial. Con los niveles de mezcla autorizados por el Gobierno, E10 y B5 para el 2009, la estrategia de producción parece suficientemente segura. Incluso se podría avanzar hacia mezclas E15 y B10 sin mayor limitación en el suministro de Materias primas y sin efectos negativos sobre la seguridad alimentaria."
Por último, el presidente de la Federación de Biocombustibles, resaltó el impacto positivo que trae el desarrollo de una industria como ésta sobre el medio ambiente. Así, exaltó el estudio de Análisis de Ciclo de Vida – ACV –contratado por el Ministerio de Minas y Energía, y elaborado por "The Swiss Federal Laboratories for Materials Science and Technology" (EMPA) de Suiza, el Centro Nacional de Producción Más Limpia y Tecnologías Ambientales de Medellín (CNMPL) y la Universidad Pontificia Bolivariana (sede Medellín), en donde se muestra que el etanol colombiano reduce en un 74% las emisiones de Gases Efecto Invernadero y el biodiesel de palma de aceite lo hace en un 83%, si se compara con las de la gasolina y el ACPM respectivamente.
El mismo estudio, señala que la producción de alcohol actual no implicó deforestación ni uso de tierras agrícolas adicionales. De la misma manera, muestra que hay un potencial de 4, 9 millones de hectáreas aptas para la producción de etanol de caña de azúcar. Esto implica que se puede expandir la frontera agrícola sin competir con la producción de alimentos.