El estallido callejero del barrio del Gamonal, en Burgos, ha levantado de sus asientos a los políticos del bipartidismo en el Estado Español, que  se mantienen en sus trece al creerse representantes de la Divina Providencia.

El voto no es carta blanca, el voto no es apoyo para toda la vida, en voto es una elección de entre tantas otras, circunstancial y condicionada.

El Movimiento Vecinal, en el Estado español, se ha convertido en una agencia de financiación de la red clientelar que corea las alabanzas de los alcaldes de turno, una red de enchufismo, estómagos agradecidos y lameculos de todo pelaje, sin distinciones ideológicas, que ahoga las demandas de los vecinos en las aguas de la complacencia y la claudicación.

Estas prácticas, que ya son viejas, se vienen sucediendo desde los inicios de la democracia, como una fórmula para contener las reivindicaciones vecinales y mantener un red de apoyo al bipartidismo, dentro de un pacto no escrito de alternancia en el Poder.

Los partidos y pequeños grupos a la izquierda del PSOE, están más ocupados en buscar apoyos para entrar en listas electorales, o colarse en las de Izquierda Unida, antes que dedicarse a lo que dicen que se dedican: salir a la calle a defender al pueblo, de la barbarie derechista.

Este es el contexto en el que estalla la ira popular de forma "espontánea"  y sorprendente para algunos partidos y medios de comunicación, que no atinan a entender que produce tanta violencia callejera.

La violencia como siempre, la provoca la desmedida acción de los cuerpos represivos del Estado.

Nótese la diferencia, durante los gobiernos del PSOE, no se ejercían acciones represivas contundentes, incluso a pesar de las presiones del Partido Popular, la policía actuaba de modo prudente y comedido.

Es la lucha de clases

Desde la llegada al Poder de los populares la violencia callejera ha ido en aumento, mientras se han introducido sucesivas reformas que reducen las libertades en materia de manifestación y libertades públicas.

La falta de respuesta a las reivindicaciones vecinales, la prepotencia ejercida por el Partido Popular, tiene su respuesta en las calles de Gamonal.

Tiene la respuesta proporcional a la indiferencia con la que gobiernan, al desprecio con el que tratan las reclamaciones de los ciudadanos, a la desproporcionada presencia policial y su actitud ante los manifestantes.

Nadie sale a la calle a romper farolas o quemar contenedores de basura, otra cosa es la provocación y el enfado acumulado y ahogado por la impotencia que acaba por estallar en la primera esquina.

Gamonal es una respuesta esperada y anunciada, ante la actitud despótica de un Gobierno más propio de la extrema derecha, que sigue acumulando méritos para ganar a cualquier gobierno fascista.

Gamonal no se puede ver aislado de la Ley del aborto, de los recortes en la sanidad, de los recortes en la enseñanza, de la congelación de las pensiones, los desahucios, el cierre de gaurderías, del paro o de la desesperanza en la que están sumidas las masas de trabajadores y desfavorecidos a los que la crisis se ha llevado por delante, mientras se financia a los bancos y se apoya internacionalmente empresarios delincuentes como Sacyr.

@ordosgonzalo

gonzalo alvarez garcía