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La democracia en Colombia tiene dos opciones: Que Santos le entregue el mandato al Vicepresidente, o que le facilite sin ambages los medios para elegirlo Presidente de la República en 2018
Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS
Cuando el presidente-candidato Juan Manuel Santos le propuso al ex senador, ex ministro y ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras, presidir la fundación Buen Gobierno y luego ser su fórmula vicepresidencial, sabía que tal decisión le aseguraba la reelección de un segundo período. Y cuando Vargas Lleras le aceptó, le habló claro y con el carácter y temperamento que lo caracterizan, le dijo que no sería una figura decorativa, sino un articulador ejecutivo de los programas y metas del plan de gobierno. Santos aceptó las condiciones y desde la campaña, Germán Vargas Lleras asumió su rol, a tal punto que en el Claustro de la Enseñanza de Bogotá, funcionaron dos campañas, una la del presidente-candidato coordinada al principio por J.J. Rendón y luego gerenciada por Roberto Prieto y la otra asumida por el propio candidato a Vice-presidente, a quien la gerencia de la campaña de Santos quiso opacar, intentando excluirlo de la publicidad oficial.
Pese a los tropiezos de campaña, la formula ganó las elecciones. Una vez iniciado el segundo mandato y posesionado Vargas Lleras, el Presidente de la República tuvo que honrar la palabra y cumplir el compromiso. El 2 de Septiembre de 2014, Santos firmó el Decreto 1647 y en un sólo artículo, dispuso: “Confiar al Vicepresidente de la República la misión de coordinación interinstitucional e intersectorial que contribuya al desarrollo de aquellos proyectos relacionados con los sectores de vivienda e infraestructura, proyectos especiales de renovación urbana, desarrollo espacial, ejercer la Presidencia de la Comisión Intersectorial del Océano y del Espacio. Igualmente coordinará los planes de atención especial a ciertas regiones del país.”
Esas funciones se han mantenido, con excepción de la Comisión Intersectorial que pasó a ser presidida por el Ministerio de la Presidencia, donde estuvo Néstor Humberto Martínez y hoy orienta María Lorena Gutiérrez Botero una alta ejecutiva rankeada con los sectores económicos y académicos, cuya misión es la de manejar toda la información de asuntos estratégicos, científicos, tecnológicos, económicos y ambientales relacionados con el desarrollo de los mares colombianos y sus recursos –nada más, ni menos que el tema de patentes-. Como vemos, el poder en la Presidencia de la República, en verdad está parcelado y Germán Vargas Lleras es el hombre con la mejor porción, la parte del poder que lo acerca a los votos, al electorado de las regiones y así Santos crea que él es quien maneja la chequera, es Vargas Lleras quien por disposición legal y fruto de un acuerdo político, quien maneja la relación de decisión y ejecución con las autoridades de los departamentos y municipios colombianos.
En este símil de patria boba que vivimos, Germán Vargas Lleras se aproxima cada día más a ser el Presidente de Colombia
En este símil de patria boba que vivimos, el Vicepresidente Germán Vargas Lleras se aproxima cada día más -en el actual marco constitucional- a ser el Presidente de la República. El expresidente Álvaro Uribe y el Procurador Alejandro Ordoñez lo siguen y lo observan. Sus conceptos de modelo económico y de gobierno los acercan. Entre tanto el Presidente Santos y la mesa de La Habana con el liberalismo -todos juntos-, se acercan a suscribir un pacto de paz, que probablemente nos conduciría a un nuevo orden constitucional, así nos quieran embobar con el cuento de un plebiscito, cuya convocatoria no se puede hacer para modificar la Constitución.
Como vamos, esto puede terminar en una constituyente o en su defecto, en una confrontación más severa pero menos prolongada. El Presidente Juan Manuel Santos en su afán por suscribir el acta de “todo lo acordado” con las FARC y los países garantes, ha querido olvidar que para llegar al poder tuvo que tranzar con la “Alianza Ciudadana por la Democracia” que atajó el referendo reeleccionista de Uribe y posterior a ello, arregló con Germán Vargas Lleras, jefe de uno de los partidos firmantes del “Acuerdo Democrático Fundamental” suscrito en la Embajada de Suiza ante la comunidad internacional y el G-24, cuyo texto contiene la abolición de la reelección presidencial. Germán Vargas Lleras seguía en turno inmediato. En la patria boba esa cláusula está vigente y hay dos maneras de cumplirla: O que Santos le entregue el mandato al Vicepresidente, o que le facilite sin ambages en esta fallida democracia, los medios para ser elegido Presidente de la República en 2018. Lo demás y lo del incidente de Villavicencio, corresponde al circo montado por los liberales del gabinete del Presidente Santos.