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Miles de griegos que se oponen a las medidas de austeridad se manifestaron el miércoles en la plaza Syntagma de Atenas, mientras el Parlamento intentaba aprobar las leyes necesarias a fin de asegurar el pago de un segundo rescate internacional para el endeudado país.
Los legisladores comenzaron a debatir una serie de medidas exigidas por los Estados de la zona euro a cambio de un paquete de 130.000 millones de euros acordado por los ministros de la unión monetaria el martes.
El ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager, expresó escepticismo en torno a la capacidad de Atenas de cumplir con sus promesas.
‘Para ser honesto, tengo dudas, pero es lo máximo que podemos hacer’, respondió De Jager al diario francés Le Monde cuando le preguntaron si Grecia podría implementar el nuevo paquete de rescate.
En medio de la lluvia, miles de sindicalistas, pensionados y comunistas se congregaron en la plaza del centro de la capital frente a la Asamblea Nacional, donde la policía instaló barreras de metal en un intento por evitar que se repitan los disturbios de hace 10 días.
La agencia Fitch rebajó la calificación crediticia de Grecia antes de un debate sobre un canje de deuda destinado a evitar una bancarrota inminente.
La agencia considera que la reestructuración de deuda que Grecia negocia con sus acreedores privados representa una moratoria de pagos y por lo tanto planea bajar la calificación del país a la categoría de ‘Default Restringido’ una vez que se complete la operación, explicó Fitch mediante un comunicado.
Las leyes para promulgar el canje de deuda pasaron por el comité parlamentario el miércoles y serán adoptadas en un plenario el jueves.
El canje, en el que los inversores privados intercambiarán sus bonos por papeles de menor valor, es una parte vital del plan de salvataje que busca reducir la carga de deuda de Grecia desde un 160 por ciento del Producto Interno Bruto a un 120, 5 por ciento del PIB al 2020, según los términos del acuerdo.
El primer ministro de Grecia, el tecnócrata Lucas Papademos, dijo el martes que el canje debía ser completado para el 10 de marzo a más tardar, 10 días antes de un vencimiento de deuda por 14.500 millones de euros.
Con las elecciones programadas para abril, los griegos se preparan para décadas de penurias. El 12 de febrero, pandillas enfurecidas incendiaron y saquearon edificios en el centro de la capital mientras los legisladores adoptaban una ley con más de 3.000 millones de euros en recortes salariales, pensiones y despidos.
Médicos y trabajadores de la salud convocaron a una huelga de 24 horas para el jueves, cuando los hospitales operarán con un servicio mínimo.
Profundas dudas
El complejo acuerdo alcanzado el martes gana tiempo para estabilizar al bloque del euro de 17 naciones y fortalecer su protección financiera ante un default de Grecia, pero genera profundas dudas sobre la capacidad de la nación helena de superar las dificultades a largo plazo.
A pesar del acuerdo del martes, el nerviosismo persiste en el mercado. Un borrador de una nueva legislación introducido en el Parlamento el martes mostró que Grecia ahora prevé un déficit del 6, 7 por ciento del PIB, desde una estimación previa de 5, 4 en su presupuesto inicial para el 2012.
La nueva cifra reflejó retroactivamente una postura más pesimista sobre una economía que ya tuvo que ser rescatada el año pasado.
El paquete también irritó a los griegos porque pide el despliegue de un equipo permanente de inspectores extranjeros, el cual buscará garantizar que Atenas cumpla con los términos de su nuevo rescate, el segundo en menos de dos años.
Legisladores de la coalición de Gobierno en Berlín dijeron que la canciller Angela Merkel podría tener dificultades para obtener la aprobación parlamentaria al rescate griego la próxima semana y podría verse obligada a recurrir al apoyo de la izquierda opositora.
‘Voy a votar ‘no’ más allá de lo que pase porque esto es puramente demorar una insolvencia’, dijo Klaus-Peter Willsch, de los demócratas cristianos de Merkel, a Reuters.