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Con el paso de los años, con el vivir de las experiencias, con el madurar de la mente, con los años sea, tal vez, que veo cada vez más lejos la Navidad aunque deba encontrarme sin remedio sumergido en su núcleo año tras año
Ya a finales de noviembre comienzan la mayoría de campañas por televisión, radio e internet que, sin pretenderlo, te obligan a meterse de lleno en la Navidad. Por los hijos, los nietos, los abuelos para los que siempre ha sido una fecha de celebración, incluso para los que dirán.
La Navidad (en latín: nativitas, 'nacimiento' es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés. Esta solemnidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se celebra el 25 de diciembre en la Iglesia católica, la Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la mayoría de las Iglesias ortodoxas. En cambio, se festeja el 7 de enero en otras Iglesias ortodoxas como la Iglesia ortodoxa rusa o la Iglesia ortodoxa de Jerusalén, que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano para pasar al calendario conocido como gregoriano, nombre derivado de su reformador, el papa Gregorio XIII. La Navidad es una celebración que se remonta al siglo IV.
Los anglófonos el término Christmas, que significa 'misa (mass) de Cristo'. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa 'noche de bendición'. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
Existen varias teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, que surgen desde diversos modos de indagar, según algunos datos conocidos, en qué fecha habría nacido Jesús.
Ante esta base histórica, venimos celebrando la Navidad rodeada de deseos de paz, de felicidad para todos, de besos abrazos y amor, que dura lo que dura dura porque en enero la mayor parte de deseos, de paz y de amor a los demás quedan, generalmente, perdidos entre alguna uva que se nos atraganta en noche vieja, entre los números rojos de la libreta de la Caja o debajo de la mesa del lugar donde celebramos la llegada del nuevo año.
La filosofía del pensador Heidegger, cree que la evolución humana llevará a su fin la Navidad como hará desaparecer todas las festividades de carácter religioso. Dice que cuando la mente del ser humano sea madura, la sociedad será muy diferente. Entonces estos deseos de paz, de armonía, de amor serán una realidad sin que haya ninguna celebración que nos lo tenga que actualizar. Que sólo entonces la tolerancia, la justicia y equidad serán posibles. Pero también dice que para que esto sea posible es necesaria la evolución. Una evolución natural que desde las cavernas está depurando la esencia humana ya no sólo en los cambios físicos y evidentes sino en lo más importante que es el cerebro.
La Navidad rodeada de deseos de paz, de felicidad para todos, de besos abrazos y amor, que dura lo que dura dura
En una sociedad donde aún ser o no ser es la cuestión, donde la indiferencia de una gran mayoría hacia las evidencias nos siguen haciendo extremadamente imperfectos, es normal que sentimientos como la envidia, el orgullo o la vanidad, sean ley de vida en la calle e incluso en los propios hogares, si me apuras. Es normal que entre las paredes de tu casa critiques al vecino, al compañero de trabajo o la dependienta del horno por esto y por lo otro sin llegar primero a ponerte en su lugar unos minutos e intentar comprender el porqué de los porqués.
Heidegger, en su filosofía, opina que los cambios de las sociedades son lentos y que suelen conllevar revoluciones muchas de ellas profundas y sin que ello signifique en absoluto violencia o enfrentamientos bélicos. Todas las revoluciones comienzan en la mente y lo hacen ante las injusticias. Unas injusticias que suelen tener como común denominador el "ser o no ser", "tener o no tener" ....
Por tanto, y entendiendo que seguimos sumergidos en la evolución humana que desde las cavernas lleva al ser humano a su perfección, yo me pregunto: ¿en qué punto está la Navidad dentro de esta evolución? ¿En qué punto está para los ateos? ¿Cómo deberíamos celebrar la Navidad los ateos? ¿Debemos celebrarla? ¿De qué manera y en conmemoración a que? Por cierto .. ¿cómo se lo explico a mi hija? ¿A mis nietos? Porque ocultar a toda la familia en un cuarto oscuro hasta que esto ocurra no es solución factible ... ¿no?
Fíjate que ninguna filosofía habla de eso. Ninguno da soluciones al ahora que se puedan cumplir al pie de la letra por ello, por la otra, por el de más allá o por el qué dirán. Ninguno nos explica cómo afrontar todos estos detalles humanos que debemos compartir todos los días y donde la mayoría suelen ser distantes, de miradas por encima del hombro con cierta prepotencia todavía, y carentes de pruebas más allá de las palabras. Ninguno nos explica porque el malo siempre es el otro, el que sabe eres tú y lo que yo hago me gusta más que lo tuyo. Ninguno nos propone formas que puedan mejorar este hoy que es lo que vivimos de forma común para que todos seamos realmente libres, realmente independientes en nuestras maneras de hacer, de pensar, opinar, vivir, celebrar y que ello no suponga automáticamente sentimientos encontrados en todos aquellos cerebros que por una razón u otra siguen encerrados en que lo bueno es lo suyo y ellos sí que saben, todo y los millones y millones de años de evolución.
En fin, tomando este escrito como un pensamiento claramente cargado de posibles errores a la hora de exponer las ideas y sin ningún ánimo de dar lecciones, me tomo la libertad de decir que cada uno sea cada uno y que tanto las de Navidad como las de San Quintín, que cada uno las celebre como más feliz le haga. lejos de movimientos religiosos si quiere, o eso sí esto no. Yo lo llevo haciendo desde hace unos siete años y funciona, al menos para mí, porque por fin he aprendido a que el Me Gusta de los demás no importe más que el mio propio. Feliz celebración!!!