Lo que tenemos que leer a diario si que nos impacta de una forma tal que nos vamos para atrás y totearnos de la risa.

Asaltar un banco es propio de los ladrones profesionales. No todos los que intentan hacerlo tienen éxito y quedan sueltos en la calle. Los que lo han logrado se han dedicado a su trabajo (no apoyo éste acto ok?) de una manera precisa. Lo que menos dejan al descubierto es su identidad.

Pues bueno, me encontré una nota muy cómica por cierto. Cosas que no pasarán jamás en nuestro tercer mundo y mucho menos en Chibchombia, donde la malicia chibcha reina.

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Jarell Arnold, de 34 años, ingresó a un banco en Anchorage, Alaska, y pidió consultar su saldo. Para ello le dio a la cajera su número de cuenta y su identificación (con foto y todo). Luego de realizar estos trámites el hombre le entregó a la empleada un papelito que decía "Tengo un arma. Deme todo el dinero."

El hombre salió del banco con unos 700 dólares. Pero cuando resultó que la identificación y el número de cuenta eran genuinos el agente Steven Payne no tuvo más que localizarlo y ponerlo bajo custodia.

Como si tanta obviedad fuera poca, resultó que el mismo Payne ya lo había arrestado por asalto a un banco en 2004.

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De verdad que ningún latino haría esto. En Chibchombia, el oportunimso, el acto repentino y la identidad oculta, son los factores a tener en cuenta en cuanto a dicho asalto.

Además tirarse la vida por 700 dólares. O sea. entrar a un banco a sacar 700 dólares y de paso dejar su identidad al descubierto.

Creo que hay un fin más allá de robar el banco. Tal como dice la noticia, el muchacho ya había sido arrestado en el 2004. Curiosamente lo atrapó el mismo oficial que lo detuvo aquella vez.

¿Será que el arrestado quedó gustando del oficial?, ¿Quiere volver a la cárcel por la comida y el trabajo 'gratis'?, ¿Será que el trato en los centros penintenciarios de Alaska son muy cómodos y amigables que la misma ciudad?, ¿Estaba aburrido en la aburrida Alaska?... sólo Arnold sabía lo que quería. De pensar en mis ideas se me erizan los cabellos a mí mismo.

Creo que la vida fuera de estos países del tercer mundo donde vivimos nosotros, se torna demasiado aburrida, ya que la falta de problemas quita ese picantico que nos levanta todos los días. Me quedaré por siempre en mi tercer mundo y en mi Chibchombia.