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Un grito para salvar a Colombia

06/01/2010 17:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El mundo entero entró en un nivel de sospecha sobre las sanas intenciones de Alvaro Uribe con su segunda reeleccion. Diarios de influencia internacional no creen en la buena fe del mandatario. Alerta universal por la democracia colombiana

El diario londinense The Economist publicó al iniciarse el año, una editorial en la que critica fuertemente al mandatario colombiano, Álvaro Uribe, por sus intenciones de alcanzar a como de un tercer mandato. Aunque destaca los logros de Uribe en materia de seguridad, el diario londinense sostiene que Colombia "todavía no es la tierra prometida". Esta muy lejos de serlo medianamente. Cree y asegura con toda firmeza que Uribe "no ha logrado reformar las agobiantes leyes laborales que obligan a los colombianos más jóvenes a entrar en una vasta economía informal". Pone en duda la capacidad de Uribe para reformar el sistema judicial "de buena fe". Léase bien: “de buena fe”. El ultra derechista diario estadounidense, el Washington Post, que en muchas ocasiones anteriores exaltó la labor de mandatario colombiano, en un editorial escribió, "es hora que Uribe le haga a su país un último gran servicio al descartar un tercer período consecutivo". Amplios sectores de la economía Colombia, los obispos católicos e inclusive partidos políticos que lo acompañaron en las dos elecciones anteriores rechazan las aspiraciones personales de Uribe para una tercera reelección.

El mundo entero tiene en torno al mandatario colombiano conceptos muy severos y claros: “La política ha sido tomada como rehén en la batalla iniciada por Álvaro Uribe para cambiar la constitución de manera sistemática a su favor y así pueda postularse para un tercer período consecutivo… Colombia debe avanzar en lograr unas instituciones mucho más fuertes en lugar de tratar de tener un hombre fuerte que se perpetúe en el poder… Perpetuar personas es perpetuar el desequilibrio social y desbordar la corrupción, ya desesperante, que cubre todas las esferas del gobierno y que tiene ahogados a los colombianos. The Economist recomienda al Presidente Uribe no reelegirse y lo hace de buena fe. “Un tercer mandato consecutivo es perjudicial para Colombia y la democracia”. Uribe, que es tan celoso y agresivo para responder apreciaciones internacionales sobre su gestión, no ha respondido a los editoriales y los gremios que rechazan una nueva reelección y se han declarado “Uribistas pero no reeleccionistas”. Guarda un silencio marrullero que mantiene a sus amigos y contrincantes en la ambigüedad y la neblina política. “No hay sinceridad ni claridad por parte del presidente. “No pierde la esperanza de dar un raponazo a la legalidad y acomodarla las normas a sus aspiraciones personales a como dé”.

Parece que Uribe está empeñado en seguir solo malos ejemplos, del proceder poco democrático de Hugo Chávez en Venezuela, es para el mandatario Colombiano lo mejor. Todo lo que el vecino hace en su país, lo repite Uribe en Colombia. En lo único que no le ha seguido el ejemplo es en que el chavismo le quita a los ricos para darles a los pobres y en Colombia el uribismo le quita a los pobres para darles a los ricos. Entre los dos gobernantes es falsa la existencia de un antagonismo político, son calcomonia. La verdad es que Uribe está asimilando las cuestiones dudosas del mandatario venezolano para trasplantarlas a Colombia. No le importa el país para nada, le interesa su estómago insaciable de dinero y poder. Uribe desprecia ejemplos democráticos como el los dados por el brasileño Luis Inacio Lula da Silva y la chilena Michelle Bachelet, países más avanzados que Colombia en todos los ángulos y quienes “se han negado a abolir los límites de sus períodos presidenciales y consideran que las reelecciones consecutivas son dañinas para las instituciones y la democracia…parece estar empeñado exclusivamente en seguir al caudillo de Caracas”.

Uribe guarda un silencio marrullero y oscuros sobre en verdadero contenido de su segunda reelección

Uribe “se está deslizando desliza de la autocracia sin importarle que su capricho personal le causa daño para la democracia y a Colombia. El hecho que de que no haya un relevo presidencial es la confirmación. Dentro de los seguidores del presidente hay un marcado desespero impresionante y han hecho propuestas de mantenerlo en el poder por las buenas o las malas, usando triquiñuelas y leguleyismos inaceptables. “Estas serías opciones muy desesperada y arriesgada, pues para efectos prácticos pondría a Uribe al mismo plano de Chávez o de Fujimori, en una pseudo- dictadura personalista, muy ajena a la tradición política colombiana”. Las últimas propuestas de los uribistas, traducen un monstruoso sentimiento de “debilidad política”. “Ocho años en el poder es suficiente para cualquier persona al frente de un estado”, le dijo el presidente de Estados Unidos a Uribe. No hay que olvidar que este es el principal socio económico de Colombia y a los socios hay que prestarles atención por razones obvias.

"Mientras Uribe respire, que nadie aspire", es el dicho callejero que mofa las aspiraciones de Uribe. Un tercer mandato de Uribe es la graficación de que los intereses de la nación serán aplastados por los suyos propios. "Uribe no busca su segunda reelección abierta y honradamente… lo hace a la sobra y la ambigüedad”. El Mundo democrático no se puede olvidar la comprobada compra de votos en el Congreso para posibilitar su primera reelección, (Yidispolítica) y las turbias maniobras para dar vía libre al referéndum que le facilite su tercer mandato. Uribe relegó al olvido las prédicas contra la politiquería y el clientelismo que, como candidato, hacía en la campaña del 2002. La lucha contra la corrupción fue una de sus banderas electorales, pero ahora las tiene como herramientas para sus propósitos y aspiraciones personales. El escritor Óscar Collazos señala que una segunda reelección de Uribe "será un fracaso para el alma de la sociedad colombiana, cada vez más tolerante con hechos que serían motivo de vergüenza, destitución, renuncia o cárcel en países medianamente respetuosos de la decencia civil". Si en cualquier otro país hubieran producido tantos asesinatos por los aparatos de seguridad del Estado, “falsos positivos”, seguro que el presidente habría sido exhibido como un asesino. En cambio en Colombia, cínicamente presenta a Uribe como el abanderado de la democracia. ¡Que contrasentido, la democracia no se hace con crímenes! Lo del The Economist es un grito de alerta para salvar a Colombia.


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Autor:
Valentinadiazgomez (298 noticias)
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