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O una carrera de vivos, porque para que haya vivos tiene que haber muchos tontos. Pero en el título hemos puesto carrera de tontos porque los tontos son los que quedan en el camino como un jugador compulsivo que siempre pierde, pero sigue apostando
No significa que si el peso argentino cayó 10, 000 veces frente al dólar, nosotros, los argentinos, seamos diez mil veces más pobres. Seguimos siendo el mismo pobre, pero nos roban el futuro, por ejemplo: la casa que podríamos comprar con nuestros esfuerzos, el auto, la empresa, la carrera para nuestros hijos y así podríamos poner innumerables ejemplos.
Una crisis económica es como el agua, cuando llueve torrencialmente y se inunda todo, luego esta busca su nivel, lo que queda es la consecuencia que ha dejado ese torrente descontrolado. Así sucede con la inflación en economía durante una crisis, se lleva todo puesto y sobreviven los que están en posiciones más elevadas y que tienen condiciones económicas para sobrellevar dicha situación.
Las personas quedan dañadas y con pérdidas, probablemente al poco tiempo puedan sobreponerse nuevamente y volver a recuperar parte o todo de lo perdido. Sin embargo, lo que jamás podrán recuperar es el futuro al cual apostaban. En medio de esa situación se produce un bache que en economía se puede calcular en dinero. Pero alguien se benefició de esa pérdida en masa, porque son millones los que sufrieron grandes pérdidas de sus esfuerzos. ¿Y donde están? En educación el alumno tiene que repetir el año pero nadie se beneficia, lo mismo que en una catástrofe o terremoto. Pero en economía hay beneficiarios.
Hubo esfuerzo, trabajo, sacrificio pero ¿Donde quedó todo eso? En un casino hay muchos perdedores y algunos que se llevan esas ganancias. ¿Pero donde en el caso de un país en crisis? Podríamos nombrar algunos, por ejemplo políticos, banqueros, empresarios, capitalistas etc, pero sería una cosa muy obvia, caeríamos en un simplismo que no conduce a nada y es sólo repetir lo que se dice todo el tiempo.
Habría que pensar en algo más inteligente, porque tampoco podemos decir que los buitres están acechando y promoviendo una crisis para lanzarse sobre los despojos. En realidad la crisis se produce desde adentro hacia fuera, desde maniobras políticas y económicas mal ejecutadas que las rapiñas aprovechan.
Existe un esfuerzo argentino, o mejor dicho del pueblo argentino, que la política económica no sabe aprovechar para el bien de los propios argentinos y se los llevan otros. Hay un entramado, una especie de tapón que impide que el trabajador se beneficie de sus logros porque no existe una coordinación, un trabajo bien ejecutado de principio a fin. El político trabaja por su cuenta y no en conjunto con el empresario que es el responsable de generar riquezas. Los gremios se convierten en parásitos de la producción. Es como una orquesta desafinada, porque el uno se mete en el rol del otro, el violinista pretende tocar el piano y el del saxofón la guitarra. El político que sólo esta para administrar y crear pautas para mejorar la economía como quién construye una ruta para que circule el transporte, lo que hace es meterse y manejar al productor, controlar al empresario y más aún, el político y el gremialista se olvidan de sus roles y pretenden ser ellos mismos los empresarios y quienes se enriquecen a costa del trabajador.
La política se entremete tanto en el trabajo particular que pretende quitar los huevos antes que la gallina se sienta en el nido, produce un ahogo al sistema productivo que no permite el enriquecimiento tanto de las empresas como de los trabajadores, no se abren los mercados y todo se resume a un circulo vicioso donde todos se pelean por los pocos porotos que deja la producción. La política trata de sacar ventaja de todo, cualquier avance lo transforman en campaña política, todo lo que se mueve pasa por la política y esto es un gran atraso porque la burocracia sale muy cara y, en resumen todo recae sobre los más desprotegidos quienes sucumben en la misma pobreza que los malos gobiernos se jactan de estar rescatándolos.
Carlos Polleé