¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Patrisha escriba una noticia?
Es doloroso ver que un país es rico en biodiversidad, tierras cultivables y fuentes de agua, deje morir a sus niños de hambre
Como ser humano, es doloroso contemplar el sufrimiento de otros, como compatriota duele más ver que los más vulnerables están muriendo de hambre.
Si, hablo de Colombia, mi Colombia, un país hermoso de gente buena, pero de gobernantes un poco egoístas, de industriales con poco sentido de patria que trabajan día a día para obtener ganancias de este suelo que es de todos. Esta tierra que ve impávida como miles de compatriotas son desplazados, familias enteras moviéndose de un lado a otro como si no tuvieran patria, sufriendo desde el vientre el hambre propia de la guerra.
Lo inaudito es que no estamos hablando de la hambruna en un país de tierras áridas, o sin fuentes hidrográficas. Hablamos de un país rico en tierras aptas para el cultivo que desafortunadamente están distribuidas entre grandes propietarios que dedican sus esfuerzos a la ganadería, un negocio lucrativo solo para quien posee las tierras, ya que en términos ecológicos y sociales afecta a una inmensa población quitándole la opción no solo de obtener mayores beneficios del suelo sino que limita la capacidad de crear empleos para miles de campesinos.
Está visto que las políticas para frenar el desplazamiento con el estandarte de la política de seguridad democrática se han quedado cortas frente a la gran cantidad de personas que cada día llegan a las distintas capitales en busca de una oportunidad para empezar de nuevo. Seres humanos, con sueños iguales a los de cualquiera que ven limitado ese sueño a un semáforo, ante la mirada impotente de otros tantos que simplemente nos conformamos con ver y no obrar.
Desde esta patria que adoro espero que por cada voz que fue apagada por el hambre haya una que reclame el derecho a ser, vivir, trabajar y alimentarse de esta tierra de todos.