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En Freemium, José Mendiola opina sobre la situación actual del mundo de la tecnología Lo recuerdo como si fuera ayer. Los viajes de niño eran toda una aventura. Los cinco hermanos apelotonados en el coche y mi madre sosteniendo el plano plegado de papel, boca arriba, boca abajo... "¡la siguiente a la izquierda!". Menudo caos. Por aquel entonces los viajes eran una aventura inolvidable, un desplazamiento hacia lo incierto en un recorrido en el que no se sabía ni a qué hora se iba a llegar ni cuánto se tardaría en encontrar el lugar de destino. Pero como suele suceder en prácticamente todos los ámbitos de esta vida, llega la tecnología al rescate. Hoy resulta impensable adentrarse en una ciudad que no es es ajena sin contar con un navegador adherido al parabrisas. En un principio fueron productos dedicados en los que marcas como TomTom se hicieron fuertes y aprovecharon bien los años de bonanza.
Sin embargo, la voracidad de los smartphones parece no conocer límites y su versatilidad se zampó sin miramientos a toda una categoría de producto que hoy se ha convertido en algo anecdótico. Las aplicaciones de navegación punto a punto de los smartphones ofrecían todo ventajas sobre los 'stand alone': con el hardware ya adquirido (el móvil) el desembolso de la aplicación resultaba mucho menor, y además, al estar conectado a un plan de datos se incorporaba un nuevo elemento que a la postre ha resultado definitivo en este tipo de producto, y me refiero, lógicamente, a la información en tiempo real. Pero aquí no han acabado las novedades en uno de los servicios más versátiles en el entorno de los móviles. Los mapas son protagonistas por mérito propio en este mercado, pero hoy nos vamos a detener en un proyecto que ha querido ir un poco más lejos en este planteamiento. ¿Te suena Waze?
TomTom fue rápido en dar el salto. El fabricante holandés descubrió que su gallina de los huevos de oro -los GPS dedicados- estaban destinados a una muerte mucho más rápida de lo que pensaban y por ello lanzó pronto la versión para smartphone de su conocido sistema de navegación. Escogió iOS como primera plataforma y la app pronto se convirtió en una de las más descargadas, pero sobre todo, de las que más ingresos reportaba a la marca. Y no estamos hablando de bagatelas precisamente: para tratarse de una aplicación móvil, había que pagar una cantidad considerable por hacerse con una licencia. Pero compensaba para los que recorrían con frecuencia las carreteras: mapas actualizados con relativa frecuencia, radares y sobre todo, información del tráfico en tiempo real.
La cosa pintaba bien para los europeos hasta que llegó Google. El gigante de Mountain View hizo suyo en el producto la filosofía del "todo gratis" y dotó al ecosistema Android de un potente navegador punto a punto a coste cero para el usuario. Los desarrolladores de aplicaciones GPS de pago estaban asomándose a sus peores pesadillas ¿cómo podían obtener rendimiento de un producto de pago frente a otro que ofrece lo mismo y de forma gratuita? A esta fiesta con barra libre se apuntó también Nokia, pero la puntilla definitiva al, hasta entonces, lucrativo negocio de las aplicaciones de navegación llegó este mismo año cuando Apple decidió ofrecer a todos los usuarios de iOS de su propia aplicación de mapas con navegación también gratis. No vamos a hacer más sangre del asunto, pero ya sabes que la entrada de los de la manzana fue un tanto... Accidentada. Pero hemos abierto la columna de hoy mencionando un proyecto israelí (ahora afincado en Silicon Valley) que lleva los sistemas de navegación en el móvil a otra dimensión, y por lo demostrado hasta la fecha, con un éxito arrollador. ¿Qué es Waze? Es una aplicación multiplataforma de mapas con navegación punto a punto totalmente gratuita. Estarás pensando... "sí, ¿y?". Pues esta start-up incorpora al negocio un nuevo ingrediente: el elemento social. La idea es sencilla y parte de uno de los principios que ya han aprovechado el resto de marcas en el mercado: el usuario a pie de carretera es una inagotable fuente de información de todo lo que sucede en su recorrido. Así, la aplicación transmite de forma automática y en tiempo real la velocidad media de las carreteras en base a la información proporcionada de forma anónima por su red de usuarios. Esto, en realidad, lo hacen el resto de sus rivales, pero Waze no termina aquí.
La pequeña start-up confía plenamente en la creciente comunidad no sólo para transmitir la densidad del tráfico, sino para informar sobre accidentes, controles o cualquier otro factor en ruta. Es como un juego, además, ya que a medida que se van incrementando kilómetros se van superando hitos (una sistemática semejante a Foursquare), pero con la satisfacción, además, de estar contribuyendo a un bien común. Es la propia comunidad de usuarios la que corrige los errores en los mapas (un servidor lo ha hecho ya) y la que, con el uso, va consiguiendo que la herramienta sea cada vez más efectiva. He estado probando de forma paralela durante unas semanas tanto TomTom, como los mapas de Apple y Waze, y debo reconocer que este último ha sido el que, salvo contadas excepciones, ha proporcionado información más fidedigna en todo lo referente a rutas e incidentes en carretera. En España vuelve a ser noticia porque han batido un nuevo récord al acercarse ya al millón de usuarios, pero esto parece que sólo es el comienzo. Este equipo, desde luego, no anda perdido...
[Más información: Waze]
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