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A pesar del mandato del parlamento británico para o bien lograr una salida negociada de la UE o solicitar una prórroga, Boris Johnson no ceja en su empeño de lograr un BREXIT duro, para lo cual no ha dudado en forzar la mano al legislativo
El Boris Johnson más levantisco no ceja en su empeño de que el Reino Unido salga de la Unión Europea, además de un modo abrupto, el próximo 31 de octubre.
La manera, retorcida, que ha tenido el que fuera alcalde de Londres para forzar el cierre de las cámaras es aprovechar que el speaker (equivalente al presidente del congreso en el sistema legislativo español) abandona el puesto, para intentar tomar el control de los comunes.
Una dimisión en protesta por la salida de la UE
Jon Bercow ha dejado, en los años en los que ha sido speaker, abundantes muestras de hasta que extremos se puede llevar la ironía británica, y deja su puesto por su posición contraria a que Gran Bretaña abandone la UE.
Europeísta convencido, ha sido con su complicidad, como los diputados eurófilos han logrado forzar la mano al ejecutivo de Johnson y conseguir que los comunes propicien una resolución que obliga al ejecutivo a buscar una solución negociada con la UE.
En caso de que no haya acuerdo entre Londres y Bruselas, el mandato de la cámara a solicitar a Ursula von der Leyen una prórroga de tres meses para facilitar una salida ordenada.
Una jaula de grillos
De convulsas podemos calificar las últimas sesiones del parlamento de Westminster, y una vez más gracias a Bercow, se ha podido orillar el cierre del parlamento.
La argucia ha consistido en que el speaker ha permitido que se debatan dos mociones; el debate va a poner «palos en las ruedas» al designio de Johnson de cerrar el parlamento por cinco semanas.
En la primera de las mociones, presentado por un parlamentario conservador «díscolo», Dominic Grieve, se exige al gobierno toda la documentación que sustentaría su decisión de cerrar las cámaras – comunes y lores – de representación.
La petición de este diputado por la demarcación electoral de Beaconsfield proviene, según su propia explicación, que algunos altos funcionarios del 10 de Downing Street le habrían informado de procedimientos casi ilegales.
Por su parte, la otra moción, presentada por el líder laborista, Jeremy Corbin, pretende que se evalúe la legalidad, o no, del cierre de Westminster.
Defensa siciliana
En un movimiento que muchos analistas políticos ya habían advertido que se podría producir, el gobierno británico presentó una moción para lograr un adelanto electoral.
La oposición ya había dejado claro que no apoyaría el volver a llamar a las urnas a los británicos, y logró «tumbar» la propuesta.
En la votación, la moción fue apoyada por 234 diputados, rechazada por 34 y el resto hasta 434 se abstuvieron.
No se llegó, por tanto, al número necesario de parlamentarios – se necesitaban dos tercios de la cámara, esto es, 280 curules – para que la propuesta fuese aceptada.
Un auténtico sudoku
A pesar de los intentos de diputados tories eurófilos y la oposición, la realidad es que las sesiones en el parlamento no se reanudarán hasta el 14 de octubre, y las «mesnadas» parlamentarias de Jonhson «velan armas» para salir de la UE.
En la primera de las mociones, presentado por un parlamentario conservador «díscolo», Dominic Grieve, se exige al gobierno toda la documentación que sustentaría su decisión de cerrar las cámaras
Aunque, con la situación actual – Johnson bloqueado por la oposición y cerrado el parlamento – nadie sabe a ciencia cierta cuál será el ardid que utilizará el premier conservador para lograr la salida de la UE el 31 de octubre.
Conviene recordar en este punto que el 10 de Downing Street tiene un mandato del parlamento para o bien salir de la UE con acuerdo o solicitar una prórroga a Bruselas para una salida ordenada.
Uno de los órganos de expresión de los eurófobos británicos, el rotativo The Daily Telegraph aventura la posibilidad de que haya una manera de «puentear» al parlamento.
Esa manera sería que al mismo tiempo que se solicita una prórroga para la salida, se envíe a la Comisión Europea una carta en donde el ejecutivo británico se muestra contrario a esa posibilidad de aplazar la salida.
Los eurófobos se revuelven
A pesar de que el gobierno británico está mandatado por el parlamento, en unos términos que no convienen a las «huestes» euroescépticas, las mismas se resisten a tener que transigir con una desanexión pactada y siguen «explorando» posibilidades.
Una de las opciones que le quedan a Johnson es «calentar la calle», esto es, crear un estado de opinión pública que le permita «romper la baraja» y confrontar la calle contra el establishment político; populismo puro.
El peligro viene de la derecha
Es otro de los peligros, y no menor, que debería de conjurar el partido tory, ya que, en el escenario de unas nuevas elecciones, una vez superada la prórroga, se encontraría con un «caladero» electoral desmovilizado y desencantado.
Y el peligro, cierto, de naufragar electoralmente vendría de un partido que se encuentra a la derecha del partido conservador británico, que no es otro que el Partido de BREXIT, del inefable Nigel Farage.
Los últimos estudios demoscópicos informan de que la intención de voto al Partido del BREXIT se ha duplicado en los últimos meses, y que llega ya al 18%.
Reyes Maroto: “España está preparada”
Y mientras en la pérfida Albión el horizonte político amenaza tormenta, en le resto de Europa, España incluida, hacen acopio de gabardinas y paraguas.
En lo que respecta a nuestro país, Reyes Maroto, la ministra en funciones de Industria, Comercio y Turismo, ha pedido que no cunda el pánico.
Según la ministra el gobierno en funciones tiene respuesta para cualquiera de los escenarios posibles, incluido el de un BREXIT duro.
En las últimas jornadas, las altas magistraturas del Estado se multiplican en reuniones con representantes de los sectores económicos que más expuestos están a que el Reino Unido abandone el club comunitario.
Al mismo tiempo, y aunque desde la cúspide del gobierno británico se pretende un BREXIT «a las bravas», existe un enlace permanente entre autoridades españolas y británicas para que el «trago» sea lo menos traumático posible.
El Boris Johnson más levantisco no ceja en su empeño de que el Reino Unido salga de la Unión Europea, además de un modo abrupto, el próximo 31 de octubre
Fuente - EL PAÍS / John Bercow en Wikipedia / Westminster en Wikipedia / Dominic Grieve en Wikipedia / EL MUNDO