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Turismo irán
La mala reputación sostenida en años de conflictos políticos y problemas sociales parece ejercer un mayor peso que la inconmensurable riqueza con la que Irán cuenta a nivel histórico, arquitectónico, gastronómico y cultural en general. Lo cierto es que, desde el pasado 3 de agosto, cuando Hasán Rouhaní asumiera como presidente, la situación turística ha evidenciado una marcada mejoría. Y es la intención de este nuevo gobierno que el crecimiento siga su curso: consideran que una apertura al mundo puede ser la llave de nuevas relaciones con otras naciones y promover comprensión mutua, algo verdaderamente indispensable en la realidad que se vive al día de hoy.
La primera medida de Rouhaní, quien tiene muy claro lo importante que es brindar facilidades y comodidades en ese sentido, fue distender el asunto relativo a los visados, posibilitando que muchos viajeros ingresen a la República Islámica con una visa emitida en el momento de la llegada. Por supuesto que esta opción no está disponible para turistas de cualquier nacionalidad. En principio, Teherán, la capital iraní, pretende excluir de la resolución a diez países, entre los que figuran Estados Unidos y el Reino Unido.
Las estadísticas demuestran que las decisiones de la nueva Presidencia están surtiendo efecto, ya que las llegadas se han incrementado aproximadamente en un 20% desde agosto de 2013 a la fecha. Esto no debiera sorprender si se tomaran en cuenta los vastos atractivos que se encuentran dispersados por el territorio iraní. Algunos ejemplos: la Mezquita del Shah, las Ruinas de Persépolis, el Bazar de Tabriz y el Santuario de Tajt-e Soleimán, entre otros, además de capillas, catedrales, monasterios, palacios, jardines y plazas realmente impresionantes.
Con tanta belleza y fortuna, suenan escasos los cuatro millones de turistas que Irán recibe anualmente, es por ello que Rouhaní trabaja al respecto, labor que ya está dando sus frutos. Se trata de un país ideal para quienes prefieren evitar los sitios muy populares y las grandes aglomeraciones de gente. También merecen una mención los lugareños, habitualmente amables, sonrientes y solidarios.
En la actualidad, casi la mitad de los viajeros que llegan a Irán son iraquíes y lo hacen mayoritariamente por cuestiones de salud y religión, concretamente para visitar el Santuario de Inam Reza. Esa situación está cambiando de a poco y el desarrollo turístico en la escala global seguramente permitirá que este encantador estado asiático comience a llevar adelante una recuperación económica que es muy necesaria desde hace tiempo.