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Venezuela exige un verdadero movimiento opositor y que tenga agallas para defender la República
El Reloj del Tiempo
El circo y el protagonismo de saltimbanquis que saltan al ruedo de la atracción hollywoodense de los medios han convertido un grave problema medioambiental en comidilla adolescente. Mientras, en la polvareda y la confusión, las tiranías siguen lucrándose del desinterés mediático. Provoca gritarles: ¡es la política, no los carburadores, idiotas!
El problema más grande que tenemos en Venezuela, la razón por la que estamos en esta penosa situación, es porque los venezolanos hemos ido eligiendo por años, décadas, no a las personas más preparadas, sino a los más gritones y a los más populistas. La única virtud que tiene el grupo de Guevara, Guaido, Goicoechea, Stalin y compañía, fue haberse parado con un cartel afuera de RCTV en el 2007 para reclamarle a Chávez por su cierre. Y el hecho de haber estado en Caracas los mediatizó y catapultó a la política. Desde entonces no han hecho absolutamente nada para prepararse y comprender cómo funciona el mundo y la economía. Tienen conocimientos nulos de teoría política y cuestiones básicas de economía. Lo demostró recientemente el presidente interino cuando fue incapaz de nombrar un autor político que lo influyera en una entrevista y confundía con facilidad la izquierda de la derecha. Y esto no es un simple lapsus. Hace un par de meses tuve un cruce en Twitter con Freddy Guevara. El sujeto fue capaz de afirmar que la tiranía de Maduro era de derecha, y cuándo se le exigió que nombrara una sola medida económica de derecha, respondió que CADIVI era un ejemplo de eso, porque mucha gente se había enriquecido con la medida.
A ver, no me refiero a la corrupción en sí misma, que existe en cualquier espectro, si al diseño de la política que la genera (habiendo corrupción o no). Por ejemplo, cadivi y todo ese sistema de subsidios.
A ver señor Guevara, usted que fue vicepresidente de la Asamblea Nacional y pudo llegar a ser el presidente encargado, por eso me aterra tanto que no sea capaz de comprender nociones tan básicas de economía. Le explico, CADIVI fue un vil y vulgar subsidio a los viajes, fue una medida que además se implementó con la finalidad de restringir el acceso a divisas y cerrar la economía. Eso ni en Saturno es una medida de derecha, así que no estaría de más que antes de afirmar tales exabruptos y pretender seguir ejerciendo la política, se pase por unos cuantos libros. Aproveche ese tiempo libre que tiene en la embajada para ponerse a leer y salga de Twitter un rato.
A los que se la pasan inventando cualquier absurdo y conspiraciones para intentar tapar las suciedades cometidas por el grupo de Guaido, y endosarles las responsabilidades a los ciudadanos críticos, simplemente les digo, en cuanto a mí: investiguen lo que quieran, busquen, debajo de las piedras si quieren. Vayan a Puerto Cabello, mi ciudad natal, pregúntenle a la gente que me conoce y a la que no, por mí, mis ideales desde que era adolescente, vayan a la Universidad de Carabobo y al Instituto de Investigaciones Latinoamericanas de la Facultad de Derecho, y pregúntele a quienes fueron mis profesores por mí. Las únicas peleas que tuve en la universidad fueron con un par de profesores de izquierda con los que siempre discutía en clase por tratar de adoctrinar a mis compañeros con el socialismo. Teniendo una militancia de izquierda. Uno de ellos me hizo reparar su materia tres veces por eso, no me importó. Era de COPEI, la izquierda cristiana y amigo de papá en CADAFE.
Pues les cuento, adefesios políticos, la fuerza no es algo que aparece y desaparece, eso se construye y se negocia, y no en un día o dos. Fueron ustedes mismos los que rechazaron esta opción, los que se encargaron de construir la narrativa en Washington de que no era necesaria «la fuerza» para salir de Maduro, que podían pactar con Padrino y Moreno y armarían un gobierno cohabitante con el chavismo, no se vengan ahora a hacer las víctimas. Traidores todos, porque les gusta la guanábana y trabajan en el gobierno bolivariano, falsos.
¿Ahora que lo arruinaron todo, sí necesitan la fuerza? Pues adivinen: le dieron la razón a la «secta radical». Después de tantos ataques y blasfemias, el propio Guaido nos da la razón, siempre fue necesaria la fuerza, no hay otra opción para salir de los malandros de Miraflores. Sin embargo, está más que claro que sus palabras son demagogia barata. Si usted, presidente interino, hubiese estado realmente interesado en hacer algo por sacar a Maduro, lo hubiese hecho en febrero, no unos días antes de terminar el 2019, cuando ya está a un empujón de que lo lancen al cementerio político de una vez y para siempre. Va para la cárcel, porque nuestro presidente no lo perdonará.
Muchas veces, por desconocimiento, estereotipos o por falta de una información pública sobre el tema, se coloca bajo el acápite "oposición" a múltiples fenómenos que vale la pena diferenciar. Considero que, en la Venezuela actual, existe un movimiento opositor de corte político, ilegalizado y estructurado a partir de plataformas que mezclan tendencias ideológicas, programas económicos y diversos posicionamientos sobre temas tan variados como pueden ser la inversión extranjera, las alianzas diplomáticas con otros países o la envergadura de la presencia del Estado en el funcionamiento de la economía.
El aislamiento de la izquierda en la unidad popular es un vértigo y un avance para la delincuencia política
Esos partidos, grupos o concertaciones aspiran, como en todas partes del mundo, a llegar al poder, liderar la nación y estar en los timones políticos del país. Un segundo fenómeno, al que opino, no se le debe englobar bajo la palabra "oposición" es el del activismo social. La mayoría son grupos y organizaciones, también ilegalizadas, que tienen una agenda social que puede estar dirigida a una infinidad de grupos, problemas o demandas.
En ese calidoscopio de asociaciones las hay que defienden los derechos de la comunidad LGBTI, otras que reclaman una Ley de Protección Animal, las que están exigiendo reivindicaciones femeninas, las que velan por los derechos humanos como las Damas de Blanco, aquellas que se inclinan más por la defensa sindical de los trabajadores, contra la discriminación racial y un largo etcétera donde se pueden incluir muchas otras tendencias y "luchas" desde la sociedad civil.
En un tercer espacio, también erróneamente llamado "oposición", colocaría al periodismo independiente, que, aunque lleva décadas reportando lo que ocurre en el país, ha tenido un impulso importante en los últimos años con la irrupción de las nuevas tecnologías y la aparición de un variado ecosistema de medios de prensa no controlados por el Estado, el Partido Comunista ni las instituciones.
Está en curso una desgraciada tendencia, en muchos lugares del planeta: el abrazo, sin disimulos, sin escrúpulos y sin rubor, entre políticos y delincuentes. Cualquier historiador podría levantar la mano para sostener, y con razón, que los vínculos que han unido a los hombres de poder con el poderío de los delincuentes se remontan hasta la Antigüedad. Pero en los últimos tiempos, no solo en América Latina, se ha producido un cambio sustantivo: en varios países la delincuencia ha asaltado el poder.
Hay que entenderlo: lo que está ocurriendo sobrepasa al fenómeno de la corrupción. Ya no se trata de la antigua y reiterada operación, según la cual, un mafioso con recursos a su disposición, especialmente financieros, "compra" favores, contratos, prebendas, complicidad, omisión o impunidad de policías, jueces, carceleros, parlamentarios y autoridades. La práctica, a través de los siglos, ha sido la del ocultamiento: corruptor y corrompido operaban en las sombras. Intentaban mantener sus relaciones y acuerdos, fuera de la vista de los demás. La corrupción era inseparable del secreto. La participación de intermediarios tenía como objetivo proteger la identidad del político o el poderoso que vendía sus decisiones (como, por ejemplo, la de no actuar o dejar el campo abierto para la acción de los delincuentes).
Lo nuevo o relativamente nuevo, es que la delincuencia ha invadido el campo de la política. El auge de la política-basura (la política basada en denuncias, invasión de la vida privada de los adversarios, escuchas telefónicas, acusaciones del más diverso tenor, uso de lenguaje procaz, prácticas de espionaje, delaciones y más), se ha sumado al odio que destilan las redes sociales, donde circulan señalamientos gravísimos, con frecuencia de fuentes anónimas, que se hacen virales, en algunos casos, con la intervención de maquinarias destinadas a ese fin.
La destrucción de la política, es decir, el desconocimiento reiterado de su imprescindible necesidad, de su pertinencia social, de su credibilidad y de su legitimidad, despeja el terreno para que delincuentes -mejor dicho, delincuentes políticos-, envueltos en los ropajes del izquierdismo, el populismo, el nacionalismo, el socialismo y otros ismos afines, accedan a la política como vía de ingreso a los bienes que produce el trabajo de las personas, las empresas y las sociedades. No olvidemos que el presidente en Venezuela, se llama Nicolás Maduro Moros. En Venezuela no hay oposición. Oposición hay en un país que tiene democracia. En Venezuela hay factores democráticos activados y está unánimemente activado a favor del Estado
* Escrito por Emiro Vera Suárez, Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajo en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño
Unidad y trabajo es el criterio para la lucha popular