HABRÁ CONSTITUYENTE

Por: ANGEL ALIRIO MORENO MATEUS

Querámoslo o no habrá una Asamblea Constituyente. Lo cierto es que cuando haya dejación de las armas y las FARC-EP se reincorporen a la vida civil, en lo económico, lo social y lo político, y el gobierno nacional revise y haga las reformas y los ajustes institucionales para hacer frente a los retos de la construcción de la paz; estaremos fijando la fecha para ese evento electoral. Así está acordado.

Claro que previo a lo anterior tendrá que resolverse la situación de las personas integrantes de las FARC-EP  privadas de la libertad, procesadas o condenadas por pertenecer a esa guerrilla, es decir, el otorgamiento del indulto y la amnistía. Y creo, que cuando ese momento llegue, todos estaremos pensando en lo que he propuesto desde hace rato y que el mismo ex presidente Cesar Gaviria Trujillo revivió recientemente: el perdón general para comenzar de nuevo.

Y tendremos que haber superado la etapa más difícil: El pos conflicto, término durante el cual el gobierno nacional intensificará el combate contra las bacrim y sus redes de apoyo, en una verdadera integración vertical con la Fiscalía General, la Procuraduría General y demás organismos de control, para luchar contra la corrupción, la impunidad y contra todo tipo de organización criminal. Repito: Así está acordado. Sera esa etapa tan cruenta que ya veo a los organismos de Derechos Humanos y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con agencias especiales fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, esta fase podría evitarse si lográramos sentar ya al ELN y a la nueva guerrilla, es decir a la tercera generación de rebeldes, dueños de las rutas de narcotráfico y controladores políticos de los corredores territoriales en una mesa y negociar su incorporación en los mismos terminos de las FARC-EP.

Lo demás es una escena de retablos o mejor, un teatro de títeres

Pero si de algo tenemos que estar seguros,   es de la necesidad de una constituyente luego de todos esos episodios. Eso del  proyecto de  acto legislativo de equilibrio de poderes, no es más que otro embeleco temporal que distrae la atención de los colombianos, mientras llega el desarme de las FARC-EP.

Lo que debería hacer el Congreso de la Republica, es declarar un statu quo constitucional y dejar vigente la carta política que se suscribió en 1991. Sencillamente por medio de un acto legislativo, decretar la derogatoria de todas las enmiendas constitucionales y entregar la facultad de reformar la carta a una asamblea constituyente, sin temores, pues allí  estará lo más representativo de la elite intelectual de todos los sectores del conflicto de los últimos sesenta años.  No les de miedo avanzar, porque todo lo que viene ya está acordado en una hoja de ruta y no trazada precisamente por nosotros, sino por los organismos internacionales que un día vieron que Colombia se podría tornar en un Estado Fallido. Lo demás es una escena de retablos o mejor, un teatro de títeres.