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La central de Garoña necesita mucha agua (del Ebro) para su refrigeración al costo del recalentamiento térmico del río. Dos grandes inconvenientes que Nuclenor y las eléctricas pasan por alto
La actividad de refrigeración de la central nuclear de Garoña (Burgos) produce contaminación térmica en el río Ebro. Y la viene produciendo durante muchos años. Si no hubiera río, Garoña sería una ficción. Ya hace 4 años Greenpeace presentó un informe que demostraba que eso estaba ocurriendo y Greenpeace pidió a la Ministra de Medio Ambiente de entonces, Rosa Aguilar, que revocara de inmediato la autorización de vertido de aguas de refrigeración de la central nuclear de Garoña.
La central no cumple los protocolos de dicha autorización a causa de sus sempiternos problemas de refrigeración, lo que provoca esa importante contaminación térmica del agua del río Ebro. La autorización que hace siete u ocho años de vertido de aguas otorgada a Nuclenor (titular de la central nuclear de Santa María de Garoña) por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, especificaba que “en el río Ebro el máximo incremento admisible para la temperatura tras la zona de dispersión térmica, respecto a la temperatura siguiendo el curso fluvial, será en cualquier caso de 3ºC”.
Sin embargo, el informe encargado por Greenpeace a entidades homologadas por la Administración para la recogida y análisis de muestras termométricas concluía que la actividad de refrigeración de la central produce una notable contaminación térmica en el río Ebro que se transmite incluso aguas arriba de la propia central. De hecho, el embalse de Sobrón sufre, en gran medida por esta causa, una gran eutrofización.
De acuerdo con el informe, “la temperatura del río Ebro el día del muestreo era de 6, 5 ºC y en ausencia de la actividad de la central lo que se esperaba era encontrar a lo largo del río temperaturas desde luego inferiores a los 10 ºC”. Sin embargo, Asimismo la temperatura de las aguas del embalse del Sobrón, tras la zona de dispersión térmica, era de entre 17 ºC y 21 ºC. Este notable incremento de la temperatura supera con creces los 3ºC permitidos por la autorización de vertido.
El informe señala también que entre la estación de muestreo en el río Ebro a 10 km de la localidad de Frías, aguas arriba de la central, y la del embalse de Sobrón (separadas por 6, 8 Km.), se registró un incremento de temperatura de 15, 7 ºC, lo que supone un incremento medio de 2, 3 ºC por kilómetro. El embalse de Sobrón también registraba temperaturas superiores en unos 10 ºC a las esperables.
Un informe del Ministerio de Medio Ambiente de julio de 2009 ya alertaba de los problemas actuales de refrigeración de Garoña y del previsible empeoramiento de esa situación y en el corto y medio plazo (de julio de 2006) la central tuvo que parar por “incidentes”-según su lenguaje, “averías”, según el normal, o sea la por la imposibilidad de asegurar la refrigeración. En este informe se manifestaba que “Debe evitarse que se produzcan alteraciones significativas en el estado ecológico de las aguas como consecuencia de la temperatura de salida del agua de refrigeración de Garoña; manteniendo el vertido por debajo de los umbrales máximos exigidos por la legislación vigente, (…)”.
Greenpeace consideraba y considera que los datos de temperatura del agua que toma Nuclenor no se ajustan a la realidad y que están orientados a ocultar la enorme contaminación térmica que provoca su actividad. Nuclenor cuenta para ello naturalmente con la connivencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro, la cual reconoce en un escrito enviado a Greenpeace en en enero de 2011 que dicha Confederación no cumple, pues no realiza controles termométricos propios en el entorno de la central “ya que se consideran suficientes los que realiza el usuario Nuclenor”. Doble mentira.
Necesidad de más pruebas en los ‘stress test’ Greenpeace, además, se ha dirigido por escrito al Ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a la Ministra de Defensa, Carme Chacón, a la Ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, y al Ministro de Industria, Miguel Sebastián para exigirles la realización urgente de los ‘stress tests’ obligatorios para todas las centrales nucleares y el cierre inmediato de las que no los superen.
En Garoña como en todas las centrales nucleares de España es claro que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha sido condescendiente con las centrales tanto cuando fallan como en las obras necesarias para mejorarlas.
Otro problema de Garoña radica en que es el reactor más pequeño: 466 megavatios frente a los 1.000 del resto. Eso, unido a que de momento solo podría conseguir prórrogas limitadas, hace que las inversiones sean más difíciles de amortizar.
El portavoz de Garoña siempre ha considerado injusto y prematuro hablar de cierre. "Los dueños Endesa e Iberdrola al 50% siempre han mostrado su voluntad de seguir”. Es un negocio fabuloso para las eléctricas.
Pero aún con todo eso los pueblos burgaleses que rodean a Garoña los del Valle de Tobalina-alentados por las seguridades de personajes doctos en la materia, como Miguel Sebastián, el "peso pesado" del PSOE, dijo que para garantizar la seguridad del suministro de electricidad era necesaria Garoña y volvió al conjugar el verbo “seguridad” para referirse a una de las virtudes de la central.
El gobierno justificaba los cuatro años de moratoria para el desmantelamiento, en que antes Garoña tenía que disponer de un cementerio nuclear o ATC. Para nada se habló de las "fallas", por favor no llamarlas averías, de Vandellos II, Ascó II, Ascó I y Cofrentes, las cuatro en 72 horas, unos meses antes… Ni de los 96 "sucesos" del 2007. En cuanto a Garoña después de todo lo dicho es obvio que significa un peligro permanente para la población de muchos kilómetros a la redonda.
Fue diseñada en 1960, cuando empezó a rodar el célebre coche "Fiat 600", pero el papeleo del franquismo la demoró hasta 1971. Hoy ver un Fiat de aquellos por una carretera europea, sería algo como ver un OVNI
Los contrarios a la central sostenían que al estar Garoña tan cerca de las capitales vascas- 40 km de Gasteiz, 54 km de Bilbao, 118 km de San Sebastián y 131 km de Iruña, cualquier avería podía ser fatal y ya Sanidad había detectado al final del régimen anterior un aumento de enfermedades cardiovasculares y leucemias en las zonas más próximas a Garoña.
Eso decidió a los responsables a pedir a la Unidad de Cáncer del centro nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, que hiciera un estudio discreto del estado de salud de la región más próxima a la central. Lo hizo desde 1999 a 2001. Y en un documento realizado por esa Unidad se detectó "una tasa más alta de cáncer de estómago en personas de ambos sexos" en el entorno de la central de Garoña. Asimismo se constató que "la mortalidad por cáncer de pulmón mostraba un mayor incremento en las áreas de 30 km alrededor de la central burgalesa de Zorita y de Vandellós... Y además los datos revelaban que se había encontrado una tasa más alta de mortalidad por leucemia en la población de 0 a 24 años.
Uno de los graves problemas de Garoña y de Fukushima es el de la corrosión intergranular lo cual obligó a realizar diversos y discretos arreglos entre 1977 y 1986. Esa fue también la razón de la grave avería que sufrió la central el 12 de diciembre de 1989 con una fuga de 250.000 litros de agua por rotura de una tubería de aspiración. Pero no fue hasta 1992 que se conoció la existencia de grietas en el interior de la vasija del reactor, así como en 66 de las 97 penetraciones de dicha vasija. “La corrosión de tuberías es un grave problema sin resolver a lo que hay que añadir el hecho de que las tuberías del interior de la vasija no se han podido inspeccionar desde su construcción porque resulta físicamente imposible acceder a ellas” (tomado del informe de la Organización Eguzki).
Carlos Bravo de Greenpeace también hizo referencia a una lista elaborada por el banco suizo UBS, en la que se sitúa a Garoña entre los treinta reactores en riesgo de cierre.
Por si fuera poco, la temperatura de las aguas del embalse del Sobrón, tras la zona de dispersión térmica, era de entre 17 grados y 21 grados centígrados. Este notable incremento de la temperatura supera con creces los 3 grados permitidos por la autorización de vertido.
Al parecer el calor se transmite incluso aguas arriba de la propia central. El informe señala también que entre la estación de muestreo en el río Ebro a 10 km de la localidad de Frías, aguas arriba de la central, y la del embalse de Sobrón (separadas por 6, 8 Km.), se registró un incremento de temperatura de 15, 7 grados, lo que supone un incremento medio de 2, 3 grados por kilómetro. El embalse de Sobrón también registraba temperaturas superiores en unos 10 ºC a las esperables.
Carlos Bravo concluye diciendo que la central burgalesa es «una de las más peligrosas del mundo» y debería ser cerrada de inmediato no vaya a ocurrir aquí lo mismo que en Fukushima. Además está el problema de los residuos todavía sin resolver y que cuenta con una capacidad limitada en su piscina de residuos permitida hasta el año 2015.
Un informe del Ministerio de Medio Ambiente de fecha 1 de julio de 2009, ya alertaba de los problemas actuales de refrigeración de Garoña y del previsible empeoramiento de esa situación en el corto y medio plazo. El 25 de julio de 2006 la central ya tuvo que parar por imposibilidad de asegurar la refrigeración, recuerda Greenpeace.
Greenpeace cree que "deben evitarse alteraciones significativas en el estado ecológico de las aguas como consecuencia de la temperatura de salida del agua de refrigeración; manteniendo el vertido por debajo de los umbrales máximos exigidos por la legislación vigente…”
Greenpeace, además, se ha dirigido por escrito al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; a la ministra de Defensa, Carme Chacón; a la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, y al Ministro de Industria, Miguel Sebastián para exigirles la realización urgente de nuevos exámenes de seguridad para todas las centrales nucleares y el cierre inmediato de las que no los superen.
Garoña para el Gobierno de Rajoy tiene muchas facilidades que los medios se han encargado de extender y aunque la gente se alarme la central seguirá la ruta de Fukushima
Los políticos españoles del PSOE, desde Sebastián, Felipe González, Javier Gómez Navarro y Luis Atienza hasta tantas veces mencionado Rajoy están en pro de lo nuclear. Tampoco el propio Rajoy quiere cerrarla. Y así lo han recalcado durante sus últimas apariciones electorales, en tiempos idos prometió que, si llegaba a La Moncloa, la central burgalesa se mantendrá operativa más allá del año 2013.
Por una declaración pública parecida la entonces vicepresidenta primera María Luisa Fernández de la Vega en una rueda de prensa posterior a un Consejo de Ministros en julio de 2009 dijo: “Mariano Rajoy es un irresponsable por anunciar que revocará la decisión del Consejo de Ministros sobre el cierre de Garoña en el 2013”. El líder del PP terminó diciendo que ya han comenzado a tramitarse subvenciones en la zona por un monto de 100 millones de euros.
Pero Rajoy en su nuclearismo rampante fue el elegido por el lobby nuclearista japonés para minimizar lo ocurrido en 2011. El presidente del Gobierno español, visitó pues en octubre 2013 la ciudad de Fukushima, a pocos kilómetros de la central nuclear para comprobar que todo iba bien después el desastre de 2011, invitado por quienes querían que se oyera lo que dijera, Era la primera visita a Fukushima de un jefe de Estado o de Gobierno occidental desde el tsunami, y los que le invitaron (la compañía Eléctrica Tepco y lobby nuclear), lo sabían.
Pero Rajoy se salió del protocolo y se atrevió a decir que " el temor de algunos al ligar el nombre de esta ciudad con un lugar peligroso es "completamente infundado y que no hace justicia a los esfuerzos del pueblo japonés para volver a la normalidad".
Precisamente en ese momento la empresa operadora de la central accidentada, Tepco, daba la voz de alarma informado de una nueva fuga de agua radiactiva de varias toneladas desde uno de los tanques de almacenamiento y que parte del líquido contaminado se filtró probablemente en el mar. Pero Rajoy siguió impertérrito, ¡aquí no pasa nada, todo está normal!
El presidente del Gobierno español participó en un acto en el Museo de Bellas Artes de la ciudad, a 60 kilómetros de la central nuclear, en presencia de las máximas autoridades locales y cinco "héroes de Fukushima", el colectivo de integrantes de las fuerzas de seguridad y trabajadores de la central nuclear que recibieron naturalmente el devaluado Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2011.
"Ellos nos enseñan que no hay nada que el espíritu humano no pueda superar y que no hay ningún obstáculo que el esfuerzo y el sacrificio no puedan dejar atrás", ha añadido.
Rajoy ha asegurado que todos los españoles se han sentido admiración por "su capacidad de reacción y reconociendo su fortaleza para superar una adversidad tan inesperada y de tan ingentes proporciones".
"No estarán solos. Pueden contar con sus amigos españoles", ha recalcado Rajoy, antes de, al igual que hizo en Tokio, volver a dar las gracias en japonés.
El diario japonés Yomiuri publicó una entrevista con Rajoy. En ella, el presidente español defiende la apuesta por la energía nuclear pero asegura que es necesario garantizar medidas de prevención y seguridad. Misión cumplida.
"Se debe seguir apostando por la energía nuclear. Pero es importante que se garantice la prevención y la seguridad", algo en lo que Japón y España podrían colaborar, apunta el jefe del Ejecutivo español al diario nipón de mayor tirada.
El banco suizo UBS cree que, con el aumento de precios, la nuclear solo será competitiva en sistemas públicos o semi-públicos, pero no exclusivamente con inversión privada.
El banco sí espera que China mantenga su ambicioso programa nuclear, algo considerado clave porque su construcción masiva debe permitir rebajar los costes de los nuevos reactores.
"Mientras el accidente de Chernóbil, en 1986, tuvo un impacto ambiental significativamente mayor (al menos hasta la fecha), se podría decir que Fukushima siembra un problema de credibilidad mayor" cuatro años después del desastre, aunque a Rajoy no se lo parezca.
El informe prevé cierres "incluso en países pro-nucleares como Francia". Y señala los 30 reactores más antiguos del mundo, construidos antes de 1972, "como los que tienen más probabilidad de cerrar", especialmente si están en áreas sísmicas o conflictivas como cerca de fronteras. En la lista negra de 30 reactores aparece Garoña, y sus gemelas de EE UU Monticello y Oyster Creek.
La constatación por los propios fabricantes de que entre otras, Garoña sufre grietas en sus vasijas nucleares sería razón suficiente para cerrarla.
El director general de la Agencia Federal Nuclear belga (AFNB), Willy De Roovere, se ha mostrado este sábado a favor del cierre "permanente" de los veinte reactores nucleares en todo el mundo e la misma fabricación
El mismo fabricante es el responsable de una veintena de reactores repartidos en todo el mundo, entre ellos una decena en Estados Unidos, nueve en Europa -dos en España, dos en Países Bajos, dos en Alemania, uno en Suecia, dos en Suiza- y otro en Argentina, según el diario galo Le Monde .
Según han confirmado fuentes del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) a Europa Press, en España hay dos centrales que compraron los materiales para fabricar sus vasijas en la misma empresa: la de Santa María de Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia).
"Estas centrales tienen que cerrar de forma permanente por tener fisuras serias. Esperamos que todos estos países lleven a cabo inspecciones, especialmente si descubrimos que también hay fisuras en Tihange", ha explicado De Roovere en una entrevista publicada este sábado en el diario De Morgen.
La agencia nuclear belga considera en todo caso que la reparación de la vasija es "prácticamente imposible" y no sería la opción adecuada por los riesgos de radiación y por el riesgo de provocar más fisuras en las paredes de la vasija.
Los fallos detectados en Doel III, a priori achacados a un fallo de fabricación de la vasija, fueron descubiertos en el marco de una inspección de seguridad rutinaria en la central, que llevaron a su cierre provisional a principios de junio.
De Roovere ha reconocido al diario De Morgen que estaría "sorprendido" si no se detectan problemas similares a Doel III en el segundo reactor de la central belga de Tihange, cuyas inspecciones se llevarán ahora a cabo. "Hay más del 50% de probabilidades que encontremos fallos de fabricación similares", ha admitido, aunque hasta "mediados de septiembre" no se conocerán los resultados de los controles.
Puedan deberse a un problema de calidad del acero empleado en su fabricación, algo que podría dar lugar "a un problema a nivel mundial" porque afectaría a todos los reactores de la misma generación que Doel y Tihange, es decir, alrededor de 350 del total de 450 que existen en todo el mundo. Se incluye Garoña
La Comisión Europea espera que los diferentes países realicen inspecciones en sus reactores y ha prometido "extraer las lecciones" a raíz de los problemas detectados en Doel III. Y sus hermanos"
Se han observado cada vez mayores problemas que presenta la corrosión intergranular metálica, provocados por el progresivo deterioro del medio ambiente. Numerosos trabajos han puesto de relieve la influencia de la contaminación atmosférica, especialmente en zonas urbanas e industriales, sobre la velocidad de corrosión de diferentes materiales en una central de los años 60. Los estudios han incidido en la relación que la contaminación del medio ambiente ejerce sobre la corrosión. En cambio, se ha dedicado mucha menos atención a la relación inversa, el efecto que la corrosión tiene sobre el medio ambiente. Esto podría ser debido a que la acción de la corrosión sobre el medio ambiente suele presentarse de una manera menos general, con efectos más puntuales, tanto en su localización como en el tiempo, si bien casi siempre revestidos de gravedad. Por otra parte, la misma naturaleza de este tipo de problemas hace que en ellos se encuentren comprometidos técnicos como ingenieros de procesos o jefes de seguridad, la mayoría de las veces poco interesados en los fenómenos de corrosión. Cabe señalar aquí las propuestas realizadas con anterioridad con el objeto de mejorar la formación de recursos humanos en corrosión. Garoña durará lo que el lobby español quiera y hay gente de todos los partidos, como hemos visto. Y está Rajoy, el guardián del templo.