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Desde la Revolución francesa, los intentos por construir una sociedad fraternal, solidaria e igualitaria, han sido muchos y muy variados. La revolución proletaria rusa y sus diversas imitaciones, han sido liquidadas por sus dirigentes, cuando no han fracasado estrepitosamente
Quienes más han contribuido al fracaso de esos intentos, han sido obviamente los enemigos del progreso y las clases dominantes confabuladas contra los pueblos que han emprendido su emancipación.
Pero en muchos casos, este fracaso también se ha debido a los graves errores de los dirigentes que encarnan esos fracasados intentos emancipadores, al no acertar con el camino adecuado.
Alexis Tsipras, está siendo el mejor ejemplo de ello, seguido muy de cerca por sus afines españoles.
Los errores son siempre los mismos, la falta de un proyecto serio que no reproduzca los errores anteriores, la ausencia de un partido capaz de dirigir y garantizar la continuidad del proceso y la equívoca transversalidad como superación de la lucha de clases.
Después del último fracaso del pretendido Socialismo del Siglo XXI, encarnado en la figura del desaparecido Hugo Chávez, sus padres reniegan de su paternidad, a pesar de las frecuentes visitas y halagos al finado caudillo bolivariano.
El callejón sin salida en el que se encuentran los dirigentes de Podemos, en España, les augura un estancamiento, cuando no un retroceso en sus expectativas electorales, a causa de sus ambigüedades y la persistencia en el "transversalismo".
Estos "terceristas" que se anuncian como neosocialistas o superadores de las viejas etiquetas de izquierda y derecha, no son otra cosa que charlatanes de feria a la caza de votos, o lo que es peor, neopolíticos a la procura de un ascenso rápido e inmediato al Poder, en busca de la fama y la gloria eterna.
El marxismo sigue siendo una buena guía para la acción política
Nada ha superado a la lucha de clases, los trabajadores, los marginados, los desvalidos… siguen teniendo sus vidas en manos de una minoría cada vez más rica y cada día más poderosa.
Y esa minoría no conoce fronteras nacionales, no distingue idiomas, no sabe nada de culturas y no respeta las decisiones de los pueblos soberanos.
Cada clase aguanta su vela, defiende sus privilegios y lucha por ampliarlos a cuenta de las clases más débiles.
Cada partido representa a una clase y defiende sus intereses, mientras por el camino aparecen aquellos que van en busca de "lo suyo" produciendo el desconcierto generalizado.
Esta reflexión es válida para todos los tiempos vividos a lo largo de la historia y se repite de forma constante, por ser parte consustancial al ser humano.
Lo que no parece de recibo, es que las nuevas generaciones, presumiblemente "mejor formadas" que las anteriores y peor tratadas que ellas, opten por proyectos de corto recorrido y abocados al fracaso estrepitoso.
Siempre hay una salida, hay que releer la historia y aprender de sus errores, pero por supuesto, hay que leer y saber leer, no vale aprenderse de memoria el texto para aprobar el examen de carrerilla (ver diccionario, por favor), para llegar antes a la meta.
@ordosgonzalo
gonzalo álvarez-lago garcía-teixeiro