¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Manuel Vives escriba una noticia?
Pero más relevante era ser tentado por un grupo guerrillero, al pasar, la gente pensaba que eras un adalid de la justicia. Es que figuras como las del flaco Bateman, Navarro, Pizarro, Pepin Antequera, Tirofijo, el cura Pérez, Reyes, Camilo, el comandante cero, eran idealizadas.
Los años setenta fueron el “boom” de la guerrilla colombiana, reinado que duró hasta principio de los noventa. Eventos como el robo de la espada de Bolívar; el hurto a camiones repartidores de leche para luego entregar la carga entre los pobres; el asesinato de José Raquel Mercado, líder sindical que vendió el movimiento obrero; la unión a los insurgentes y posterior muerte del cura Camilo Torres, icono de la izquierda colombiana; las una y mil posibles muertes de Tirofijo, que hacía crecer su mito, le dejaba un halo de superhéroe. Muchos seguimos paso a paso episodios como el de la embajada de República Dominicana, ó el secuestro de los magistrados de la Corte Suprema donde el ejército acabó con unos y otros. Robos de armas, secuestro de aviones, enfrentamientos colosales nos retrotraían a la revolución cubana, un pueblo cansado de la corrupción, de la opresión en apoyo de unos hombres valientes.
Tuve la fortuna de terminar mi bachillerato en una institución pública, dónde ser dirigente estudiantil te daba buen nombre, que un grupo izquierda colocara su ojo en ti, generaba respeto, porque allí entraban personas con talante. Era todo muy idealista, contrario a las juventudes conservadoras y liberales que estaban tras el vil dinero que les asignaban nacionalmente. Pero más relevante era ser tentado por un grupo guerrillero, al pasar, la gente pensaba que eras un adalid de la justicia. Es que figuras como las del flaco Bateman, Navarro, Pizarro, Pepin Antequera, Tirofijo, el cura Pérez, Reyes, Camilo, el comandante cero, eran idealizadas.
El narcotráfico irrumpió en los 70, en la costa Atlántica colombiana tuvo su epicentro, era la marihuana la droga de moda, de manera extraoficial y sin poderse comprobar se dice que una segunda campaña presidencia de Alfonso López Michelsen fue financiada con los denominados “dineros calientes”. La característica primordial de estos hombres era su pobreza y falta de educación por lo que se dio inicio a un nuevo estrato el de los emergentes. Empezaron a verse grandes extravagancias, carros importados de valor inmenso, fiestas interminables con las mejores agrupaciones nacionales e internacionales (allí se empezó a divulgar el vallenato), la finca raíz tuvo su máximo esplendor, el oro se veía en los dorsos de los narcos; pero de igual forma la violencia se disparó, muertos por cualquier motivo eran a diario. En esta primera parte los narcotraficantes no guardaban dinero ni invertían, guardaban el dinero en caletas y preferían las suntuosidades. El gran error fue el maltrato a sus socios, los gringos, se escuchan muchas historias de engaños y tetras, por eso ellos decidieron trasladar el negocio a la Florida.
La revolución, el sueño de una patria distinta quedó atrás, como decía Rasguño (famoso narcotraficante), “aquí no se puede parar, del negocio depende un estilo de vida y mucha gente”
A finales de los ochenta la marihuana dejó de ser negocio y la coca la suplió, era mejor pero requería una mayor inversión inicial, esta vez las cosas se dieron en otras divisiones así: Antioquia (cartel de Medellín), Occidente (cartel de Cali) y Costa Norte (cartel de la Costa), entraron personas que se dejaron dirigir de grandes profesionales quienes le recomendaron que la mejor manera de trabajar, era limpiando el dinero con negocios lícitos. Así la misma sociedad colombiana fue absorbida y se hacía difícil desligar lo bueno de lo malo. Por primera vez ante la presión de los estados Unidos crearon un proyecto político que alcanzó grandes proporciones para evitar la extradición, incluso, Carlos Leder, uno de los grandes narcos, ofreció junto a sus socios pagar la deuda externa.
El ascenso del nuevo negocio fue tan grande que empezó a reproducirse a otros sitio que eran manejados por la guerrilla y hubo los primeros enfrentamientos, el más conocido cuan el extinto M-19 secuestró a Martha Nieves Ochoa cuya familia pertenecía a los al cartel de Medellín, así nacieron los PEPES que asesinaron, entregaron y persiguieron guerrilleros. Fue tal la presión que liberaron a la mujer. Después del proceso de paz con el M-19 y el EPL, las FARC y el ELN cubrieron las regiones dejadas por éstos, algunos que no creyeron en el proceso volvieron a la lucha armada a través de los grupos mencionados. Proliferaron los choques entre narcos y subversivos hasta que llegaron a un acuerdo, los primeros daban un porcentaje del negocio y los segundos brindaban seguridad. Con el tiempo a la guerrilla le pareció poca la ganancia, montaron sus propios laboratorios en zonas de poca accesibilidad para el ejército, crearon rutas y desplazaron a los carteles de una gran porción, esto dio inicio en parte a los primeros grupos paramilitares. Muchos militares corruptos crearon ejércitos privados y trabajaban para los mafiosos.
La revolución, el sueño de una patria distinta quedó atrás, como decía Rasguño (famoso narcotraficante), “aquí no se puede parar, del negocio depende un estilo de vida y mucha gente”. Esa es una de las grandes razones por las que la paz está distante en Colombia, nuestra guerrilla perdió los ideales en el camino y hacer parte de ella es sinónimo de narcotráfico y pillaje, desaparecieron por completo los ideales.
El narcotráfico irrumpió en los 70, en la costa Atlántica colombiana tuvo su epicentro, era la marihuana la droga de moda