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Fiscal Antonio Luis González Muchos son los casos llevados por la Fiscalía General de la Nación, en los que la impunidad y la injusticia son las "reinas" de un imperio mafioso, cada vez más deslegitimado, ante la opinión pública de un país donde la violación a los derechos humanos es el pan de cada día, y el miedo a ser pobre en manos de la justicia, es peor que ser secuestrado o desaparecido por cualquier movimiento ilegal en la nación.
Desde que ando metido en este cuento que no es nuevo para mí, jamás había visto que se relevara de un caso a un fiscal que estuviese a punto de descubrir la verdad, como ocurrió en este caso con el fiscal Antonio Luis González, en un momento clave donde se iban a esclarecer muchas dudas sobre este crimen, que antes del fiscal Antonio Luis González, lo estaban llevando como un proceso de suicidio y no de homicidio, como realmente se ha comprobado en este caso, donde están procesadas dos niñitas de la alta sociedad colombiana por el presunto encubrimiento de los asesinos del estudiante Luis Andrés Colmenares.
Hasta cuándo los colombianos vamos a despertar ante las nefastas decisiones del segundo cargo más importante de la nación, pionero indiscutible de la ola de violencia que baña de sangre inocente, a toda la geografía nacional.
Cuando no hay justicia, la que reina es la injusticia, y es la injusticia la que lleva a más colombianos a la desobediencia civil, y a tomarse la justicia por sus propias manos.
Cuando los colombianos creíamos que en manos de Vivianne Morales, iba a existir una forma más creíble de administrar justicia, precisamente para complacer al ex presidente Álvaro Uribe Vélez, se dieron cuenta del "acto ilegal" con que fue elegida la fiscal, solo para que el nuevo gerente del ente acusador, garantizara un proceso impune en los casos que se llevan contra las ratas ex funcionarias de la administración uribista. Y no fue mentira, la primera acción de esa fiscalía interina, fue revocar la orden de captura contra Luis Carlos Restrepo.
No sé por qué será que me da mala espina el relevo del fiscal González en el caso de Luis Andrés Colmenares, el abogado de esas niñitas irresponsables de la alta sociedad colombiana, es precisamente el abogado que defiende a Álvaro Uribe Vélez, a sus ex funcionarios y a la mayoría de los corruptos de este país, y precisamente el hoy Fiscal General de la Nación, es de las riendas afectas del ex presidente colombiano.
Ahí es donde yo quisiera ver a la rama judicial y a su sindicato, llamando a protestar por estos abusos de poder que se dan al interior de la fiscalía, no es invitar a la población a protestar cuando les amenazan sus ingresos salariales a través de una Reforma Judicial, sino para reconciliarse con una nación que cada día cree menos en la administración de justicia.
Salvadas por una nariz Colombia será testigo del resultado impune a donde finalmente va a aterrizar la investigación del crimen de Luis Andrés Colmenares, y es obvio que los defensores de las nenas hoy procesadas, hayan celebrado la decisión de la fiscalía, porque son precisamente ellos a quienes les conviene demostrar que sus clientes son inocentes, y esas garantías no se las brindaba un fiscal estudioso del derecho, honesto e investigador como lo conozco desde el año 88 cuando era secretario de juzgado en mi tierra natal, y me refiero a Antonio Luis González.
Es natural que los padres del estudiante asesinado muestren su preocupación ante esta sorpresiva decisión tomada por el Fiscal Montealegre. Es natural que el corazón de madre del estudiante asesinado, hoy no le permita retirarse de la Fiscalía General de la Nación, hasta tanto el Fiscal Eduardo Montealegre, no le dé una explicación seria del por qué ese sorpresivo relevo, y de hasta cuándo será dilatado el proceso que no vaya a ser y termine con una absolución por vencimiento de términos, etapa final en la que terminan todos los procesos donde los adinerados son los investigados.
No son solo los padres de la víctima únicamente los que reconocen que con el fiscal González, el caso Colmenares despejó muchas cortinas de humo, sino también una amplia población colombiana que vio plasmada en sus actuaciones, el accionar legítimo de la justicia, justicia que hoy seguramente tendrá que apagar la luz, ante la ausencia de una nariz que implique a las jóvenes procesadas.
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